Tensión en el mercado: el Gobierno sostiene tasas altas mientras crece la presión sobre el crédito y la deuda en pesos

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Tasas altas como ancla cambiaria e inflacionaria, pero con riesgos financieros y fiscales crecientes.
  • Escasez de liquidez impulsa volatilidad y estrategias especulativas como el carry trade.
  • Intervención indirecta del BCRA en futuros sugiere intento de contener expectativas de devaluación.
  • El Tesoro compró dólares en el MULC y acumuló reservas sin intervenir en el tipo de cambio.
  • Tensión en el mercado de pesos: tasas de caución rozan el 50% y se esperan más sobresaltos antes del 31 de julio.
  • Costos del esquema: encarecimiento del crédito, presión sobre empresas y riesgo fiscal.
  • Oportunidades emergentes: bonos en pesos a tasa fija y estrategias barbell ganan atractivo.
  • Incertidumbre persistente: falta de señales claras del Gobierno mantiene a inversores cautelosos.

En medio de una marcada volatilidad, el mercado cambiario y de deuda en pesos transita semanas de tensión creciente. La estrategia del Gobierno —basada en mantener tasas reales elevadas— apunta a fortalecer el tipo de cambio y contener la inflación, pero a costa de mayores riesgos financieros y fiscales. Analistas advierten que el enfoque oficial gana tiempo, aunque traslada presiones hacia adelante y genera distorsiones en el crédito, la inversión y la sostenibilidad del déficit.

Las tasas en niveles récord reflejan una escasez puntual de liquidez más que un cambio estructural. Este escenario potencia estrategias especulativas como el carry trade y favorece posiciones de corto plazo, mientras el Banco Central elige no intervenir de forma directa y deja que el mercado se autorregule.

No obstante, en el mercado de futuros, se detectaron señales de intervención indirecta del BCRA. El interés abierto en futuros de dólar saltó a niveles no vistos desde 2022, y el aumento —superior a los 2.500 millones de dólares en apenas nueve ruedas— sugiere una acción oficial destinada a contener expectativas de devaluación sin tocar las reservas ni el tipo de cambio spot.

Paralelamente, el Tesoro adoptó un rol más activo: acumuló casi 1.000 millones de dólares en reservas mediante compras en el MULC, aprovechando la calma relativa para reforzar su caja. Esta estrategia busca blindarse ante futuras turbulencias sin alimentar expectativas de ajuste cambiario.

En el frente de deuda en pesos, las tasas de caución a un día rozan el 50%, reflejo de la tensión entre licitaciones y la falta de intervención oficial. Con $11,8 billones por vencer en la próxima licitación del 31 de julio, el mercado se prepara para nuevas sacudidas.

El costo del esquema no es menor. Las tasas altas encarecen el financiamiento privado y presionan el rollover corporativo, mientras elevan los pagos de intereses del Tesoro. El equilibrio fiscal —piedra angular del relato oficialista— podría verse erosionado si el gasto cuasifiscal se expande más allá de lo previsto.

Sin embargo, la crisis también genera oportunidades. Bonos en pesos a tasa fija comienzan a lucir atractivos frente a los indexados, y las estrategias barbell (combinando plazos cortos y largos) emergen como alternativas para enfrentar la incertidumbre.

En un contexto sin señales claras del Gobierno, los inversores priorizan liquidez, duración corta y sensibilidad a tasas, mientras aguardan definiciones que permitan despejar el horizonte financiero.

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