La estrategia del cordobesismo: Un táctico silencio ante el escándalo Espert

POLÍTICAAgencia de Noticias del InteriorAgencia de Noticias del Interior
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En un contexto político marcado por tensiones y renuncias, la decisión del gobernador cordobés, Martín Llaryora, y del exgobernador Juan Schiaretti de mantener un silencio estratégico frente a la situación de José Luis Espert plantea una serie de implicaciones que podría ser crucial para el futuro del cordobesismo y su posicionamiento en la arena política nacional.

Por un lado, la revelación de que "son hechos que debe investigar la Justicia y analizar el periodismo" resuena con una lógica clara: la necesidad de distanciarse de la controversia que rodea ao ex candidato a diputado, especialmente en un ambiente donde los libertarios están en búsqueda activa de votos en Córdoba. El hermetismo adoptado por el cordobesismo no es solo una medida de precaución, sino una estrategia consciente para evitar ser arrastrados a la polémica y la crítica que pueda vincularlos con el kirchnerismo, particularmente en un distrito que se ha mostrado tradicionalmente anti-K.

La realidad que enfrentan Llaryora y Schiaretti es que el Gobierno nacional atraviesa un momento de debilidad en la provincia de Buenos Aires, lo que incrementa la importancia de los votos en Córdoba. Al centrarse en temas que afectan directamente a su electorado, como la obra pública y las retenciones en el sudeste productivo, ambos líderes parecen intentar provincializar la campaña y evitar cualquier controversia que pueda perjudicar sus objetivos electorales.

El silencio mantenido por el cordobesismo puede interpretarse también como una respuesta estratégica frente a los desafíos que enfrentan. Un integrante de la mesa chica de Llaryora articuló esta postura al afirmar: "Cuando el enemigo se equivoca, lo mejor por hacer es no hacer nada". Este enfoque revela una táctica deliberada para eludir el fuego cruzado y mantener su imagen intacta en un clima incierto. La apuesta por provincializar la campaña refuerza la idea de que, a pesar de los escándalos nacionales, el enfoque debe estar en la gestión local y las necesidades de la comunidad.

Asimismo, se anticipa que, a tres semanas de las elecciones, el cordobesismo implementará tácticas ya probadas, como el 'call center', para movilizar a sus bases y garantizar el voto en la línea de Schiaretti. Este tipo de iniciativas son un reflejo de la estrategia que ha llevado al cordobesismo al éxito en elecciones pasadas y ahora se vuelve aún más relevante en un momento donde la cohesión interna y el enfoque en la gestión son primordiales para mitigar cualquier efecto contrario.

En resumen, el enfoque del cordobesismo frente a la crisis de Espert no solo revela un cálculo político pragmático, sino también una comprensión profunda de las dinámicas electorales en juego. A medida que se acerca la contienda electoral, la capacidad de Llaryora y Schiaretti para mantener su narrativa centrada en la gestión provincial y evitar ser arrastrados por la marea nacional podría definir su futuro político. Al final, el silencio no solo es una forma de evitar polémicas, sino una estrategia para articular una respuesta efectiva ante los desafíos que se avecinan.

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