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Ricardo López Murphy: “Si se restablece la previsibilidad de la deuda, se producirá un colapso del riesgo país”

El ex ministro de Hacienda habló tras la abstinencia que se impuso por el escenario electoral y transmitir un mensaje esperanzador “si se hacen las cosas bien”

ECONOMÍA 16/12/2019 Heretz Nivel
RICARDO LÓPEZ MURPHY

La situación de la economía al cierre de 2019 se caracteriza por enormes debilidades en lo micro económico, pero también algunas fortalezas macro, como la recuperación de la solvencia de las cuentas externas, con un superávit de balance comercial de cinco dígitos, unos 14.000 a 15.000 millones de dólares, reducción del déficit del turismo; y freno de la salida de dólares por la doble vía de la reinstauración del control de cambios a mediados de agosto y el reperfilamiento del pago de la deuda pública.

Frente a ese cuadro y dadas las necesidades impostergables de no sólo frenar la caída de la actividad económica que va en camino a su tercer año consecutivo, sino principalmente de volver a crecer para poder generar empleos y reducir la pobreza, el ex ministro de Hacienda, destacado consultor de empresas y de organismos internacionales y Premio Konex 1996, y Ricardo López Murphy, accedió a dar su primer entrevista a Infobae, después del período de abstinencia que se tomó por la campaña electoral, con un mensaje esperanzador: "si se hace una negociación rápida y exitosa de la deuda pública, externa e interna, la economía podrá ingresar en un círculo virtuoso”.

- Asumió el presidente Alberto Fernández y también su ministro de Economía, Martín Guzmán, y dieron sus mensajes a la ciudadanía. ¿Cuál fue su primera impresión?

- Voy directo a lo que creo son las cuestiones decisivas. La economía argentina, impuesta por la realidad del mercado hizo un sobreajuste. Las cuentas externas están sobreajustadas, ya se observa superávit en la cuenta corriente de divisas, no es normal en un país emergente. Eso ha ocurrido por una gran desconfianza, y me parece mal diseño de la política económica durante el gobierno anterior, pero, mal o bien, la economía hizo la corrección y está con superávit en la cuenta corriente. En esas condiciones creo que estamos en aptitud de hacer una estabilización macroeconómica valiosa, esto es aprovechar esa holgura en la situación externa, para relanzar el crecimiento; bajar la tasa de inflación; aumentar el empleo; y crear un ciclo favorable.

- Lo presenta muy simple…

- No. Tengamos en claro que no hay espacio para hacerlo con la política monetaria, ni con la política fiscal; como dijo el ministro de Economía. No tenemos espacio con la política monetaria por la aceleración de la velocidad circulación de dinero; tampoco con la fiscal porque no hay crédito. Todo el debate keynesiano es qué hacemos con el crédito que dispone el Estado, mayor que el sector privado, pero acá no lo dispone porque colapsó, se está en imposibilidad de renovar la deuda.

- ¿Y entonces?

- Ese situación crea una formidable oportunidad de recuperación porque bastaría que restableciera la previsibilidad de la deuda argentina para que se produjera un colapso del riesgo país, y eso sería un factor reactivante formidable; como lo sería lograr que retorne al sistema financiero los USD 15.000 millones que salieron de los bancos; cómo lograr también que muchos argentinos que tienen recursos en el país vuelvan a depositarlos en el sistema financiero, simplemente por el temor que han tenido que se los “roben”, que se los manoteen.

- ¿Usted lo que está diciendo es que la clave para que éste sea un gobierno exitoso, es recuperar la confianza? El ministro de Economía habló de “tranquilizar” a los mercados…

- Exactamente, la clave del problema macroeconómico y de la recuperación es el de recuperar la confianza en un sendero previsible. Me parece que es factible hacerlo, requiere por supuesto políticas monetarias y fiscales consistente en el corto y mediano plazo; un programa que permita una renegociación exitosa con nuestros acreedores y el apoyo de los organismos multilaterales. Ahora, la demora en actuar tiene costos.

 ¿Qué demoras observa?

