El “carry” vuelve al centro de la escena: señales de estabilización y dudas sobre el dólar

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Tras las elecciones, se reacomodaron los precios de activos y la brecha cambiaria se redujo, favoreciendo al carry trade.
  • El Tesoro y el BCRA coordinan políticas para administrar liquidez y sostener reservas.
  • Delphos destaca compresión de tasas y re-monetización; Inviu señala un rally post-electoral.
  • El régimen de bandas cambiarias genera dudas, pero mantiene atractivo para estrategias en pesos.
  • Se recomiendan bonos a tasa fija y duales; los CER ofrecen cobertura para perfiles prudentes.
  • La sostenibilidad del carry depende de la acumulación de reservas y la consistencia monetaria.

El escenario financiero argentino atraviesa una etapa de reacomodamiento tras las elecciones. La compresión de la brecha cambiaria, la suba de precios de activos y el giro hacia instrumentos en pesos con rendimientos reales positivos delinean un nuevo paisaje que el mercado observa con atención. En ese marco, el llamado carry trade —la estrategia de inversión que busca aprovechar las tasas en pesos frente a un tipo de cambio estable— recupera protagonismo, impulsado por un proceso de re-monetización y un régimen de bandas cambiarias que aún genera interrogantes sobre su durabilidad.

El Gobierno mantiene como ancla la política fiscal, mientras el Tesoro y el Banco Central coordinan esfuerzos para administrar la liquidez y fortalecer reservas. Sin embargo, la sostenibilidad del esquema depende de que esas señales converjan en una estrategia que inspire confianza y reduzca la volatilidad sobre el dólar. Los analistas coinciden en que el inversor enfrenta hoy un dilema central: cuánta de esta mejora es estructural y cuánta responde a un rebote transitorio.

Desde la consultora Delphos destacaron que la recomposición de la demanda de dinero y la inyección de pesos por parte del Tesoro comprimieron significativamente las tasas en moneda local, generando rendimientos en dólares competitivos para los activos en pesos. Ese fenómeno sostiene al carry incluso en escenarios de apreciación cambiaria. En su análisis, el atractivo se mantiene para estrategias con plazos superiores a un mes, combinando instrumentos duales y de tasa fija, mientras el mercado continúa escéptico sobre la permanencia del régimen de bandas.

El informe señala, además, que las medidas de liquidez —como la menor utilización de operaciones simultáneas y la flexibilización de encajes— facilitaron la re-monetización del sistema financiero, permitiendo que los bonos en pesos registren avances medidos en dólares que rivalizan con los títulos hard dollar. A la par, el bróker Inviu describió un “rally” post-electoral con subas de dos dígitos en bonos soberanos y ADRs, una brecha cambiaria comprimida y un tipo de cambio financiero próximo al oficial. Ese entorno, interpretan, combina factores locales (mayor representación legislativa del oficialismo) y externos (tasas globales más bajas y dólar débil) que favorecen a los emergentes.

Mirando hacia 2026, Inviu proyecta un frente cambiario más holgado gracias a una cosecha agrícola más robusta, un superávit energético sostenido y el eventual retorno de inversión extranjera directa. Bajo ese panorama, el carry en pesos se mantiene atractivo, siempre que la acumulación de reservas acompañe el proceso. No obstante, ambos equipos de análisis coinciden en que el verdadero sostén del dólar estará en la consistencia de la política monetaria y en la capacidad del Banco Central para comprar divisas sin desordenar la nominalidad.

El régimen de bandas cambiarias, en este sentido, aparece como la bisagra del programa. Para Delphos, su continuidad dependerá tanto del flujo de financiamiento como de la evolución de las reservas. Si el esquema se mantiene, los retornos esperados en pesos seguirían mostrando rentabilidad en dólares incluso en el techo de la banda. Pero si se erosiona la confianza o se demora la recomposición de reservas, el mercado podría exigir una corrección del tipo de cambio y poner a prueba la estrategia de tasas.

En cuanto a las recomendaciones tácticas, Delphos privilegia bonos a tasa fija en el tramo largo y duales en el medio, mientras Inviu sugiere una diversificación entre instrumentos CER, tasa fija y duales, con horizontes mayores a un mes. Para perfiles moderados, los bonos CER ofrecen rendimientos reales del 9-10%, mientras que los títulos de tasa fija resultan apropiados para quienes apuestan a una baja sostenida de tasas. En ambos casos, la administración de plazos y la gestión activa de liquidez aparecen como claves ante un escenario que podría volverse volátil.

El consenso general es que la estabilidad del carry depende de un delicado equilibrio entre disciplina fiscal, coordinación monetaria y recomposición de reservas. Si esos factores se consolidan, el dólar tenderá a estabilizarse y la renta en pesos ganará previsibilidad. Pero si las señales se desalinean, el riesgo de una corrección abrupta vuelve al centro del tablero. El desafío del Gobierno, en definitiva, es mantener ese fino hilo que separa la calma del sobresalto.

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