
La nueva CGT: triunvirato renovado y una promesa de unidad ante la reforma laboral
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- La central obrera eligió un triunvirato integrado por Octavio Argüello, Jorge Sola y Cristian Jerónimo.
- La votación ratificó la continuidad del esquema tripartito por amplia mayoría.
- El congreso se realizó con 1.604 delegados y 35 votos en blanco.
- El kirchnerismo sindical fue desplazado, aunque mantendrá cargos menores.
- La UTA se alejó de la CGT, mientras Barrionuevo y aliados aceptaron cargos secundarios.
- La nueva conducción deberá enfrentar la discusión por la reforma laboral con el Gobierno.
Con un equilibrio entre continuidad y renovación, la Confederación General del Trabajo (CGT) definió este miércoles su nueva conducción en un congreso marcado por tensiones internas, acuerdos de último momento y un mensaje claro de resistencia frente a la reforma laboral impulsada por el Gobierno. El triunvirato electo —integrado por Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (Vidrio)— conducirá la central obrera hasta 2029, en una etapa que promete desafíos complejos en el vínculo con la Casa Rosada y con el propio mapa sindical.
El congreso reunió a 1.604 delegados, unos 500 menos de los habilitados, y ratificó por amplia mayoría la continuidad del esquema de conducción tripartito, descartando la posibilidad de un liderazgo unipersonal como proponía un sector minoritario. La votación se resolvió en favor del consenso alcanzado la noche anterior entre los principales caciques gremiales: Héctor Daer, Armando Cavalieri, Hugo Moyano, Gerardo Martínez, José Luis Lingeri y Sergio Sasia, quienes sellaron la lista definitiva en la sede de la UOCRA. El acuerdo implicó, también, la marginación del kirchnerismo sindical y de referentes como Luis Barrionuevo y Roberto Fernández (UTA), que no lograron imponer su postura.
Tras la proclamación del nuevo triunvirato, Argüello fue el encargado de cerrar el congreso con un discurso de tono combativo: “Nos vino una tarea muy difícil, pero sabemos que con los trabajadores no se jode y estamos unidos para enfrentar cualquier situación que nos quiera llevar a que nos quiten los derechos que nos han costado tanta lucha”. Le siguió Jerónimo, que ratificó el compromiso histórico del sindicalismo con la defensa de las conquistas laborales: “No vamos a permitir ni retroceder un solo paso en los derechos adquiridos del movimiento obrero argentino”.
El discurso más extenso lo ofreció Sola, quien buscó tender un puente entre la modernización tecnológica y la defensa de la negociación colectiva. “Sabemos que el mundo del trabajo ha cambiado y que la robótica es una realidad, pero tenemos una herramienta fenomenal que son los convenios colectivos. Allí empleadores y trabajadores pueden crear sus reglas”, subrayó. Y añadió: “El crecimiento de este país se ha hecho con los derechos de los trabajadores. Quienes crean que somos adversarios políticos se equivocan: somos socios estratégicos”.
El tono triunfalista del cierre —con aplausos, abrazos y la entonación de la Marcha Peronista— disimuló las tensiones de la jornada. La fractura con el sector kirchnerista y el alejamiento de la UTA marcaron el límite de la unidad. Aun así, varios dirigentes alineados con ese espacio aceptaron permanecer en el Consejo Directivo, aunque lo hicieron designando a segundas líneas en los cargos ofrecidos, como gesto de disconformidad. Abel Furlán (UOM) cedió su lugar en la Secretaría de Interior pero ubicó allí a Osvaldo Lobato; y Sergio Palazzo (bancarios) hizo lo propio con Rosa del Carmen Sorsaburu, que ocupará la Secretaría Administrativa.
El reacomodamiento también alcanzó a gremios tradicionales. Ricardo Pignanelli (SMATA) aceptó una vocalía, mientras que Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) conservaron sus posiciones estratégicas. Otros dirigentes cambiaron de área: Héctor Daer pasó a la Secretaría de Interior y Horacio Arreceygor (SATSAID) asumió en Prensa.
En cuanto a la representación femenina, la nueva CGT mostró avances modestos. La candidata Maia Volcovinsky (Judiciales), que había sido propuesta para integrar el triunvirato, continuará en la Secretaría de Derechos Humanos, mientras que Marina Jaureguiberry (SADOP) ascendió a la Secretaría de Ciencia y Técnica, uno de los pocos lugares de peso para el sindicalismo de mujeres.
El flamante triunvirato asume con el desafío de mantener la cohesión interna en un contexto político signado por la reforma laboral que el Gobierno busca impulsar y que promete ser el eje central de la relación con la Casa Rosada. Entre la necesidad de adaptarse a los cambios del mundo del trabajo y la defensa de los derechos adquiridos, la nueva CGT intenta mostrarse como un actor renovado, pero firme, dispuesto a resistir las embestidas sin romper los canales de diálogo.





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