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¿El fin de un sueño que nunca tuvo sustento?

POLÍTICA 12/09/2022 Agencia de Noticias del Interior
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El gobernador Juan Schiaretti no pudo en Marcos Juárez. El peronismo provincial vivió anoche una dura derrota electoral en el kilómetro cero de Juntos por el Cambio y, tal como ocurrió en las últimas dos elecciones municipales, hasta último momento consumió un microclima totalmente distinto al que arrojaron las urnas. Otra vez, perdieron las encuestas. 

La intensidad de juego y el protagonismo que le puso a la campaña el propio gobernador lo convierten en el principal derrotado; el jefe del PJ Córdoba apostaba a cantar victoria anoche y a regalarle a su candidato a gobernador, Martín Llaryora, un primer escenario de triunfo que pueda fungir como anticipo del año electoral que se abre en el 2023. Sin embargo, ya pasadas las 19, el intendente de Capital que esperaba los resultados en la ciudad de Leones, debió pegar la vuelta. 

Aunque de Schiaretti para abajo ya todos leen lo sucedido como una cuestión meramente local y circunscribirán la derrota sólo a la ciudad de Marcos Juárez, la realidad es que hacia adentro de Hacemos por Córdoba fue un terrible golpe el asestado por Juntos por el Cambio. Porque, no sólo la alianza retuvo el poder donde nació la marca Cambiemos, sino que lo hizo por una diferencia arrolladora. 

 
Mientras los amarillos festejaban haber salvado los trapos por una brecha que ni ellos mismos esperaban y la ilusión hacia el 2023 ya toma otro cariz, en el schiarettismo trataban de digerir y explicar semejante error de cálculo. 

Cuando el gobernador convirtió en su candidata a la ex secretaria de Gobierno municipal, Verónica Crescente, y la apoyó electoralmente como pocas veces lo hizo en un comicio municipal, estaba convencido de que esta vez se les daría en las urnas. Esta elección revertía de una importancia especial para el jefe del PJ que poco tenía que ver con sumar un nuevo municipio al listado de más de 270 que hoy tienen Hacemos por Córdoba en toda la provincia. 

Tanto que el jueves antes del inicio de la veda, estuvo prácticamente todo el día haciendo campaña junto a Crescente y Eduardo Foresi, y en el acto de cierre se refirió a la mujer como la próxima intendenta de la ciudad. Sin titubeos el gobernador se las jugó. Y resulta difícil imaginar que el jefe provincial se metiera tan de lleno en la compulsa local, si el escenario que le describían los suyos no le era favorable. Si hay algo que lo caracteriza es la mesura, pues nada bueno podría sacar si el resultado era la derrota. 

En el armado local que tejió el PJ en Marcos Juárez uno de los principales articuladores fue el ministro de Desarrollo Social, Carlos Massei, quien deberá rendir alguna cuenta internamente. De hecho, fue quien ayer reconoció la derrota del 38,5 por ciento de Unidos por Marcos Juárez contra el 55,15 por ciento de Juntos, junto a Crescente en conferencia de prensa. 

Sin embargo, saldar las responsabilidades puertas adentro no es nada en comparación a lo que esta derrota supone, primero para el gobernador, segundo para Llaryora y tercero para el peronismo provincial. 

Aunque Schiaretti ya había anticipado que un eventual triunfo en Marcos Juárez no significaba su lanzamiento nacional, sumar una victoria en su historial justamente en la tierra de los amarillos, sin dudas contribuía a ese plan todavía vigente (aunque difuso por ahora). De hecho, el jueves habló de que Marcos Juárez revalidaría la vigencia del modelo de gestión Córdoba que, precisamente, buscan exportar nacionalmente desde Hacemos por Córdoba. 

El protagonismo que asumió el gobernador lo ubica en el centro de las lecturas provinciales y nacionales, sólo en la ciudad del sureste provincial se dirá que Sara Majorel le ganó a Crescente; para el resto, el gran perdedor fue el mandatario que no pudo transferir su capital a su candidata en una localidad donde mantiene una imagen positiva arriba del 70 por ciento 

Y precisamente esa es la gran mala noticia para Llaryora. Pues el peronismo está apostando en gran medida a la capacidad de tracción electoral y empuje de un Schiaretti fuerte hacia adentro y, hasta ahora, también hacia afuera. 

El intendente de Capital y candidato a gobernador aún no oficializado, limitado por su responsabilidad en el municipio cordobés, recorre tibiamente el interior donde, justamente, necesita consolidarse. 

Lo de ayer también fue una espasmo político para él; pues desarticuladas las juntas promotoras, el resultado de Marcos Juárez conduce a una revisión obligada de la estrategia electoral de Hacemos por Córdoba para el ´23. 

Ya no está tan claro que al intendente le vaya a alcanzar con que el infalible Schiaretti le levante la mano; más aún si en la vereda la oposición juega unida. En definitiva, la desconfianza siempre a la orden del día entre los principales actores de Juntos por el Cambio, es una variable que seguirá (y militará siempre que pueda) de cerca el peronismo. 

La realidad es que lo de anoche abre un paréntesis en la política electoral del oficialismo provincial y, posiblemente, hasta acelere algunos tiempos previstos por el Panal. 

Mientras que, por otro lado, a priori, pareciera que al menos en Marcos Juárez la ola anti K pegó fuerte y, por más intento de despegue del PJ Córdoba con el Frente de Todos, el electorado termina asimilando como un todo al peronismo, sea K o sea schiarettista. Ese es otro punto que deberá atender el Centro Cívico para lo que se viene. 

Fuente: Alfil Diario. Sobre una nota de Yanina SORIA

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