Argentina ante su oportunidad minera decisiva

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El informe de BBVA Research proyecta que Argentina podría quintuplicar sus exportaciones mineras y superar los u$s25.000 millones anuales hacia 2033 si mantiene estabilidad macro y regulatoria.
  • El litio impulsa el crecimiento de corto plazo y el cobre aparece como la gran oportunidad de la próxima década, con inversiones estimadas en u$s35.000 millones.
  • La minería hoy pesa menos del 1% del PBI, pero el país posee una de las carteras de proyectos más relevantes del mundo.
  • Para convertirse en el tercer complejo exportador hacia 2035, el sector requiere infraestructura, seguridad jurídica y procesos ambientales más ágiles.
  • La Ley de Glaciares no prohíbe la actividad, pero eleva estándares y costos, impulsando una minería más controlada y tecnológicamente avanzada.
  • El desafío clave es transformar recursos geológicos en inversiones concretas mediante reglas claras, coordinación federal y desarrollo de proveedores locales.

La minería argentina vuelve a ubicarse en el centro del debate estratégico a partir del último Informe de Situación elaborado por BBVA Research, que sostiene que el país encara una oportunidad histórica: si se concreta la actual cartera de proyectos y se sostiene un entorno macroeconómico y regulatorio estable, las exportaciones del sector podrían multiplicarse por cinco y superar los u$s25.000 millones anuales hacia 2032/2033. No se trata solo de un cálculo optimista: es un diagnóstico basado en la combinación de recursos geológicos de escala global y un contexto internacional dominado por la transición energética, que multiplica la demanda de litio y cobre.

El documento parte de un dato que suele pasar desapercibido: la minería representa hoy menos del 1% del PBI y no llega al 6% de las exportaciones totales. Sin embargo, la Argentina posee “una de las carteras de proyectos más relevantes del mundo”, desde salares de litio de alta productividad hasta extensas reservas cupríferas comparables con las de los principales distritos andinos. A corto plazo, el litio ya funciona como motor de expansión: BBVA proyecta que el país podría abastecer hasta 20% de la oferta global hacia 2033, en un contexto donde este mineral representó alrededor del 14% de las exportaciones mineras de 2024. El salto mayor, no obstante, llegaría con el cobre: si se materializan los grandes proyectos en carpeta, las ventas externas podrían superar los u$s11.000 millones anuales dentro de una década.

Ese horizonte requiere inversiones de magnitud extraordinaria. Solo los principales desarrollos cupríferos –entre ellos Los Azules, Taca Taca, El Pachón y el clúster Vicuña– implican desembolsos acumulados cercanos a u$s35.000 millones, muchos de ellos compatibles con el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). La escala financiera se suma a desafíos más profundos: infraestructura vial y energética apta para operar en altura, capacidad logística, estabilidad normativa y tiempos de tramitación acordes a proyectos que se planifican a 30 o 40 años.

El informe subraya que, con condiciones estables, la minería podría convertirse en el tercer complejo exportador del país hacia 2035, un escalón que la colocaría a la par de la agroindustria y el sector hidrocarburífero. Pero para que ese pronóstico se cumpla es indispensable resolver dos cuellos de botella: la gobernanza ambiental –principalmente, la dinámica de permisos y evaluaciones– y el desarrollo de infraestructura clave para la Cordillera.

En el plano geológico, la Argentina cuenta con activos de talla mundial: yacimientos auríferos y argentíferos de trayectoria en San Juan, Santa Cruz y Salta; una plataforma cuprífera con recursos por decenas de millones de toneladas; y una porción sustantiva de los salares de litio más competitivos del planeta. La ubicación en el Cinturón Andino y la coexistencia de múltiples minerales estratégicos han reforzado la percepción internacional de que el país podría convertirse en un proveedor central para la transición energética global.

Un punto que el estudio aborda con especial detalle es la Ley de Glaciares. Lejos de prohibir la actividad minera, la normativa delimita áreas de exclusión y obliga a estudios ambientales rigurosos para garantizar la protección de glaciares y zonas periglaciares. Para la industria, esto implicó más tiempo y mayores costos; para los organismos ambientales, significó un estándar más exigente y la incorporación de tecnologías de monitoreo permanente. El equilibrio, aunque complejo, ha derivado en prácticas más transparentes y un discurso productivo que incorpora criterios de sostenibilidad como condición de competitividad.

El desafío central, concluye el análisis, consiste en convertir recursos excepcionales en inversión real. Eso implica reglas previsibles, coordinación entre Nación y provincias, infraestructura energética y de transporte, incentivos fiscales estables y programas de formación que permitan desarrollar proveedores locales capaces de integrarse a cadenas de valor complejas. Los inversores, señala BBVA, observan especialmente la velocidad de los procesos administrativos y la claridad de los marcos provinciales, un punto donde persisten asimetrías que pueden retrasar decisiones millonarias.

El valor agregado aparece como otra dimensión clave. La minería moderna, incluso en proyectos extractivos, puede generar encadenamientos productivos significativos en regiones de baja densidad poblacional, siempre que existan políticas orientadas a la capacitación técnica, la diversificación de proveedores y la estabilidad impositiva.

El panorama trazado por BBVA combina ambición y advertencias. La Argentina tiene los recursos y la demanda global está en busca de fuentes nuevas y confiables. Pero la competencia por capitales es feroz y solo los países capaces de ofrecer marcos previsibles logran convertir promesas en minas operativas. Si se alinean políticas públicas, inversiones en infraestructura y mejoras institucionales, el país no solo podría quintuplicar sus exportaciones mineras, sino también transformar ese flujo de divisas en desarrollo regional sostenido y en un aporte consistente a la transición energética desde la región andina.

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