- El país no tiene Presupuesto, no hay país moderno que pueda funcionar sin Presupuesto, no sólo eso, faltan los criterios de política económica. ¿Cómo puede funcionar una sociedad si nadie sabe lo que el Gobierno quiere hacer; no hay plan monetario, no sabemos lo qué va a ocurrir, con buen criterio el ministro ha dicho que esto no se arregla con una inundación monetaria, como estuvieron sugiriendo algunos partidarios, algunos dirigentes del Frente de Todos; pero no ha venido detrás de eso un plan consistente con el plan presupuestario; con el plan financiero, que nos dé a todos la tranquilidad y produzca la caída del riesgo país que está ahí disponible.

- ¿El Gobierno acaba de asumir, no habría que darle tiempo?

- El gobierno anterior hace 3 meses que desgraciadamente anunció el reperfilamiento de la deuda. Todos los países del mundo que yo conozco cuando anuncian la reestructuración de la deuda, inmediatamente al día siguiente presentan su propuesta a los acreedores. Acá no ha habido propuesta. No se conoce. Hace tres meses que lo único que hacemos es pagar sin poder colocar. Estamos sometiendo a la Argentina a un esfuerzo colosal.

- Esta semana el nuevo gobierno hizo un pago, también...

- Exacto, se pagó porque no se pudo colocar deuda. ¿Por qué estamos haciendo esta contracción de crédito, porque no somos capaces de formular una oferta. Y eso es un costo inmenso que le estamos poniendo a la economía por la incertidumbre. No tenemos plan monetario. No tenemos Presupuesto. ¿Cómo se maneja una República sin moneda y sin Presupuesto?, es una cosa que escapa a mi conocimiento. Y me pareció preocupante que el sistema político y parlamentario convalide esa hipótesis de trabajo como si fuera un almacén, o sea, una monarquía absoluta que dispone de los recursos de los contribuyentes sin ningún límite y sin ningún árbitro.

- El Presidente decidió trabajar con el Presupuesto anterior, ¿qué tiene que hacer, presentar al Congreso igual una estimación de crecimiento, de ingresos, para adaptarlo al ritmo inflacionario?

- Tiene que hacer esas estimaciones, el argumento puede ser que no han tenido las mayorías parlamentarias, que cambió la composición del Congreso el 10 de diciembre. Todo hubiera sido comprensible. Pero ha tenido un mes y medio para formular los criterios de política económica. Podría haber anunciado los criterios bajo los cuales se va a diseñar el Presupuesto, no estoy diciendo los números detallados, para eso ha nombrado a un secretario de Hacienda, que es muy experimentado y eso lo va a hacer rápido, pero necesita contar con las pautas básicas.

- ¿Por qué considera tan relevante el Presupuesto cuando casi nunca se lo ha cumplido?

- Porque la cuestión esencial para un país es contar con un Presupuesto, un programa monetario, un plan financiero, la reestructuración de la deuda interna, la reestructuración de la deuda externa. No hay nada más potente para reactivar esta economía, no hay ningún instrumento más potente que dar una respuesta a estos temas, que tendría un impacto extraordinario por el nivel de deterioro que tenemos, con tasas de interés que son 25, 26% anual en dólares. Eso colapsaría con un programa sensato.

- ¿Cree que se podría lograr una brutal baja de la tasa de riesgo país?

- No quiero decir que vamos a ir a las tasas de riesgo país uruguayas o chilenas, pero digo, colapsaría porque el nivel actual de más de 2.000 puntos básicos es producto de un gran temor, de una crisis feroz de confianza, que ha destrozado a la Argentina. Pero no es solo eso, no tenemos, no ha habido en la discusión en la campaña electoral, que ha sido pobrísima, una discusión sobre el sistema tributario, regulatorio, arancelario, que la Argentina tiene que tener. No lo sabemos. O sea, diría como los regímenes cuasi totalitarios nacidos del platonismo, de Platón, somos como un lienzo en blanco, cada uno que llega acá quiere escribir nuestra vida como si el mundo comenzara hoy.

