
Kicillof y Cristina: tensión contenida en el corazón del peronismo bonaerense
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- El peronismo bonaerense vive una redefinición histórica: la disputa de liderazgo entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner quedó expuesta tras el triunfo electoral en Buenos Aires.
- Kicillof elevó su perfil mediático y político, mientras CFK mantuvo protagonismo con gestos públicos y la organización de la caravana “Leales de corazón” sin darle visibilidad al gobernador.
- La Cámpora debate internamente el crecimiento de Kicillof y cuestiona la estrategia del desdoblamiento electoral pese a su éxito.
- Dirigentes cristinistas acusan al gobernador de “soberbio y personalista”, temiendo que adelante su proyecto presidencial para 2027.
- El entorno de Kicillof insiste en que la elección se ganó gracias a su estrategia y que necesita unidad en Fuerza Patria para proyectarse.
- La relación entre ambos es distante pero funcional: un equilibrio frágil que definirá el futuro del peronismo y su rol opositor frente a Milei.
El peronismo bonaerense atraviesa una etapa de redefinición histórica. Tras dos décadas de hegemonía kirchnerista en el armado justicialista provincial, la disputa por el liderazgo quedó expuesta con nitidez: Axel Kicillof, fortalecido por el triunfo electoral en Buenos Aires, y Cristina Kirchner, aún referente indiscutida, tensan las costuras de Fuerza Patria. Lo que antes eran gestos sutiles hoy es un pulso abierto por el poder en la principal provincia del país.
Kicillof capitalizó su éxito con un giro mediático calculado: se dejó ver en actos de gestión con tono electoral, compartió mate a medianoche, protagonizó la marcha universitaria y multiplicó apariciones públicas. Cristina, en paralelo, sostuvo su centralidad: recibió a Jorge Taiana, criticó a Javier Milei en redes, saludó desde su balcón en el aniversario de la Noche de los Lápices y apoyó la marcha universitaria. En ese contexto, el cristinismo ya organizó una caravana para el 17 de octubre, “Leales de corazón”, sin darle protagonismo al gobernador.
En La Cámpora, las miradas se dividen. Algunos admiten que “los intendentes van a terminar detrás de Axel”, mientras otros advierten que es prematuro tomar posición. Sin embargo, un mensaje interno fue claro: si en octubre no logran los 19 diputados esperados tras el desdoblamiento electoral, “la estrategia de Kicillof habrá fracasado”. La propia Lucía Cámpora intentó restarle méritos al mandatario provincial, atribuyendo el triunfo “a todo el peronismo en cabeza de Cristina”.
El desdoblamiento de las elecciones bonaerenses es una de las heridas que aún sangran. Sectores kirchneristas reconocen ahora que fue un error resistirse y presentar un proyecto para anular la jugada de Kicillof. El resultado, exitoso en las urnas, amplió el peso político del gobernador y lo proyectó como presidenciable hacia 2027. Pero también le granjeó acusaciones de soberbia y personalismo. “Si no cambia, terminará como Rodríguez Larreta: sin llegar a presidente”, lanzó una voz influyente del cristinismo.
Desde La Plata, el entorno de Kicillof intenta desactivar el conflicto: “La elección se ganó, el desdoblamiento salió bien, es un tema terminado. Nadie puede negar que Axel fue clave en el triunfo”, señaló un funcionario cercano. Aun así, el propio gobernador reconoce que no puede ser candidato de una coalición fracturada. Ha advertido a los suyos que necesita a Cristina y a La Cámpora “fuertes, pero no en contra”, y que la interna debe frenarse para garantizar gobernabilidad y proyección nacional.
La relación entre Kicillof y Cristina sigue siendo distante pero funcional. No se ven desde el 10 de junio, cuando la Corte Suprema confirmó la condena de CFK en la causa Vialidad, aunque han hablado por teléfono durante las negociaciones de listas. El mandatario bonaerense planea visitarla en los próximos días para reafirmar un delicado pacto de convivencia. Nadie en el peronismo quiere una ruptura abierta: una fractura bonaerense sería devastadora para la oposición al gobierno de Milei.
La disputa por el liderazgo en la provincia más poblada revela el fin de un ciclo. Cristina Kirchner, con su proscripción judicial, enfrenta los límites de su influencia electoral; Kicillof emerge como figura con proyección nacional, pero sin el blindaje que alguna vez le garantizó el kirchnerismo duro. Entre gestos públicos y negociaciones privadas, ambos juegan una partida que definirá el futuro del peronismo y su capacidad para ofrecer una alternativa competitiva en 2027. Por ahora, el equilibrio es frágil, atado con alambre, pero aún vigente.





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