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Efecto boomerang de las nuevas medidas: lejos de "tranquilizar la economía", acentuaron los pronósticos de crisis

La expectativa previa contrastó con la decepción de empresarios y analistas. Las críticas apuntan a que se subestima la gravedad de la situación fiscal

ECONOMÍA 04/10/2020 Heretz Nivel
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Uno de los síntomas típicos de un gobierno en crisis y debilidad política es el efecto decreciente de sus medidas y anuncios económicos. Cada mensaje tiene un impacto menor y es menos duradero en el tiempo que el anterior, lo cual lleva a la expectativa de una nueva tanda de medidas.

Y la mala noticia es que se está notando ahora ese síndrome en el equipo económico de Alberto Fernández. El último anuncio del ministro Martín Guzmán, complementado por los anuncios de nueva política cambiaria del Banco Central no solamente no trajeron el efecto de "tranquilizar" la economía sino que, por el contrario, parecieron acelerar los temores y conductas defensivas del mercado.

Mientras el dólar blue daba un nuevo salto y el Central se veía obligado a vender u$s150 millones, se acumulaban los pronósticos negativos.

"No mueve el amperímetro", "mucho ruido y pocas nueces", "sabor a nada", "demasiado poco, demasiado tarde": ese fue el tono de los primeros análisis tras los anuncios. En definitiva, expresiones de decepción por la poca profundidad de las medidas, a las que no se ve que apunten a cambios estructurales de la economía sino a la obtención de un alivio financiero de corto plazo para la caja del Banco Central.

Y, en consecuencia, la especulación sobre la continuidad de los funcionarios del equipo económico, que ya era intensa en las últimas semanas, está subiendo a nuevos niveles, con la proliferación de versiones sobre nuevos nombres "en gatera".

Los anuncios sobre estímulos a la inversión, así como la rebaja temporaria de retenciones a la exportación agrícola prácticamente nacieron con augurio de fracaso. Por si alguna duda quedaba en el sentido de que una mejora marginal podría causar un efecto entre los productores, los comunicados oficiales no dejan dudas.

La Mesa de Enlace del sector agropecuario fue particularmente dura en ese sentido: "Una baja circunstancial y temporal de unos puntos de retenciones no resuelven ninguna situación. De hecho, sólo beneficia a algunos actores, que en particular no somos los productores agropecuarios. En rigor, estos anuncios están orientados más bien a una transferencia de los productores a otros sectores de la economía".

Esa alusión es una respuesta política a la postura del ministro de Agricultura, Luis Basterra, que durante la conferencia pareció decidido a generar una fisura entre los productores, al marcar que las medidas podrían ser criticadas por las grandes agremiaciones pero en cambio beneficiaban a los pequeños. Lo que la Mesa de Enlace plantea es que, más que beneficiar a los productores, la baja temporaria de retenciones favorece a las grandes firmas exportadoras, que serían las que verían el beneficio financiero.

La acusación de las gremiales del campo excede la mera crítica a la oportunidad de una medida sino que apunta directamente a la idoneidad de quienes toman las decisiones: "Los anuncios demuestran que los funcionarios desconocen la dinámica comercial y logística de la producción de granos".

El efecto decreciente de las medidas

De manera que, menos de 24 horas después del anuncio, ya uno de los principales jugadores del sector empresarial pronostica el fracaso en uno de los objetivos declarados: que se acelere la liquidación de la exportación como forma de fortalecer las reservas.

Antes de eso, el equipo económico había visto otras decepciones al constatar que la ilusión sobre el poder estabilizador de algunos anuncios contrastó con la respuesta poco entusiasta del mercado.

Ocurrió en agosto cuando se anunció que se había llegado a un acuerdo con la mayoría de los acreedores de la deuda. Luego también, cuando el Banco Central dejó trascender que usaría los títulos surgidos del canje como forma de achicar la brecha entre el tipo de cambio oficial y el dólar paralelo.

Tampoco surtió el resultado esperado la presentación del presupuesto 2021, donde quedó en evidencia que el camino de ajuste fiscal que planea el Gobierno está lejos de lo que quiere el mercado, con el agravante de que se prevé una continuidad en la emisión como forma de financiamiento al Tesoro.

Y, finalmente, las medidas que incrementaron las restricciones cambiarias, que según Miguel Pesce deberían llevar tranquilidad al mercado porque asegurarían que la economía contaría con los dólares como para seguir funcionando, generaron un efecto inverso al buscado.