- Algunos analistas leyeron el discurso del Presidente en la Asamblea Legislativa como “fundacional”…

- Bueno, esa idea del lienzo en blanco de Platón que empezamos de nuevo, no es posible; el país tiene una larga trayectoria. Entonces, tener claros los criterios impositivos, arancelarios, y regulatorios, es fundamental. No es cualquier país la Argentina, tiene probablemente la segunda reserva de gas del mundo. Hemos paralizado las inversiones por culpa del gobierno anterior, pero con la complicidad del nuevo, las inversiones inmensas que necesitamos. Entonces, a mí cuando me dicen qué le pareció el discurso. Bueno, mi problema es por qué no aclaramos las incógnitas, por qué no aprovechamos la transición, porque le estamos haciendo pagar a nuestra sociedad el inmenso costo de administrar el silencio de las autoridades.

- ¿Es un tema solucionable?

- No estoy pidiendo nada del otro mundo, sólo que lo expliciten. En un país normal, en una circunstancia normal, eso hubiera formado parte del debate electoral. O sea, cuando uno ve el debate electoral en otros países, sobresale qué es lo que piensan hacer con la apertura de la economía; con la inserción en el mundo; con la política tributaria; forma parte del argumento, del manifiesto. Cuando se habla del manifiesto, del Partido Colorado, del Partido Blanco, del Frente Amplio en Uruguay, uno sabía perfectamente lo que le esperaba. Acá no se sabe nada.

- ¿Entonces?

- Creo que ese es el principal problema que tiene nuestra economía, el problema del gobierno. Pero digo, el gobierno anterior, este gobierno. Es decir, la imposibilidad de comunicar los parámetros a los cuales nos tenemos que atener los miembros de la sociedad civil para organizar nuestra interacción voluntaria.

- ¿Por qué ocurre eso, porque no lo saben, temen que sea mal leída su propuesta?

- Creo que porque el gobierno anterior fue de un fracaso extraordinario, con una caída de la inversión del 30%, con una caída del consumo del 15%. O sea, prácticamente se le ha ganado sin explicitar un programa. Creía, con cierta ingenuidad probablemente, a pesar de los años que la transición iba a ilustrar sobre eso. Pero en realidad un tema tan importante es el ministro de Economía prácticamente no estuvo en el debate electoral. En otros países, supongamos Uruguay, que la fecha electoral fue la misma, todo el mundo sabía quién iba a ser el ministro si ganaba Luis Lacalle o si ganaba Daniel Martínez. El equipo de gobierno estaba claro. Se sabe perfectamente. Participan en la campaña electoral. Compiten las propuestas. Acá votamos a ciegas. Votamos, probablemente el noventa y pico por ciento de los argentinos votó en contra de algo. Una parte votó contra el gobierno anterior y otra parte contra la alternativa. No votaron a favor.

 Desde 1983 pareciera que se vota así…

- Sí, pero nunca como en este caso. O sea, por ejemplo, yo recuerdo otras campañas electorales donde las propuestas estaban muy claras. Después, si tenían viabilidad, no tenían viabilidad, si las circunstancias le iban a permitir al gobierno desarrollar su programa fiscal, porque una cosa es que pusiéramos un programa fiscal, monetario, financiero, de reestructuración de la deuda interna, externa, arancelario, tributario, regulatorio, y por distintas razones la sociedad civil, los sectores corporativos, lograran bloquear el programa democrático, eso puede ocurrir. Es un problema de gobernabilidad. Pero hoy no hay programa. Mi comentario tómese a favor. Es decir, estoy reclamando algo imprescindible en cualquier país, que me digan los parámetros sobre los que vamos a actuar. Es lo mínimo que el Estado tiene que proveer a la ciudadanía. Yo no quiero un Estado intrusivo, no quiero un Estado minorista, quiero un Estado estratega que me diga los parámetros fiscales son estos; los tributarios; los arancelarios; los regulatorios; del crédito, el mundo moderno funciona sobre el crédito. Todo el debate keynesiano, monetarista, digamos, macroeconómico, el que se hace si el sector público dispone de crédito. Acá no se dispone de crédito así que es más simple.

