Santiago Caputo y la polémica viral por el acuerdo con Estados Unidos

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Santiago Caputo celebró el acuerdo con EE.UU. y atacó a periodistas críticos de la política exterior de Milei.
  • El Gobierno difundió solo una parte del entendimiento, omitiendo condiciones relevantes exigidas por Washington.
  • Estados Unidos destacó compromisos argentinos en apertura de mercados, propiedad intelectual y estándares regulatorios.
  • Sectores locales temen impactos en industria farmacéutica, producción agropecuaria y normas técnicas.
  • El acuerdo incluye compromisos laborales, ambientales y de cooperación en seguridad económica y minerales críticos.
  • Especialistas advierten que las concesiones podrían alterar la estructura productiva y regulatoria del país.

En medio de la repercusión que generó el anuncio del acuerdo marco entre la Casa Blanca y el gobierno de Javier Milei, el asesor presidencial Santiago Caputo desató una nueva polémica al festejar en redes sociales y apuntar contra periodistas que habían cuestionado las intervenciones internacionales del Presidente. El gesto, considerado desatinado incluso por sectores oficialistas, elevó la tensión en torno a un entendimiento que aún genera interrogantes por sus implicancias económicas, regulatorias y comerciales.

Caputo publicó un mensaje en el que adjudicó el avance del acuerdo a la estrategia internacional de Milei y dedicó el anuncio a una serie de periodistas a quienes acusó de no comprender “la presente hora nacional”. En su publicación difundió el comunicado de la Oficina del Presidente, que destaca la ampliación del acceso de la carne argentina al mercado estadounidense y la eliminación de ciertas barreras no arancelarias. Sin embargo, evitó hacer referencia a las condiciones establecidas por Washington, que incluyen compromisos comerciales y regulatorios con impacto en sectores sensibles de la economía local.

Del lado estadounidense, el documento oficial menciona aspectos que el Gobierno argentino no incluyó en su comunicación. Entre ellos, la apertura del mercado local al ganado bovino vivo y a las aves de corral estadounidenses, así como una simplificación para el registro de productos cárnicos, porcinos y lácteos provenientes del país norteamericano. Se trata de anuncios que podrían tensionar a segmentos de la producción nacional que compiten directamente con esas importaciones.

El acuerdo también contempla adecuaciones a los criterios de patentabilidad, un punto que preocupa especialmente a la industria farmacéutica local, que advierte riesgos para la producción de medicamentos genéricos. A esto se suman compromisos vinculados a la transferencia de datos digitales —incluidos datos personales— y a la armonización en áreas estratégicas como minerales críticos, seguridad económica y control de exportaciones.

Otro capítulo relevante del acuerdo gira en torno a la propiedad intelectual. El compromiso argentino de avanzar en reformas para abordar observaciones históricas de Estados Unidos —como demoras en la tramitación de patentes, falsificación de productos o indicaciones geográficas— es visto con cautela en sectores industriales que temen una mayor dependencia tecnológica. Washington también destacó que Argentina permitirá el ingreso de vehículos y dispositivos médicos estadounidenses bajo normas técnicas propias de ese país, sin requisitos adicionales de evaluación local.

Las concesiones de Argentina se complementan con la eliminación progresiva del impuesto estadístico para productos estadounidenses y el compromiso de retirar formalidades consulares para sus exportaciones, medidas reclamadas desde hace años por diferentes administraciones norteamericanas.

En materia laboral, el acuerdo incorpora obligaciones vinculadas a la prohibición de importaciones producidas mediante trabajo forzoso, además de compromisos ambientales que incluyen combatir la tala ilegal y avanzar hacia una economía más eficiente en el uso de recursos, en particular en el sector de minerales críticos.

En el plano bilateral, ambos países se comprometieron a coordinar políticas para enfrentar prácticas no mercantiles de terceros países, armonizar controles a las exportaciones y fortalecer la estabilidad del comercio mundial de soja. También habrá cooperación para facilitar inversiones y desarrollar cadenas de valor vinculadas a minerales estratégicos.

La difusión incompleta del acuerdo por parte del Gobierno argentino, sumada al tono confrontativo del mensaje de Caputo, generó preocupación en algunos sectores económicos y políticos. Mientras el oficialismo presenta el entendimiento como un logro histórico, especialistas advierten que muchas de las concesiones realizadas podrían modificar de manera profunda la estructura regulatoria y productiva nacional. Las próximas semanas serán clave para conocer los detalles finales del convenio y su proceso de implementación.

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