Optimismo cauteloso en el mercado: el dólar se estabiliza y el Gobierno gana tiempo para ajustar su estrategia

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El mercado financiero muestra señales de calma tras las elecciones, aunque persisten dudas sobre el esquema cambiario.
  • Inversores mantienen posiciones en dólares y buscan refugio en bonos y fondos dolarizados.
  • Luis Caputo evalúa acelerar el crawling band al 1,5% mensual y prepara un plan integral para acumular reservas.
  • El Tesoro de EE.UU. habría salido del mercado cambiario local, reduciendo presiones devaluatorias.
  • El carry trade reaparece, impulsado por la baja de tasas y la moderación inflacionaria.
  • El Gobierno gana tiempo, pero la confianza plena del mercado aún no está consolidada.

Tras semanas de tensión preelectoral, el mercado financiero argentino comienza a mostrar signos de distensión. La presión sobre el dólar se moderó, los bonos recuperan demanda y el Banco Central avanza en la normalización de tasas, en un contexto donde los operadores perciben mayor previsibilidad, aunque aún persisten dudas sobre la sostenibilidad del esquema cambiario. En la city, el clima es de “optimismo cauteloso”: las expectativas mejoraron, pero nadie desarma posiciones en dólares.

El tipo de cambio continúa operando cerca del techo de la banda, y el riesgo país se mantiene por encima de los 600 puntos básicos, una cifra que revela que el alivio no es todavía sinónimo de confianza plena. Sin embargo, la sensación predominante es que la incertidumbre política de las semanas previas a las elecciones quedó atrás, y que el Gobierno de Javier Milei ganó algo de margen para ensayar ajustes graduales. En palabras de un operador del mercado: “La calma no es gratis, pero por ahora sirve para respirar”.

Un dato relevante que circula entre los analistas es que quienes se dolarizaron antes de las elecciones aún no vendieron sus posiciones. Esos fondos se volcaron, en parte, hacia emisiones corporativas y provinciales reactivadas recientemente, así como a fondos dolarizados, lo que sugiere que los inversores buscan cobertura, pero también retorno. La decisión de mantener dólares en cartera responde a la percepción de que, aunque el ministro Luis Caputo ratificó la continuidad del esquema de bandas hasta el final del mandato, persisten interrogantes sobre su viabilidad en el mediano plazo.

El propio Caputo alimentó las especulaciones al admitir, durante una reunión con ejecutivos de J.P. Morgan, que el crawling band podría acelerarse del 1% al 1,5% mensual. Si bien se trata de un ajuste moderado, el comentario bastó para que los inversores mantuvieran la guardia alta. La falta de una estrategia clara para acumular reservas sigue siendo el principal flanco débil.

Mientras tanto, en los despachos oficiales se trabaja en un plan integral que incluiría un programa de recompra de deuda, un esquema para fortalecer las reservas y la emisión de un “bono educativo”. Según fuentes financieras, la presentación de ese paquete ocurriría dentro de las próximas semanas y busca consolidar el proceso de normalización del mercado cambiario.

La baja de tasas dispuesta por el Banco Central fue, hasta el momento, el movimiento más visible del nuevo ciclo monetario. Según analistas de F2 Soluciones Financieras, “el Gobierno logró alivio en el plano monetario sin que el dólar se dispare, y las expectativas de inflación comenzaron a retroceder”. No obstante, advierten que la sostenibilidad de este equilibrio dependerá de la capacidad del Ejecutivo para acumular divisas.

Un elemento que trajo alivio adicional fue la presunta salida del Tesoro de Estados Unidos del mercado cambiario local. Consultoras como 1816 y Econviews indicaron que los pesos que había adquirido el Tesoro norteamericano habrían sido canjeados por un repo en dólares, lo que eliminaría el incentivo de Washington para evitar una devaluación. “De confirmarse, implicaría que la intervención fue excepcional y ya terminó”, resumió el economista Alejandro Giacoia.

El Gobierno, por su parte, redujo su posición en contratos de futuros y suspendió la emisión de instrumentos “dollar linked”, una señal de que busca contener los costos de una eventual depreciación. En el corto plazo, estas medidas parecen haber contribuido a estabilizar las expectativas.

La calma también reactivó el interés por las inversiones en pesos. Con menor presión sobre el tipo de cambio, el mercado volvió a mirar los bonos ajustados por CER y, en menor medida, las Lecaps. El retorno del “carry trade” —una práctica que parecía improbable semanas atrás— refleja que algunos inversores vuelven a apostar por el diferencial de tasas, aprovechando un contexto de inflación moderada y cierta estabilidad cambiaria.

Sin embargo, la prudencia sigue dominando el clima financiero. La mayoría de los operadores espera ver cómo avanza el debate del Presupuesto 2026 y las reformas estructurales en el Congreso antes de incrementar su exposición. El mensaje es claro: la volatilidad cedió, pero la confianza todavía se construye.

Por ahora, el Gobierno gana tiempo. La estabilidad cambiaria ofrece una ventana para ordenar la política monetaria y afinar el rumbo fiscal, en tanto el mercado —que ya atravesó varias tormentas— observa, calcula y, sobre todo, espera.

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