- No se dispone de crédito y tampoco se busca seducirlo, porque, por el contrario, se le dice al mundo que estamos peor de lo que creíamos...

- La deuda argentina no es grande, en proporción al PBI. Cuando se la compara con nuestros vecinos, excluida la intrasector público es relativamente pequeña, mucho más baja que la de Brasil, mucho más baja que la de Uruguay. No debería ser un problema encauzarla. Creo que por el gran castigo, por el gran fracaso que tuvo el gobierno anterior, es posible hacer una oferta con tasas muy bajas a las del mundo, probablemente muy favorable, que permita relanzar la Argentina a toda marcha. Eso es posible. O sea, los acreedores nuestros enfrentan tasas de 0%, de 1% anual, eso crea un espacio de maniobra que nunca tuvimos. Hay que aprovecharlo.

- En su primer conferencia de prensa el ministro de Economía, Martín Guzmán, no hizo mención al gasto público, al contrario, habló de que hay que aumentarlo para los sectores más vulnerables. ¿Cuál fue su lectura?

- Las dos referencias que me llamaron la atención fueron: no hay espacio para una explosión monetaria. Digo, dado lo que habíamos escuchado en campaña eso es un mensaje de sensatez; y quiero reconocer eso. Segundo, no hay espacio fiscal. Porque no hay crédito, porque la situación fiscal es extremadamente delicada. Si uno quiere volver a crecer no puede subir los impuestos al sector productivo, al sector que genera la riqueza en la Argentina. El tema central de las sociedades modernas es cómo se genera riqueza, la pobreza es lo natural. O sea, si nosotros no hacemos nada nos empobrecemos. Entonces, lo que es vital es cómo creamos un clima apropiado, generar riqueza, producción, inversión, progreso, empleo. Eso es lo que está en discusión.

- Pero se habla de un aporte solidario, una forma de no hablar de más impuestos, más retenciones a las exportaciones del campo...

- Creo que no es prudente con un régimen de impuestos extravagante como tiene Argentina subir los impuestos. Ese me parece un tema importante. Y me parece bueno que se haya reconocido que no hay espacio para políticas fiscales y monetarias expansivas. No hay espacio, es obvio que no lo hay. Pero como hemos escuchado tantos disparates durante tanto tiempo, que el ministro de Economía diga acá se aplica la ley de gravedad es revolucionario.

- El Presidente dijo, sin embargo, que por un lado iba a cuidar las cuentas públicas, pero por el otro destacó que hay que aumentar las jubilaciones mínimas, la asignación para los sectores más vulnerables, y para eso iba a buscar un apoyo solidario...

- Antes de entrar a discutir las medidas, que las voy a discutir cuando salgan, quiero decir una cosa que sí me parece importante, tenemos que evitar las neo lenguas. Yo he visto por ejemplo que se dice no quiero colocar deuda, pero no quiero pagar los intereses por dos años. Eso es lo mismo que endeudarse. Si yo no pago los intereses estoy diciendo fináncienme, háganme un préstamo por el total de los intereses, eso aumenta la deuda. Entonces, hablemos un lenguaje preciso. Si uno no quiere endeudarse va a tener que pagar los intereses.

¿Qué intereses, los de la deuda vieja o los de la deuda nueva, que va a ser reestructurada? Supongo que la deuda nueva. Ahora, eso implica en la Argentina una negociación compleja. Pero probablemente exitosa si actuamos rápido. Por qué, porque los títulos están muy bajos, la tasa de interés del mundo es 0%, o muy cercana a 0%. Hay un espacio tan amplio para que ganen los acreedores, ganemos nosotros, y gane la Argentina, sobre todo porque una baja dramática del riesgo país tendría un efecto espectacular sobre el nivel de actividad y sobre la recuperación de la inversión. Y eso podría producir una mejora extraordinaria, por ejemplo, simplemente logrando que los depositantes en dólares volvieran, no otros. Los USD 15.000 millones que se han ido en los últimos tres meses, aterrados porque creían que los iban a manotear, a robar, simplemente hay que decir que no se los va a robar.

