Bonos en caída, reservas en jaque y la cuenta regresiva para la ayuda de EE.UU.

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Los bonos soberanos argentinos sufrieron un desplome adicional, con el AL29 cayendo más de 4% y el riesgo país superando los 1.500 puntos.
  • La brecha cambiaria entre el “contado con liquidación” y el dólar mayorista subió del 4,6% al 5,8%, reflejando desconfianza en la política de bandas.
  • El Banco Central vendió u$s678 millones en un solo día; si se repite la dinámica hasta las elecciones, podría sacrificar hasta u$s16.000 millones en reservas.
  • El mercado percibe que el precio del dólar está artificialmente sostenido y que las medidas del BCRA generan incentivos de retención y aceleración de la crisis.
  • Se espera posible asistencia financiera del Tesoro de EE.UU., aunque su concreción depende de decisiones políticas y de la disponibilidad de fondos antes de las legislativas.
  • Persisten dudas sobre la liquidez de pesos y la capacidad del BCRA para enfrentar vencimientos de deuda en pesos y dólares en un contexto de alta presión financiera.

La última semana dejó a los mercados argentinos en vilo y a Luis “Toto” Caputo bajo presión. La apuesta del ministro de Economía de apuntalar el techo de la banda cambiaria y al mismo tiempo insinuar un posible respaldo del Tesoro de Estados Unidos resultó un tiro por la culata. En un viernes marcado por el pánico financiero, los bonos soberanos continuaron su caída libre y el riesgo país superó los 1.500 puntos, mientras el Banco Central debía desprenderse de u$s678 millones en reservas para sostener el tipo de cambio.

El efecto sobre los activos fue inmediato. El AL29, uno de los títulos más transados, cayó más de 4% en un día, en medio de un derrumbe que ya superaba el 20% acumulado en los últimos días. La brecha cambiaria también dio señales de aceleración: el “contado con liquidación” pasó del 4,6% del jueves al 5,8%, reflejando la creciente desconfianza de inversores y empresas en la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad cambiaria.

Desde el inicio del esquema de bandas, Santiago Bausili, presidente del Banco Central, debió desprenderse de u$s1.110 millones en apenas tres jornadas, una cifra que evidencia la presión sobre las reservas. Los analistas advierten que, si esta dinámica se repite hasta las elecciones del 26 de octubre, el BCRA podría sacrificar hasta u$s16.000 millones, lo que dejaría al organismo en una posición muy comprometida para enfrentar vencimientos de deuda futuros.

El gobierno, por su parte, sostiene que las compras de pesos por $1,6 billones realizadas por el BCRA reducirán la volatilidad y moderarán la demanda de divisas. Sin embargo, esta interpretación no logra consenso en la city: el mercado considera que el precio del dólar está artificialmente sostenido y que la presión por adquirir dólares seguirá aumentando, ante la expectativa de un ajuste futuro o restricciones más estrictas.

Entre las medidas que despertaron rechazo figura la limitación de operaciones cambiarias para gerentes de bancos y sus familiares, interpretada como una “puntita de cepo” en medio de un esquema que, según economistas, debería liberarse para permitir que el dólar flote. La estrategia de sostener artificialmente el tipo de cambio, dicen los especialistas, genera incentivos para que exportadores retengan divisas y que importadores adelanten compras, acelerando la crisis.

En paralelo, la promesa de que los vencimientos de deuda de 2026 se cubrirán sin default no logró calmar a los inversores. La posibilidad de asistencia financiera del Tesoro de Estados Unidos, a través de una línea política que podría involucrar a Donald Trump, se mantiene como la alternativa más concreta. El viaje de Milei a Nueva York para la Asamblea General de Naciones Unidas y la entrega del Global Citizen Award por Scott Bessent alimentaron las especulaciones, aunque la efectividad del respaldo dependerá de decisiones políticas y de la concreción del depósito de fondos.

Aun con un eventual apoyo externo, persisten dudas sobre la forma del crédito —si será un swap, un préstamo directo o un instrumento híbrido—, el monto exacto y la fecha de disponibilidad. Más urgente aún es si la ayuda llegará antes de las elecciones legislativas, dado que los vencimientos de enero y julio suman u$s8.700 millones, y la ciudad financiera internacional espera señales concretas de liquidez.

En este contexto, la discusión sobre la liquidez de pesos también genera controversia. Mientras Caputo y asesores como Federico Furiase sostienen que la munición de dólares “saca pesos de la cancha” y reduce la demanda, los analistas destacan que el BCRA aún cuenta con más de $5 billones en liquidez disponible y que el próximo vencimiento en pesos por $6 billones podría limitar la capacidad de rolleo, profundizando el nerviosismo financiero.

La combinación de reservas menguantes, bonos en caída libre, brecha cambiaria creciente y la dependencia de una solución política internacional sitúa al gobierno frente a un desafío de altísima complejidad. Cada día de demora aumenta la presión sobre Caputo y Milei, mientras los mercados descuentan que la estabilidad económica depende tanto de decisiones internas como de la voluntad de Washington de aportar un salvavidas financiero antes de las legislativas.

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