El dólar tras las legislativas: calma frágil y expectativas en tensión

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Tras las elecciones, el dólar vuelve al centro del debate financiero.
  • La demanda privada explica la reciente presión cambiaria.
  • El BCRA inicia una lenta normalización monetaria tras meses de tensión.
  • Licitación del Tesoro muestra señales de estabilización y menor cobertura en dólares.
  • El pago al FMI impactará en las reservas pero busca evitar sobresaltos cambiarios.
  • La evolución del tipo de cambio dependerá del equilibrio entre oferta y demanda en las próximas semanas.

La elección de medio término reacomodó expectativas y volvió a poner al dólar en el centro de las preocupaciones de hogares, empresas e inversores. El alivio inicial por la continuidad del programa económico convive con la cautela: persisten interrogantes sobre la oferta de divisas, los pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI) y la evolución de las tasas tras meses de hiperactividad defensiva del Banco Central (BCRA). En este nuevo escenario, el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) volvió a transformarse en termómetro del humor financiero, con la banda cambiaria actuando como referencia psicológica tanto para los operadores como para el público minorista.

La reciente presión cambiaria no se explica únicamente por maniobras oficiales, sino por un conjunto de factores estacionales y de portafolio que reavivaron la dolarización de corto plazo. El fin de mes, el cobro de salarios y la necesidad de cubrir compromisos generaron un repunte de la demanda privada justo cuando la oferta de divisas se mantuvo contenida. En paralelo, el Gobierno envió señales de normalización monetaria, con el objetivo de reducir la volatilidad y moderar el costo del dinero, en un intento por reactivar la economía sin desanclar las expectativas.

El frente externo también juega su papel. Una política más flexible por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos podría, eventualmente, facilitar el acceso de Argentina a los mercados internacionales. Sin embargo, los analistas coinciden en que ese escenario solo se materializará si el riesgo país continúa bajando y si las políticas locales sostienen la credibilidad fiscal y monetaria. En este contexto, la coordinación entre el Tesoro y el BCRA se mantiene bajo observación, especialmente con un tipo de cambio oficial que roza el techo de la banda.

Los informes de Invecq y Portfolio Personal Inversiones (PPI) ofrecen lecturas complementarias sobre el panorama inmediato. Desde PPI, la explicación para el salto del dólar radica casi exclusivamente en la demanda privada. Según el bróker, no hay evidencia de compras oficiales que justifiquen la presión en la plaza. Los depósitos del Tesoro en dólares, de hecho, disminuyeron levemente hasta los 79 millones, sin movimientos compensatorios en pesos, lo que sugiere que no hubo flujo estatal relevante.

En cambio, la dolarización de portafolios minoristas —potenciada por el cobro de sueldos y los compromisos de fin de mes— habría actuado como principal impulsor de la suba. La consultora advierte que cuando el dólar oficial se aproxima al techo de la banda, el mercado se vuelve más sensible a cualquier movimiento, lo que exige un monitoreo preciso de los flujos de corto plazo.

Por su parte, Invecq pone el foco en la “normalización monetaria” como el gran desafío poscomicios. El BCRA redujo parcialmente los encajes bancarios y ajustó el cómputo del efectivo mínimo, buscando aliviar tensiones sin comprometer el anclaje nominal. Aun así, la exigencia sigue siendo la más alta desde 1993. Algunas tasas de corto plazo ya reaccionaron: la caución ronda el 20% y los repo, el 30%. Pero el resto del sistema aún no acompaña, limitando la recuperación del crédito y de la actividad económica.

La primera licitación del Tesoro tras las elecciones también aportó señales positivas. Según Invecq, la tasa promedio de las LECAP bajó a 2,87% mensual, un nivel que no se observaba desde marzo, y el 100% de la colocación se realizó a tasa fija, desplazando los instrumentos atados al dólar. Aunque el rollover fue del 60%, la liberación de liquidez al sistema es vista como un paso hacia la estabilización.

En el frente externo, el Tesoro deberá afrontar esta semana pagos por 853 millones de dólares al FMI. PPI prevé que el Gobierno recurrirá nuevamente al BCRA para comprar las divisas necesarias, como ya ocurrió en octubre, lo que permitiría evitar mayor presión sobre el mercado, aunque a costa de un impacto en las reservas.

Hacia adelante, el equilibrio cambiario dependerá de dos factores: que la demanda privada pierda intensidad a medida que se disipe el pico salarial y que las intervenciones oficiales mantengan previsibilidad. Si esos elementos se alinean, el dólar podría estabilizarse en las próximas semanas. Pero cualquier desajuste —interno o externo— podría reavivar las tensiones.

En el Gobierno confían en que la calma se mantenga y que la confianza poslectoral permita avanzar en reformas estructurales. En los mercados, en cambio, predomina la cautela. Nadie descarta un nuevo sobresalto: en Argentina, el dólar nunca deja de ser el gran termómetro político y económico.

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