- ¿Cómo se le puede dar esa garantía a los argentinos, cuando casi 20 años atrás se les dijo “el que tiene dólares recibirá dólares, y le dieron pesos a un tipo de cambio ad hoc, muy debajo de la cotización de mercado?

- No está en la cabeza de ningún integrante del sistema político robar a los depositantes, por ninguna razón. Eso es una cosa extraordinaria. Yo escuchaba a una persona muy importante de la sociedad argentina, intelectual, decir “estamos frente a un violador contumaz”, entonces digo, el primer problema político, moral, que tiene que resolver la sociedad argentina es devolverle la confianza a los ciudadanos en el Estado y en su sistema político. Si los ciudadanos creen que el Estado es el ladrón estacionario, el violador contumaz, esta sociedad no tiene ningún futuro. Por eso, se le debe dar un puente de plata para que vuelvan al sistema los capitales que en este clima de temor, de incertidumbre, compraron divisas. Eso fortalecería ese retorno. Si vuelven los USD 15.000 millones que se fueron y supongamos que volvieran USD 15.000 más, se triplicaría el sistema financiero argentino. Entonces, hay fuentes de expansión de la actividad económica extraordinaria a nuestro alcance. Con las cuentas externas balanceadas. Esto es muy distinto de la situación de enorme desequilibrio que había en el segundo trimestre del 2018 donde íbamos a un déficit de cuenta corriente de divisas de USD 45.000 millones. Más, eso era imposible, eso era un delirio. O sea, un país que se endeudaba no para invertir sino para consumir era un país disparatado.

- ¿Ve al Gobierno en esa línea, o es una expresión de buenos deseos?

- No, yo no juzgo, sí quiero aprovechar su reportaje, que siempre ha sido muy responsable y muy cuidadoso, para marcar la inmensa oportunidad que tiene la Argentina. Entonces, en ese clima depresivo, negativo, curtido por el odio, el rencor, el encono, yo tomo la palabra del Presidente y replico en los términos mejores. Creo que hay una oportunidad para crear un clima de confianza, de certezas, de respeto a la propiedad privada, a la iniciativa privada, al ahorro, al mérito. Ese es un discurso que reconozco no comparte el Gobierno pero yo creo que es vital. O sea, yo creo en la meritocracia. O sea, creo que una democracia que funciona lleva a los mejores al Parlamento, a los gobiernos locales, provinciales, los jueces, el sistema judicial va a ser bueno si llevamos a los mejores a ser jueces. El sistema educacional va a ser el mejor si llevamos a los mejores a ser maestros. El país progresa si se honra el mérito y el esfuerzo; el ahorro y el sacrificio. Y castiga a los vivillos, en todos los órdenes, corruptos o que se aprovechan del esfuerzo.

- El Poder Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de Ley de Emergencia Económica ¿Qué opina?

- A mí no me gusta eso. O sea, yo he vivido muchos años bajo emergencia. Para algo tenemos la Constitución. La Constitución, la división de poderes. Si algo tiene que construir el Gobierno es una mayoría parlamentaria operativa. Si algo no supo construir el gobierno anterior fue una mayoría parlamentaria. Es decir, la idea de gobernar en minoría, de no tener que llegar a acuerdos, es un error, es un error conceptual. Acá hay que construir una mayoría operativa. La ley de Emergencia es para no construir la mayoría. Yo creo que delegar en el Poder Ejecutivo lo que son facultades del Congreso de la Nación no es constructivo.

Reconozco la emergencia, reconozco la dificultad, yo prefiero que construyamos las medidas con el procedimiento parlamentario. No les va a hacer mal a los diputados trabajar todo el verano, y a los senadores, les va a hacer muy bien. Nosotros tenemos un sistema político que es extremadamente caro, el más caro que yo he conocido, con un sistema electoral increíblemente caro que no lo usamos que son las PASO, con legislaturas que son costosísimas. Digo bueno, por lo menos hagámoslos trabajar. O sea, decretar la emergencia es no hacer trabajar a los diputados y senadores. Yo los quiero ver delgados, o sea: esforzados, ejercitados, concentrados en servir a sus conciudadanos, no holgazanes porque les han delegado el poder a un gobierno…bueno, que se crea iluminado. Yo prefiero el sistema de Juan Bautista Alberdi, control y balance. Ya el régimen presidencial argentino tiene suficientes atributos para darle además poderes de emergencia.

