Los cambios que prepara Passerini

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El intendente de la Capital cordobesa, Daniel Passerini, podría reincorporarse esta semana a sus funciones en el Palacio 6 de Julio, tras recuperarse exitosamente de una prostatectomía radical a la que se sometió por la presencia de células tumorales malignas.

Su regreso será con nuevos cambios en el gabinete y otro achique en la orgánica municipal como parte del reordenamiento de la planta política, plan que pretende ejecutar entre noviembre y diciembre para encarar la segunda y última parte de su administración renovado.

Al ajuste de mayo pasado donde las secretarías se redujeron de 14 a 10 (el número de secretarios se mantendrá) y los cargos políticos a 388, se congelaron salarios de la planta política, entre otras medidas, ahora está previsto un nuevo esquema de reducción en los gastos de funcionamiento que incluye, entre otros puntos, cortar con los alquileres de inmuebles que se usan para actividad administrativa y que vienen de la gestión llaryorista (hoy son 70 aproximadamente). Se exceptuarán aquellos vinculados a los centros operativos, de salud y educativos.

La definición fue confirmada a Alfil por una alta fuente municipal quien aclaró que corresponde a una decisión tomada de manera exclusiva por el intendente, alejando las versiones que hablan de una posible intervención directa del gobierno de Martín Llaryora en la gestión municipal.

Desde el oficialismo capitalino sostienen que la experiencia de los funcionarios “heredados”, no resultó y que incluso, las áreas de las que se apartaron a los dirigentes llaryoristas hace unos meses, “están funcionando mucho mejor”. 
“Tener gente sin voluntad de ocupar ciertos cargos, no sirve. Porqué se repetiría una experiencia que no anduvo y hacer bajar gente de la Provincia a la función municipal; el intendente mostró autonomía y puso personas idóneas, esas áreas mejoraron considerablemente”, dijo una fuente calificada a Alfil. 

El intendente cree necesario oxigenar y dar un nuevo reimpulso a su administración tras dos primeros años complicados. “Estamos en un punto de inflexión en donde es necesario hace una nueva revisión, porque lo que se viene también será complejo”, agregó. 

La semana que pasó, el secretario de Administración Pública y Capital Humano, Sergio Lorenzatti, encabezó una reunión de gabinete monitoreada por el propio Passerini, donde se trazó un diagnóstico económico y financiero del municipio de cara al 2026, anticipando otro año complejo para las arcas municipales. El desafío, concluyeron internamente, es afrontar los compromisos económicos heredaros (de Ramón Mestre y Martín Llaryora), sin resentir los servicios.

Desde la gestión municipal asumen que el nuevo año de esfuerzos, esta vez, será acompañado con mayor presencia de la Provincia en la ciudad. Por lo bajo, defienden que hasta acá no se vio una decisión del gobierno cordobés de apuntalar con energía la capital cordobesa como “Schiaretti lo hizo con Llaryora”, y que algo cambiará en ese sentido.

En el cordobesismo, nadie imagina un proyecto reeleccionario de Llaryora dejando caer el principal distrito electoral de la provincia que, allá por el 2023, cambió la lógica de triunfo en el peronismo: la victoria de construyó desde la ciudad y no desde el interior como históricamente venía sucediendo. 

En ese sentido, apuestan a una armonización mayor de ambas gestiones, destacando el diálogo permanente que, aseguran, existe entre el intendente y el gobernador.

En ausencia de Passerini por la cirugía programada para apenas días después de la elección legislativa del pasado 26 de octubre, se multiplicaron los rumores que iban desde ubicarlo ya con un pie afuera del cargo Ejecutivo hasta otras que hablaban directamente de intervención del gobierno provincial en la administración municipal con el desembarco de algún (súper) funcionario de confianza del gobernador. “Nada de eso sucederá”, insistieron desde el municipio. En rigor de verdad, desde que asumió la intendencia, Passerini viene siendo blanco de distintas versiones políticas, muchas de las cuales, vale apuntarlo, surgen del propio seno oficialista.

La imposibilidad de ser reelecto y esa primera etapa de gobierno con funcionarios que no eran propios, condicionaron el frente interno en el inicio de su administración. Eso, sumado al pago de la deuda externa contraída por Mestre y dilatada por Llaryora, más los recortes nacionales en materia de subsidios, complejizaron aún más el panorama. No obstante, en el passerinismo se tienen fe y creen que, con el nuevo ordenamiento y ajuste interno que se viene, más una mayor presencia de la Provincia en la ciudad, la Capital repuntará. 

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

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