
Máximo Kirchner busca sostener el PJ bonaerense en medio de tensiones con el kicillofismo
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- Máximo Kirchner enfrenta el fin de su mandato al frente del PJ bonaerense el 18 de diciembre.
- Se analiza prorrogar su presidencia hasta marzo de 2026 para unificar las elecciones provinciales y municipales.
- El kicillofismo se opone a su continuidad y promueve una renovación bajo liderazgo de intendentes.
- Cristina Kirchner y su sector respaldan la permanencia de Máximo en el cargo.
- La vicegobernadora Verónica Magario y varios intendentes suenan como alternativas de consenso.
- La conducción del PJ provincial será clave para definir el armado peronista rumbo a 2027.
El futuro del Partido Justicialista bonaerense vuelve a ser terreno de disputa. A poco más de un mes de que venza el mandato de Máximo Kirchner al frente del PJ provincial, el peronismo se encuentra en plena deliberación sobre su conducción. “No se va a aferrar a ningún cargo, pero si hay consenso, la voluntad de Máximo es seguir”, aseguró un dirigente cercano al líder de La Cámpora. Sin embargo, el consenso que en 2021 lo llevó a la presidencia parece hoy una meta lejana.
Kirchner asumió el 18 de diciembre de ese año, en un acto cargado de simbolismo en la Quinta de San Vicente, con el apoyo de todas las vertientes del justicialismo bonaerense y el respaldo del entonces presidente Alberto Fernández. Hoy, cuatro años después, ese frente amplio se encuentra resquebrajado. Las tensiones acumuladas entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner —que marcaron los últimos dos años de la vida interna del peronismo— erosionaron la figura de Máximo y abrieron una discusión más profunda sobre el rumbo del partido en la provincia más populosa del país.
Aunque Kirchner había anunciado su intención de convocar a elecciones partidarias para noviembre o diciembre, el llamado nunca se concretó. La carta orgánica del PJ exige que la convocatoria se realice con 60 días de anticipación, plazo que ya se venció. Esa omisión podría generar un vacío legal y abrir la puerta a una intervención judicial. Por eso, dirigentes del partido buscan un atajo: prorrogar el mandato de Kirchner hasta marzo de 2026 y realizar en esa fecha las elecciones provinciales junto con las de los PJ municipales, que también vencen entonces.
El acuerdo no está cerrado. En La Plata afirman que la postergación aún se debate, mientras que en el camporismo aseguran que ya fue consensuada. La diferencia revela el clima de desconfianza que domina la interna. “Hay varios que lo quieren echar a patadas a Máximo, que lo quieren empujar afuera del partido”, admitió un intendente cercano al kirchnerismo, preocupado por la falta de cohesión.
El gobernador Axel Kicillof, en tanto, observa la situación desde su propio tablero político. En el esquema que construyó desde 2019, no hay espacio para una continuidad de Máximo Kirchner. “La conducción del PJ en manos de Máximo ya no tiene legitimidad. Sobre todo después de la carta de Cristina y los reiterados cuestionamientos a Axel”, sostienen en su entorno. El gobernador ya anticipó a los intendentes su intención de competir por la Presidencia en 2027, y sus aliados creen que involucrarlo ahora en una disputa partidaria con La Cámpora sería un “desgaste innecesario”.
Desde ese sector, muchos proponen que el PJ provincial sea encabezado por un intendente o por un ministro del riñón kicillofista, aunque sin exponer directamente al mandatario. La vicegobernadora Verónica Magario aparece como posible síntesis entre ambos mundos: mantiene buena relación con Cristina Kirchner y responde políticamente a Kicillof. Su nombre circula junto al de los intendentes Federico Otermin (Lomas de Zamora), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) y Federico Achával (Pilar), todos con peso territorial y presencia constante en las decisiones partidarias.
Sin embargo, no todos coinciden con esa estrategia de “bajo perfil”. Algunos intendentes sostienen que Kicillof debería asumir personalmente la presidencia del PJ bonaerense para fortalecer su liderazgo y consolidar su rol dentro del peronismo nacional. “El Gobernador siempre fue el presidente del PJ. Sería bueno que él ocupe su lugar”, argumentó uno de ellos.
Por ahora, nadie se anima a hablar abiertamente de una interna. Los antecedentes no son alentadores: el intento de elecciones en el PJ nacional, cuando el riojano Ricardo Quintela desafió a Cristina Kirchner, terminó desactivado entre acusaciones cruzadas. En el peronismo bonaerense, la prioridad inmediata pasa por evitar una fractura abierta mientras se negocia el presupuesto y el endeudamiento provincial. Pero la pregunta ya está instalada: ¿qué méritos tiene Máximo Kirchner para seguir al frente del partido?
La respuesta, coinciden en los distintos espacios, dependerá del equilibrio que logren construir los intendentes, hoy los verdaderos árbitros del poder peronista en la provincia. En un contexto de reconfiguración interna y sin liderazgos indiscutidos, el PJ bonaerense vuelve a ser el escenario donde se juega mucho más que una presidencia partidaria: el futuro del peronismo en su territorio clave.








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