Entre la pausa económica y las promesas de expansión

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Milei habló ante empresarios en la Bolsa de Comercio de Córdoba sobre el rumbo económico y político del país.
  • Aseguró que los “key value drivers” del crecimiento “están a toda marcha, a toda máquina”, destacando la solidez de los fundamentos.
  • Reconoció que podría haber “una pequeña pausa” en la actividad, atribuyéndola a la volatilidad generada por el “partido del Estado”.
  • Vinculó el 26 de octubre como fecha clave: “pintar a la Argentina de violeta” marcaría un punto de inflexión para las reformas.
  • Subrayó que el desempeño económico depende de la estabilidad política y el respaldo institucional.
  • El discurso buscó transmitir confianza al sector privado mientras advertía sobre los desafíos internos.

En un discurso cargado de mensajes políticos y guiños a los empresarios, el presidente Javier Milei expuso este viernes en la Bolsa de Comercio de Córdoba sobre el presente y las perspectivas económicas del país. Ante un auditorio repleto de referentes del sector productivo, el mandatario buscó transmitir optimismo respecto de los indicadores económicos, pero advirtió que el factor decisivo para sostener el crecimiento no será únicamente financiero ni técnico, sino político.

Milei abrió su intervención repasando el desempeño de los principales activos soberanos y los esfuerzos oficiales para estabilizar la macroeconomía. Sin ofrecer cifras puntuales, remarcó que “los key value drivers para que Argentina pueda crecer están a toda marcha, están a toda máquina”, en alusión a los motores fundamentales de la economía. La frase, pronunciada con énfasis, buscó disipar dudas sobre la solidez del proceso en marcha.

Sin embargo, el presidente introdujo un matiz de cautela. Reconoció que podría haber “una pequeña pausa” en la expansión, y señaló a lo que calificó como el “partido del Estado” como principal fuente de volatilidad. Este término, que Milei utiliza para referirse a los sectores que, a su juicio, se resisten a sus reformas, volvió a aparecer como recurso retórico para explicar las tensiones institucionales. “Probablemente tengamos una pequeña pausa como consecuencia de la volatilidad que está creando el partido del Estado; pero no tengan duda que, si el 26 de octubre pintamos a la Argentina de violeta, vamos a iniciar el camino a la Tierra Prometida y Argentina va a ser grande nuevamente”, afirmó.

La fecha mencionada, el 26 de octubre, fue presentada como un punto de inflexión político. Milei vinculó directamente el rumbo económico con el resultado de ese hito electoral, al que describió como determinante para acelerar las reformas y asegurar la gobernabilidad. En ese marco, la metáfora de “pintar a la Argentina de violeta” —color asociado a su fuerza política— reforzó el mensaje de que el apoyo electoral es, para el presidente, un componente clave de la estabilidad económica.

A diferencia de exposiciones previas, el jefe de Estado acotó su análisis a tres ejes: los fundamentos económicos, los incentivos para la inversión y el contexto político interno. Evitó profundizar en números concretos o en balances sectoriales, y en su lugar delineó un mapa conceptual donde los “drivers” económicos aparecen sólidos, pero subordinados a las condiciones de gobernabilidad.

El auditorio empresarial recibió las palabras con atención y cierta expectativa. Córdoba, con fuerte peso productivo y comercial, es un escenario estratégico para Milei: un territorio donde el respaldo del sector privado resulta vital para apuntalar la agenda de reformas y, a la vez, un termómetro del humor económico del interior del país. En ese sentido, el discurso buscó transmitir seguridad sobre el rumbo económico, sin ignorar los desafíos políticos que podrían alterar el ritmo del crecimiento.

La mención a una posible “pequeña pausa” no se vinculó a shocks internacionales ni a datos financieros específicos, sino a factores domésticos. Milei apuntó nuevamente a las resistencias institucionales como el principal obstáculo, en una línea discursiva que combina confianza en los fundamentos económicos con advertencias sobre el costo de la inestabilidad política.

En síntesis, el presidente buscó en Córdoba un equilibrio entre el optimismo económico y el realismo político. Aseguró que los motores del crecimiento están “a toda máquina”, pero insistió en que el país solo podrá sostener ese impulso si la política —y el respaldo electoral en octubre— acompañan. La advertencia sobre el “partido del Estado” funcionó como recordatorio de que, para el mandatario, los mayores riesgos para la economía no provienen de los mercados ni del exterior, sino del propio tablero político argentino.

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