Tensión cambiaria y aumentos de precios: el consumo sigue estancado mientras las empresas remarcan por encima de la inflación

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Las listas de precios llegan con aumentos del 4% al 10%, superando la inflación esperada para octubre.
  • Aceites, yerbas, galletitas y gaseosas lideran las subas, junto con papeles y carnes.
  • El dólar se consolida como el principal factor detrás de los aumentos.
  • El Tesoro tiene sólo u$s350 millones líquidos para intervenir en el mercado.
  • Analistas anticipan una suba de tasas ante la tensión cambiaria.
  • El consumo sigue estancado y el clima preelectoral agrava la incertidumbre.

En medio de un consumo que continúa sin repuntar y de una economía que se mueve al ritmo de la incertidumbre cambiaria, las principales cadenas comerciales del país comenzaron a recibir nuevas listas de precios con aumentos que superan la inflación esperada para octubre. Las subas, que abarcan desde productos de la canasta básica hasta bienes industriales y papelería, preocupan a supermercadistas y analistas del mercado, que ven en estos ajustes una señal de desconfianza ante el panorama electoral y financiero.

Las nuevas listas llegaron de la mano de grandes compañías como Molinos, Danone, Coca Cola y Arcor, entre otras, y marcan incrementos que oscilan entre el 4% y el 10%, según el rubro. En los alimentos básicos, los aceites aumentaron entre 6% y 8%; las yerbas, entre 6% y 7%; y las galletitas, entre 6% y 10%. Las gaseosas suben entre 3,5% y 5%, mientras que el café lo hace por encima del 6%. Incluso los edulcorantes de primera marca, como Hileret, registraron alzas del 5%.

El fenómeno no se limita al rubro alimenticio. Samseng, una de las principales proveedoras de papel, actualizó sus precios con un 6% de incremento promedio en toda su línea. También las carnes, que venían mostrando cierta estabilidad, retomaron una tendencia alcista: en el Mercado de Cañuelas se registró un aumento del 5% esta semana, que se suma al 10% acumulado en las últimas dos.

El dólar como factor central

Según explicaron fuentes empresarias al portal iProfesional, el reciente movimiento del dólar fue determinante en esta nueva ola de incrementos. Si bien el traslado a precios (“pass-through”) fue menor que en otras devaluaciones, los aumentos en insumos importados y en logística resultaron imposibles de absorber ante la caída del consumo.

“Las compañías están recalculando costos ante un tipo de cambio que podría no sostenerse. El Gobierno está usando los últimos cartuchos para contenerlo”, reconoció un directivo del sector alimenticio.

En efecto, el estrés cambiario se intensificó en los últimos días. Tras la venta de u$s330 millones por parte del Tesoro para frenar una devaluación, las reservas líquidas del Gobierno habrían quedado en torno a los u$s350 millones, una cifra que —según estimaciones privadas— sólo alcanzaría para intervenir uno o dos días más en el mercado.

La defensa del tipo de cambio oficial, hoy en torno a los $1.430, podría llegar a su límite antes del fin de semana largo. A partir del lunes, el Ejecutivo se enfrenta a tres escenarios posibles: permitir una suba hasta el techo de la banda cambiaria (estimada en $1.487,11), imponer nuevas restricciones para contener la demanda de divisas, o concretar un acuerdo con el Tesoro de Estados Unidos que implique un cambio de régimen cambiario.

Presiones sobre las tasas y el mercado financiero

El panorama preelectoral y la falta de dólares generan un cóctel que empieza a trasladarse al sistema financiero. Los economistas de la consultora 1816 anticiparon que podría producirse una nueva suba de tasas de interés, similar a la de agosto pasado, cuando la tensión cambiaria llevó a una escalada en los costos de financiamiento.

De hecho, el costo de la caución bursátil —una referencia clave para las tasas cortas— saltó del 23% al 33% en apenas dos días. “Si el Gobierno continúa vendiendo dólares spot para contener al tipo de cambio, veremos nuevamente episodios de estrés en las tasas, como en julio y agosto”, advirtieron desde la consultora.

En este contexto, los supermercadistas temen que el encarecimiento del crédito y la incertidumbre cambiaria generen un efecto dominó en los precios minoristas, agravando la retracción del consumo. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los empresarios prefieren cubrirse frente a un escenario que, según reconocen en privado, “nadie puede garantizar que no empeore”.

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