Bullrich y Jorge Macri buscan sellar la tregua en plena campaña

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Bullrich y Jorge Macri podrían mostrarse juntos en Marcos Paz tras meses de distanciamiento.
  • La ministra busca seducir al votante histórico del PRO tras la derrota bonaerense del 7S.
  • Jorge Macri accedió a la foto, pero pidió señales de respaldo en coparticipación y presos.
  • El acercamiento se enmarca en la negociación por el traspaso del Servicio Penitenciario Federal.
  • A comienzos del año, ambos habían protagonizado un fuerte cruce por la crisis carcelaria.
  • La eventual foto busca proyectar unidad entre LLA y el PRO en la recta final de la campaña.

Luego de meses de fricciones, la relación entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO en la Ciudad de Buenos Aires parece ingresar en una etapa de distensión. Patricia Bullrich y Jorge Macri podrían mostrarse juntos este jueves en una recorrida por las obras de la nueva cárcel de Marcos Paz, un gesto que excede la gestión: se trata de una foto política cuidadosamente planificada en el tramo final de la campaña legislativa.

La ministra de Seguridad, primera candidata a senadora por LLA, busca con este acercamiento sumar a su espacio el respaldo del electorado histórico del PRO, aquel que se mostró reticente a acompañar al oficialismo libertario tras la derrota del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires. El operativo de seducción hacia los “amarillos” se inició semanas atrás, y tuvo como punto de partida los encuentros entre el presidente Javier Milei y el expresidente Mauricio Macri en la quinta de Olivos.

Según fuentes cercanas al gobierno porteño, la iniciativa surgió de Bullrich. “Patricia pidió esa foto para apuntalar el cierre de campaña, apelando al votante PRO desencantado”, explicó un funcionario a Infobae. La ministra aspira a reconstruir la imagen de unidad que alguna vez compartió con los Macri, hoy atravesada por los vaivenes del poder y las diferencias de gestión.

Desde el entorno de Jorge Macri confirmaron que las conversaciones avanzan: “Se está trabajando para concretar una reunión de gestión por el traspaso del Servicio Penitenciario Federal (SPF) a la Ciudad”, señalaron. El jefe de Gobierno, sin embargo, puso condiciones: busca señales concretas de respaldo del Ejecutivo nacional, tanto en el tema de la coparticipación como en la transferencia de presos a complejos dependientes de la Nación.

El mandatario porteño viene de recibir un guiño importante del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien intercedió ante el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para destrabar créditos de la CAF por 375 millones de dólares. Los fondos están destinados a renovar los vagones del Subte B y realizar obras viales, proyectos clave para el segundo tramo de su gestión.

La eventual foto en Marcos Paz tiene, además, una fuerte carga simbólica: fue precisamente la construcción del penal uno de los temas que enfrentó duramente a Bullrich y Macri a comienzos de año. En febrero, un fallo judicial había ordenado al SPF recibir a más de 400 presos alojados en comisarías y alcaldías porteñas. Bullrich respondió con dureza, acusando al Gobierno de la Ciudad de demorar la finalización del complejo penitenciario prometido en 2018.

“Esta administración no va a aceptar coerciones”, había advertido la ministra en una carta dirigida al jefe de Gobierno. En aquel momento, lo acusó de “malas decisiones políticas” que derivaban en fugas de presos y sobrepoblación carcelaria. Jorge Macri, por su parte, replicó que la Nación no trasladaba los detenidos que le correspondían y reclamó apoyo financiero.

Hoy, ocho meses después, los mismos actores parecen dispuestos a borrar las diferencias en nombre de la conveniencia política. En la sede de Uspallata aseguran que la cárcel estará operativa entre marzo y abril del próximo año, mientras que desde el ministerio de Seguridad prefieren concentrarse en el mensaje de unidad.

La foto, si finalmente se concreta, mostrará a Bullrich y a Macri caminando juntos entre las paredes de una obra que simboliza tanto el conflicto como la reconciliación. Para el oficialismo libertario, es una oportunidad para ampliar su base en la Capital y mostrarse cerca del electorado macrista; para el PRO, una chance de no quedar al margen del nuevo centro de gravedad del poder.

Las heridas aún no cicatrizaron, pero en campaña todo se acelera. Lo que ayer era un enfrentamiento hoy puede ser un gesto de unidad, y lo que parecía una obra paralizada, un escenario de reconciliación política.

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