De hecho, el Banco Central sigue perdiendo reservas y lleva vendidos más de u$s500 millones desde la aplicación del "súper cepo". Para empeorar la situación, la crisis cambiaria corre riesgo de transformarse además en crisis bancaria si no frena la salida de depósitos de los pequeños ahorristas, que ya se llevaron unos u$s1.000 millones y no parecen conmoverse demasiado por las declaraciones tranquilizadoras de Pesce en el sentido de que el sistema bancario tiene alta liquidez y no hay motivos para la alarma.

Es así que ante cada anuncio de medidas, lejos de verse señales de alivio, lo que sobrevienen son advertencias sobre el tiempo que se agota y el riesgo de que se produzca un ajuste "por las malas".

Como siempre, las señales más elocuentes no vienen de las declaraciones de economistas sino del mercado: en la misma mañana en la que debutó la nueva política cambiaria del Central –que abandona la "tablita" de las micro devaluaciones para pasar a una política de flotación administrada sin preanuncios- se produjo una nueva disparada del dólar blue, que cerró la semana en $150. Es decir, el efecto absolutamente inverso al buscado por los funcionarios, que tienen el objetivo de reducir la brecha.

Esa suba coincidió, además, con el recambio de mes, en el que se constató la vocación de las autoridades por rechazar la mayor cantidad posibles de solicitudes de compra del "dólar ahorro" para el cupo de u$s200 por persona.

Pero no fue el único dato financiero negativo: además, el Banco Central tuvo que volver a desprenderse de reservas, esta vez por u$s150 millones, cuando lo que se está buscando con las medidas es justamente que pueda volver a comprar.

Decepción y pronósticos negativos

La explicación que dan los críticos sobre por qué cada anuncio genera decepción apunta a que hay un mal diagnóstico por parte del Gobierno. Los funcionarios ponen el foco en la gravedad circunstancial de la pandemia y en el accionar especulativo de algunos actores, mientras que eluden mencionar la gravedad del agujero fiscal y la expansión monetaria.

Para Consultatio, la firma de asset management de Eduardo Costantini, el anuncio fue "mucho ruido y pocas nueces". Plantea que tal vez haya éxito en bajar la brecha cambiaria si es que el mercado interpreta que Pesce va a acelerar la devaluación, pero marca que faltan señales en materia fiscal.

"Una cuestión interesante que notamos en la presentación del Ministro Guzmán es que en ningún momento hizo referencia al costo fiscal de las medidas", apunta el informe, que diagnostica como una debilidad del equipo económico el hecho de no atacar el problema de fondo.

"El principal problema de la macro es que la política fiscal deriva en necesidades de financiamiento monetario que llevan a la brecha cambiaria a niveles insostenibles".

Por su parte, Martín Redrado, ex titular del Central, adelantó que el paquete de medidas "no mueve el amperímetro" y resaltó la necesidad de "un programa de estabilización económica y de transformación y modernización productiva, que fije un horizonte a la economía para recuperar la confianza".

Y criticó a Pesce: "Un Banco Central nunca tiene que hablar del tipo de cambio, tiene que hablar a través de sus acciones porque las palabras en un contexto de falta de credibilidad son complicadas de mantener".

También Marina dal Poggeto, una de las analistas más escuchadas en la City, dejó ver su escepticismo por las medidas. "Con una brecha cambiaria en estos niveles, la economía no funciona. Y la capacidad de reducir la brecha quedó trabada detrás de la disparada en la tasa de dólares de la economía y de la ruptura del hedge incorporado en el riesgo de desdoblamiento cambiario. Esta situación requería un fuerte cambio de expectativas que no luce aparezca después de las medidas", afirma.

Y, como sus colegas, señala un déficit grave en los anuncios: "No incorporan un diagnóstico correcto respecto a la señal de huida de activos argentinos que se coordinó en las últimas semanas".

En tanto, el consultor Salvador Di Stefano argumenta que el Gobierno no logrará éxito en su objetivo de incrementar la inversión privada mientras no haya señales claras de un alivio impositivo real: "Se puso el carro delante del caballo, cualquier incentivo a la economía se debe fundamentar en beneficios de largo plazo y no de corto plazo. El gobierno tiene que dar para recibir, no pedir para solucionar su problema, y dejar al sector privado expuesto a una cacería impositiva".

En definitiva, el paquete de medidas empezó su vigencia con "un gol en contra". Si uno de los objetivos era cambiar las expectativas negativas, es claro que se trató de un intento fallido.

 

 

Con información de www.iprofesional.com sobre una nota de Fernando Gutiérrez

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