- Uno de los argumentos que dio el Presidente es que como está el problema de la deuda y no puede definir cómo se va a reestructura no puedo definir el plan financiero y por lo tanto el plan monetario…

- Pero hace tres meses que se decretamos la emergencia, con el reperfilamiento de la deuda. ¿Por qué no se negocia desde hace tres meses? Porque no se animaron, ni el oficialismo ni la oposición, a poner los números sobre la mesa. La negociación la hubieran podido comenzar hace 3 meses. Un problema de unidad nacional. El problema de la deuda no es del gobierno anterior ni de éste, es un problema de unidad nacional. Es un problema, como decía Nicolás Avellaneda, tenemos una sola bandera, un solo honor y un solo crédito. Fue ese edicto de Avellaneda el que creó las condiciones para la más gigantesca expansión que vivió la Argentina, el país que se volvió, en las palabras de Paul Samuelson, la esperanza del mundo.

Entonces yo digo, ese no es un tema de una facción, no es un tema de discusión. Yo creo que afortunadamente el gobierno actual, el gobierno anterior, los que no pertenecemos ni al gobierno anterior ni a este, creemos que tenemos que honrar nuestras deudas. Y tenemos que hacerlo, bueno, de acuerdo a las posibilidades, reconociendo nuestras dificultades, y lo tenemos que hacer con un criterio razonable. La podríamos haber resuelto hace 3 meses la negociación. No va a ser muy diferente.

- ¿Piensa que no se hizo porque no se tenía claro el horizonte, por incapacidad o porque, estirar el default, aunque parcial, le permitiría contar con caja para hacer políticas expansivas?

- Porque parte de la discusión en la Argentina está la fantasía que lo va a pagar otro. Es decir, por ejemplo, cuál es el temor de los depositantes, por qué se han ido tantos depósitos, por qué hay ese colapso de la deuda argentina, porque la gente cree que la van a manotear, que la van a confiscar. Creo que no es posible hacer eso y ser exitoso. O sea, si van a robar no vamos a tener ninguna posibilidad. En mi lectura del discurso del ministro de Economía veo que él entiende y comprende; es un hombre expuesto al mundo, que tenemos que hacer una negociación exitosa. Esa negociación no debe mirar el corto plazo, este año, el año que viene, sino que tiene que mirar la trayectoria. Si nosotros hacemos previsible el crédito público argentino, bajamos dramáticamente el riesgo país, no habrá ninguna fuerza tan reactivante como esa, no hay nada disponible en la Argentina más poderoso que llegar a un acuerdo razonable con los acreedores. Para el cual se dan circunstancias excepcionalmente favorables, las tasas en el mundo son muy bajas, el castigo sobre nuestra deuda es enorme, una oferta sensata va a crear una inmensa oportunidad.

Entonces, esa inmensa oportunidad, digo, el que más la va a capitalizar es el gobierno actual. Si hace las cosas bien es una posibilidad de expansión enorme que tenemos. Entonces, yo digo, recrear la confianza en el país, en los derechos de propiedad, en el cumplimiento de la ley, en el crédito público, en la previsibilidad, en impuestos que no sean confiscatorios, en regulaciones que se ajusten a las realidades económicas. O sea, cómo desarrollamos Vaca Muerta, ¿negando la realidad? Es decir, los precios de Vaca Muerta tienen que responder al mundo, de lo contrario no va a haber oportunidades. Ahora, si hacemos lo que corresponde hay una inmensa oportunidad para volver a crecer.

