Argentina, entre los países con más margen para crecer sin inflación, según Goldman Sachs

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Goldman Sachs identificó a Argentina entre los países emergentes con mayor capacidad ociosa y margen para crecer sin generar inflación.
  • El informe “Mind the Gap, There’s Room to Grow” señala que la mayoría de las economías emergentes operan por debajo de su potencial.
  • En Argentina, la baja utilización de la capacidad instalada y la debilidad del empleo reflejan un output gap negativo.
  • La inflación local no responde a un exceso de demanda, sino a desequilibrios estructurales y falta de estabilidad fiscal.
  • A nivel regional, Brasil ya opera por encima de su potencial, mientras Colombia y Argentina mantienen margen de expansión.
  • El banco advierte que los países con capacidad ociosa pueden crecer sin presiones inflacionarias si mejoran sus condiciones macroeconómicas.

Un reciente informe de Goldman Sachs reabrió el debate sobre el potencial de crecimiento de las economías emergentes sin provocar presiones inflacionarias. Bajo el título “Mind the Gap, There’s Room to Grow”, el estudio concluye que la mayoría de los países de este grupo operan hoy por debajo de su capacidad productiva. En ese contexto, Argentina se destaca como una de las naciones con mayor “slack” o margen de expansión, junto con Sudáfrica, Corea del Sur y Tailandia.

La advertencia del banco de inversión apunta a un fenómeno que, aunque técnico, tiene implicancias políticas y sociales profundas: el llamado output gap, la diferencia entre el producto real y el potencial. En la mayoría de los emergentes —sostiene Goldman Sachs—, ese indicador continúa moderadamente negativo. En otras palabras, existe espacio para crecer sin acelerar la inflación, una posibilidad que contrasta con la situación de las economías desarrolladas, muchas de las cuales ya enfrentan límites de capacidad.

En el caso argentino, el informe señala que la economía opera por debajo de su potencial debido a una combinación de factores: la contracción del consumo interno, la caída de la inversión y un mercado laboral que aún no se recupera del todo. El uso limitado de la capacidad instalada, particularmente en la industria y en sectores exportadores, refuerza esta idea. Sin embargo, el diagnóstico no es solo una constatación del estancamiento: también plantea una oportunidad. Según Goldman Sachs, si se estabilizan las expectativas y mejora la demanda, Argentina podría crecer durante varios trimestres sin generar tensiones adicionales en los precios.

A nivel regional, el panorama es heterogéneo. Brasil aparece en el otro extremo: su economía ya opera por encima de su capacidad potencial, impulsada por un ciclo de crédito expansivo y un consumo robusto. En contraste, países como Colombia y Argentina aún muestran holgura en su estructura productiva. Esa diversidad explica, en parte, por qué las autoridades monetarias de la región enfrentan desafíos distintos: mientras Brasil debe vigilar posibles recalentamientos, otros gobiernos pueden sostener políticas menos restrictivas sin comprometer la estabilidad de precios.

El estudio también examina la situación de Asia, donde las diferencias son aún más marcadas. China y Corea del Sur exhiben un nivel de actividad inferior a su potencial, consecuencia de la desaceleración global y de una demanda interna contenida. Por el contrario, India y Filipinas muestran signos de sobrecalentamiento, reflejo de un dinamismo interno que podría presionar sus tasas de inflación en los próximos meses. En Europa del Este y África, el cuadro es igualmente dispar, con países como Polonia y Sudáfrica funcionando claramente por debajo de su capacidad.

En el caso argentino, el informe introduce una aclaración crucial. A diferencia de otros países, la inflación local no obedece a un exceso de demanda, sino a causas estructurales: desequilibrios fiscales persistentes, inestabilidad cambiaria y un sistema de precios que responde más a la incertidumbre que a la expansión económica. “La inflación no surge de un sobrecalentamiento, sino de la falta de anclajes macroeconómicos sólidos”, sintetiza el estudio.

Este matiz es relevante, porque sugiere que el país podría combinar recuperación y desinflación si logra encauzar su política fiscal y estabilizar las expectativas. En otras palabras, el freno no está en la capacidad productiva —que existe y es amplia— sino en los factores que impiden aprovecharla de manera sostenida.

La conclusión general del informe resulta, en términos comparativos, optimista. “La mayoría de los mercados emergentes tiene espacio para crecer sin generar nuevas tensiones inflacionarias”, sostiene Goldman Sachs. Para Argentina, esa lectura implica una doble lección: el país no está condenado al estancamiento, pero su desafío no es técnico sino político. Traducir el margen de expansión en crecimiento real exige previsibilidad, coordinación macroeconómica y una reducción gradual de los desequilibrios que hoy erosionan la confianza.

Mientras tanto, los analistas coinciden en que el 2026 será clave para determinar si la economía argentina logra aprovechar esa “ventana de oportunidad” o si, una vez más, el potencial productivo quedará atrapado entre la volatilidad cambiaria y la falta de acuerdos de largo plazo.

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