Salvia cuestiona las cifras oficiales: debate por la pobreza y el termómetro estadístico del Gobierno

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Agustín Salvia (UCA) relativizó la cifra oficial de Milei sobre la pobreza: según sus datos, la reducción real sería de 3,4 millones de personas, no “más de 10 millones” como sostiene el Gobierno.
  • Reconoció una baja estadística al 35%, pero advirtió que la comparación entre precios antes y después de la devaluación distorsiona la medición.
  • Señaló que el encarecimiento de servicios reduce el dinero disponible en los hogares pese a la mejora estadística.
  • Criticó al INDEC por demoras y renuncias clave, que dificultan una comparación confiable de datos.
  • Destacó que las subas de AUH y tarjeta Alimentar beneficiaron a los sectores populares.
  • Anticipó que la pobreza será un tema de debate al final del mandato de Milei, entre quienes culpen la herencia y quienes apunten a la inflación.

El sociólogo Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), abrió un frente inesperado en la discusión sobre la pobreza. Mientras el presidente Javier Milei reivindica haber sacado a “más de 10 millones de personas de la pobreza” según datos del INDEC, Salvia moderó las expectativas: según los análisis de la UCA, la reducción real sería de 3,4 millones de personas respecto del 48% heredado de Alberto Fernández.

El especialista reconoció una baja estadística considerable —la pobreza habría quedado en torno al 35%— pero subrayó que el fenómeno debe leerse en contexto. “Hubo 20 puntos menos desde el 55% de finales de 2023, es decir, unos 8 millones de personas. Estadísticamente es cierto, pero estamos comparando sistemas de precios distintos previos y posteriores a la devaluación”, explicó. Y advirtió: “La situación está crítica, estamos en plena recesión. Hay una exageración del Presidente en esta cifra”.

La clave de la controversia está en cómo se mide el costo de vida. Según Salvia, el presupuesto de las familias se reparte ahora entre gastos corrientes y fijos más elevados: “Los servicios son más caros y, después de pagar todo, queda menos plata en los bolsillos. La estadística está midiendo con el mismo termómetro dos cosas distintas”.

El debate sobre el INDEC añade combustible a la discusión. En septiembre pasado, el entonces titular Marco Lavagna había prometido implementar un nuevo Índice de Precios al Consumidor. Pero en los últimos meses se produjeron dos bajas clave: Georgina Giglio, directora de Índices de Precios de Consumo, y Guillermo Manzano, responsable de Estadísticas de Condiciones de Vida. Para Salvia, esa inestabilidad impacta en la calidad de la información: “El efecto de no haber actualizado el índice de precios durante el período en que se actualizaron las cifras fue enorme. Hoy, la variación intermensual no es muy clara”.

El director del Observatorio de la UCA sugirió que el organismo oficial tiene “una deuda pendiente” para garantizar la comparación estadística: “Si el INDEC se retrasa, habrá que evaluar qué pasó. Tal vez ahora la pobreza esté mejor medida que antes, entonces ¿cuál era el número correcto en aquel momento?”.

En la comparación con la gestión de Alberto Fernández, Salvia fue categórico: “Si comparás el salario real con valores del IPC, vas a decir que está mejor que en octubre o noviembre de 2024. Pero si hacés un ajuste adecuado, contemplando los cambios, te das cuenta de que está por debajo”. Su planteo apunta a que las cifras de corto plazo pueden dar una ilusión de recuperación, mientras la economía real sigue tensionada por la inflación, la recesión y el encarecimiento de los servicios.

Pese a las dudas y la crítica por la “exageración” presidencial, el sociólogo también reconoció ciertos aciertos. Valoró, por ejemplo, el impacto positivo de las subas en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y en la tarjeta Alimentar para los sectores más vulnerables: “Los sectores populares se vieron realmente beneficiados con esas medidas de contención social”, admitió.

Sobre el retraso en la actualización de las mediciones, Salvia fue tajante: “Hoy está todo listo para hacer la medición y la actualización, pero no se hace. Habrá que preguntar por qué”. Para el investigador, la falta de una base de datos más precisa alimenta tanto la incertidumbre económica como las tensiones políticas.

En perspectiva, Salvia anticipó que la discusión sobre la pobreza acompañará a Milei hasta el final de su mandato: “Algunos van a decir que es la herencia, otros que es el proceso inflacionario”. Su frase refleja un escenario que excede los números: la pobreza en Argentina sigue siendo el termómetro más sensible del humor social. En medio de recesión, ajustes y promesas de recuperación futura, las cifras son más que estadísticas: son el reflejo de heladeras vacías, presupuestos familiares al límite y una sociedad que observa con cautela las declaraciones optimistas de sus dirigentes.

¿Es solo un problema de medición o un síntoma de que los avances son más frágiles de lo que sugieren las planillas oficiales? El tiempo y, sobre todo, la realidad en los barrios más castigados, terminarán por responder.

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