Lo que no quiero dejar pasar es, recojo el guante del Presidente, al llamado a la concordia le respondo con una actitud de concordia. Creo que tenemos una inmensa oportunidad, ojalá actúe con lucidez. Me pareció la iniciativa del ministro de Economía de convocar a los ex secretarios de Financiamiento una iniciativa muy favorable. Yo le agregaría convoque a los ex secretarios de Administración Tributaria para no cometer un error en esa materia y probablemente convoque a los que han ayudado o han pensado los temas del mercado de capitales y el sistema financiero, porque la Argentina tiene prácticamente un sistema financiero inexistente, un mercado de capitales que es el 1% del resto del mundo. Recrear eso, volver a generar en el país la oportunidad de ahorrar y de invertir partiendo de niveles inexistentes. Está todo para crecer, para generar empleo, producción, impuestos. Va a hacer que la carga y el esfuerzo lo pague el crecimiento. Y si son cuidadosos con el gasto ese aumento de la actividad va a permitir que le quiten esos impuestos agobiantes a la inversión y al empleo y generar un círculo virtuoso de expansión, eso es lo que necesita la Argentina. Una oportunidad inmensa para crecer y ser exitosa después de muchas décadas de fracasos en la cual todo el espectro político, democrático y autoritario, ha estado en curso.

- ¿Ve que eso es realmente posible y probable?

- Insisto, tomo el guante del Presidente, como tomo favorablemente las palabras del ministro Martín Guzmán, tienen que ser replicadas por una actitud constructiva. Ahí va mi actitud constructiva, no les pido algo que no tenga Uruguay, que no tenga Chile, no tenga Brasil, no tenga Paraguay, no tenga Perú, no tengan la mayoría de los países. Les pido Presupuesto como tienen todos los países civilizados. Programa monetario. Un plan financiero. Explicitar las condiciones de la reestructuración de la deuda interna y externa. Explicitar las condiciones regulatorias. Hacerla en un contexto que sea favorable al empleo y a la inversión. Y volver a convocar a los argentinos a creer que invertir en su país, ahorrar en su país, no es para ser robado sino es para mejorar sus oportunidades de futuro, para ellos, para sus hijos y para sus nietos. Me parece que esa es la mejor respuesta al mensaje constructivo del presidente en el Congreso de la Nación.

- ¿En ese escenario, es un buen punto de partida decir que a pesar que se reconoce que hay una inercia de alta inflación, y se estime descendente, pero de modo gradual, congelar las tarifas de los servicios públicos?

- Las regulaciones sobre los precios públicos tienen que ser de naturaleza económica. Si no tenemos espacio fiscal no tenemos espacio para tener subsidios extravagantes. El país tiene problemas inmensos en su infraestructura, tiene una bajísima inversión, nuestra inversión no repone el capital, invertimos menos de lo que se vuelve obsoleto o se deprecia. Tenemos mucha gente empleada en el mercado informal, en puestos de muy baja calidad. A mí me parece que hay una oportunidad inmensa para transformar ese fracaso en éxito. Y creo que hay que actuar constructivamente. Es fácil en la política argentina atizar los odios, el encono, el enfrentamiento, a mí me parece que eso no es bueno, no es sano. Ninguna sociedad progresa edificando las opciones políticas sobre el antagonismo y el odio. No hay ningún futuro sobre el antagonismo y el odio, nada más que fracaso, sufrimiento, dolor.

- Postergación…

- Más postración. Más postergación. Entonces, ha habido un mensaje de convocar a la unidad nacional, a la concordia, a actuar con racionalidad. Por eso yo quisiera que este reportaje, el primero que doy después de guardar silencio de la manera más constructiva que he podido, sea tomado valiosamente. Es decir, sea tomado como un esfuerzo de generar oportunidades. En mi opinión no va a haber oportunidades si desconocemos principios económicos elementales en los precios de los servicios públicos o adoptamos impuestos confiscatorios, o seguimos creando incertidumbre sobre el futuro. Ese camino no es posible. El camino que es posible es recomponer la confianza, que vuelvan a creer en el país. Que vuelvan a creer en la legalidad.

con información de www.infobae.com sobre una nota de Daniel Sticco

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