Crisis en el PRO tras la derrota bonaerense: reproches a Milei y dudas sobre la alianza con La Libertad Avanza

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Tras la derrota en Buenos Aires, dirigentes del PRO acusan a La Libertad Avanza de haberlos “estafado” y reconocen que la alianza dejó pérdida de bancas e identidad.
  • Mauricio Macri se mantuvo al margen de la campaña, pero su entorno asegura que Milei lo “destrató” y no escuchó sus advertencias económicas.
  • El PRO perdió fuerza en bastiones bonaerenses y apenas aportó votos a la boleta libertaria, mostrando una mínima transferencia de electores.
  • Hay fuertes reproches internos: algunos señalan a Cristian Ritondo, Montenegro y Santilli como responsables del acuerdo con LLA.
  • La militancia macrista trabajó “a reglamento”, cuidando solo sus distritos y sin desplegar apoyo real en toda la provincia.
  • El futuro de la alianza con Milei queda en duda: tras octubre, en el PRO anticipan un “barajar y dar de nuevo” para construir una opción superadora.

La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires no solo golpeó al oficialismo nacional. El PRO, que había sellado una alianza con La Libertad Avanza (LLA) para competir en el principal distrito del país, atraviesa por estas horas un clima interno cargado de reproches y recriminaciones. Dirigentes cercanos a Mauricio Macri reconocen que el acuerdo con el espacio libertario resultó una “estafa” política y que, tras las elecciones nacionales de octubre, el partido amarillo deberá repensar su estrategia de cara al futuro.

“Nosotros hemos sido estafados por la Libertad Avanza. Acompañamos en la primera etapa pensando que íbamos a construir algo en conjunto, pero los tipos se pasaron todo por ya sabés dónde...”, disparó a Infobae un referente macrista con acceso directo al expresidente. La bronca sintetiza un diagnóstico compartido: LLA no logró retener al votante histórico del PRO, que en buena parte optó por quedarse en su casa, y en el camino el partido amarillo resignó identidad, bancas legislativas y presencia territorial.

El revés se tradujo en números concretos. El PRO perdió cinco escaños entre diputados y senadores bonaerenses, retrocedió en bastiones del interior provincial y quedó atado a una boleta libertaria que no logró seducir al electorado tradicional de Juntos por el Cambio. En 2023, el PRO había alcanzado 2.545.545 votos en la categoría legisladores provinciales. Este año, la alianza con Milei apenas sumó 375.602 sufragios más que lo obtenido por LLA en soledad el año pasado, lo que expone que la transferencia de apoyos fue mínima.

Dentro del macrismo la lectura es contundente: la conducción de La Libertad Avanza cometió “mala praxis política”. Según un dirigente bonaerense, el oficialismo se peleó con jubilados, improvisó candidatos sin arraigo y forzó la nacionalización de una elección local, arrastrando incluso al Presidente a una campaña de escala municipal. “Fue un error estratégico y humano, porque el trato hacia el PRO fue de desdén”, sostienen.

Mauricio Macri, que evitó participar de la campaña, siguió de cerca el proceso y considera que Milei “se portó mal” al ningunear a dirigentes amarillos y desoír advertencias sobre el rumbo económico, como la paralización de la obra pública. Desde su entorno reconocen que el acuerdo con LLA fue, en parte, el resultado del caos interno entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en 2023: “Si íbamos por afuera, íbamos a ser el chivo expiatorio de la derrota”.

Hoy, sin embargo, el malestar es inocultable. Algunos señalan directamente a Cristian Ritondo, el encargado de negociar las listas en Buenos Aires. Otros apuntan a Guillermo Montenegro y Diego Santilli, quienes avalaron el entendimiento con Milei. En la vereda opuesta se ubican figuras como María Eugenia Vidal y el gobernador chubutense Ignacio Torres, críticos desde el inicio del acercamiento con el oficialismo libertario.

El análisis interno también contempla que, en la práctica, la militancia del PRO se limitó a cuidar territorios propios —como Vicente López— mientras en gran parte de la provincia prevaleció el “trabajo a reglamento”, sin esfuerzo real por motorizar la campaña. Esa actitud revela que, más allá de las fotos de unidad, la sociedad con LLA nunca fue plenamente asumida por las bases amarillas.

El horizonte inmediato está marcado por las elecciones nacionales de octubre. Allí se pondrá a prueba la resistencia del pacto entre PRO y LLA, que no solo rige en Buenos Aires sino también en más de diez provincias y en la Ciudad de Buenos Aires. Pero las voces internas ya adelantan que el vínculo tiene fecha de vencimiento. “Después del 26 de octubre vamos a barajar de nuevo”, confió un dirigente con peso en la estructura partidaria.

En el PRO la sensación es que Milei dejó de ser un aliado tentador. La crisis bonaerense desnuda el costo de haber cedido sin condiciones a las imposiciones libertarias y abre la puerta a un nuevo ciclo de debates internos. El propio Macri, que observa el panorama desde un prudente silencio, aparece como una referencia inevitable en el rediseño. Para muchos, su advertencia de que la alianza con Milei terminaría en conflicto se cumplió al pie de la letra.

En este contexto, el partido amarillo enfrenta un dilema existencial: continuar atado a una fuerza que lo expone a la pérdida de identidad y representación, o comenzar a construir una alternativa “superadora”, como ya anticipan sus principales dirigentes. Octubre será, en ese sentido, el punto de inflexión que definirá si el PRO sigue siendo socio incómodo de La Libertad Avanza o si inicia el camino hacia una nueva etapa política.

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