Tasas en picada, dólar bajo presión y un BCRA en modo bombero: el delicado equilibrio económico en plena campaña

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El desarme de las LEFIs generó un shock de liquidez: bajaron las tasas en pesos y aumentó la presión sobre el dólar.
  • El BCRA intervino con pases pasivos al 36%, ventas de Lecaps y futuros para absorber pesos.
  • El Tesoro realizó una licitación de emergencia con tasas superiores al 50% para calmar al mercado.
  • Hay un fuerte desfasaje contable de intereses, que complica el equilibrio fiscal.
  • La inflación está contenida, pero crece la dolarización ante la incertidumbre.
  • El esquema monetario actual es frágil: busca evitar una corrida sin frenar el crédito ni dañar al sistema bancario.
  • El equilibrio económico es inestable y el margen de maniobra del Gobierno es muy limitado.

En una semana de alta tensión financiera, el mercado argentino volvió a sentir los efectos del nuevo esquema monetario tras el desarme de las LEFIs. Analistas coinciden en que la medida provocó un fuerte shock de liquidez, con consecuencias inmediatas: derrumbe de tasas en pesos, presión sobre el tipo de cambio y una dolarización moderada pero persistente.

Ante la caída de las tasas cortas —que dejó más de $10 billones sin remuneración en cuentas corrientes—, el Banco Central (BCRA) salió al rescate reactivando pases pasivos a una tasa del 36%, superior a la de las LEFIs. Además, intervino con ventas de Lecaps y en el mercado de futuros, mientras el Tesoro sorprendió con una licitación de emergencia que convalidó tasas por encima del 50% anual, para absorber pesos y evitar un salto del dólar.

A pesar de los esfuerzos, los bancos que habían apostado a Lecaps enfrentaron fuertes pérdidas de capital por el repunte abrupto de tasas. En paralelo, se avecinan vencimientos por $23 billones entre julio y agosto, lo que refuerza la necesidad de mantener la calma en los mercados.

El dilema de las tasas y la sostenibilidad fiscal

La estrategia oficial apunta a evitar una corrida, pero los costos emergen con claridad. Según Eco Go, existe una diferencia contable significativa entre los intereses devengados y los registrados oficialmente: en junio se anotaron $0,24 billones, pero los intereses reales superaron los $2 billones, un desfasaje que representa el 20% del gasto primario del mes. Este “vacío” amenaza uno de los pilares del modelo: el equilibrio fiscal.

Además, el esquema actual, con tasas elevadas y crédito frenado, pone en riesgo la incipiente recuperación monetaria. El Gobierno enfrenta una disyuntiva clásica: rendir lo suficiente para contener pesos o preservar la salud del sistema financiero. Y, por ahora, ambas cosas a la vez parecen imposibles.

Dolarización moderada, inflación contenida

La percepción de riesgo sigue inclinando la balanza hacia el dólar. Aunque la inflación se mantiene bajo control —Eco Go estima un 1,9% en julio, tras un 1,6% en junio—, el dólar oficial subió más del 7% desde fines de junio. La combinación de brecha e incertidumbre llevó a que los depósitos privados en dólares crecieran en u$s2.074 millones en lo que va de julio. Parte quedó en los bancos como encajes, pero otra se fue al colchón, al turismo o a gastos en el exterior.

El Banco Central intenta contener el mayorista debajo de los $1.300 con intervenciones en futuros. La posición abierta en ese mercado subió u$s1.500 millones en apenas una semana, pero los contratos a diciembre ya superan los $1.470, lo que anticipa que la batalla está lejos de ganarse.

Un equilibrio inestable

Aunque no se desató una corrida, la situación permanece frágil. El dólar CCL y el MEP aún no muestran volatilidad extrema, pero los operadores están en alerta. Las intervenciones del BCRA y las licitaciones del Tesoro permitieron ganar tiempo, aunque a costa de comprometer la sostenibilidad futura.

Con un calendario electoral que acelera los tiempos políticos y financieros, el Gobierno enfrenta un escenario de alta vulnerabilidad y escaso margen de error. La pregunta que flota en el aire es si el nuevo esquema monetario puede resistir las tensiones sin una economía completamente remonetizada ni anclas claras para las expectativas. El equilibrio entre liquidez, tasas, tipo de cambio e inflación está en juego, y cada movimiento cuenta.

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