Llaryora activa el operativo "casa por casa" para empujar a Schiaretti

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Si vas a pedir un salvataje a Estados Unidos es porque el plan fracasó rotundamente". Con este diagnóstico, Juan Schiaretti se subió a los medios nacionales para pedirle a Javier Milei que "corrija el rumbo para dejar de hacer sufrir a la gente" con un modelo "que fracasa en todas partes del mundo" porque tiene como eje la "timba financiera", bala con la que pretende dañar a Toto Caputo.

 

En paralelo, Martín Llaryora se puso el traje de jefe de campaña y ordenó activar el "casa por casa", un operativo de saturación de punteros y militantes para bloquear la fuga de votos hacia Natalia de la Sota y garantizar otro eje de la estrategia: la participación de los votantes de Schiaretti. Para eso, Llaryora apuesta a su red de intendentes peronistas, radicales y vecinalistas, ahora guarecidos bajo el paraguas de Provincias Unidas.

 

El "casa por casa" es un operativo aceitado en el que Llaryora confía plenamente. Tiene su propia mística: en el llaryorismo le atribuyen a la maquinaria haberle ganado la elección a Luis Juez, haber dado vuelta la municipal entre Rodrigo de Loredo y Daniel Passerini y, finalmente, lograr que Guillermo de Rivas se siente en la Intendencia de Río Cuarto. En las tres elecciones, la oposición largó con ventaja.

 

Se trata de un esquema que combina el barrido de los barrios, llamados telefónicos y posteos en redes sociales. Llaryora lo define como "militar hasta que duelan los huesos", y es una orden que no puede desacatar ni el ministro más encumbrado. La principal preocupación es que no haya fuga de votos de Schiaretti hacia Natalia de la Sota.

Milei le regaló a Schiaretti la polarización que estaba esperando

 

En El Panal aseguran que a las últimas dos semanas de campaña la hija del exgobernador llegará "diluida" por la polarización entre Schiaretti y Milei. "Y Milei no está en la boleta y a su candidato no lo conocen más allá del núcleo duro libertario", dicen en el Gobierno provincial respecto de Gonzalo Roca, el socio de Gabriel Bornoroni que lidera la boleta libertaria.

Llaryora se puso el traje de jefe de campaña y ordenó activar el "casa por casa", un operativo de saturación de punteros y militantes para bloquear la fuga de votos hacia Natalia de la Sota y garantizar otro eje de la estrategia: la participación de los votantes de Schiaretti

Para lograr un triunfo, Schiaretti debe quedarse con el electorado del extinto Juntos por el Cambio; de ahí la apuesta a sumar a los intendentes radicales y vecinalistas. Las varias candidaturas con ADN de Cambiemos que hay en Córdoba (Ramón Mestre; Oscar Agost Carreño, del PRO; y Héctor Baldassi, por Ciudadano) buscan que aquellos votos que logró Bullrich en la primera vuelta de 2023 no se vayan a Milei.

 

Vale repasar los números de las elecciones generales de 2023: Milei logró 773.400 votos, Schiaretti sumó 667.400, Bullrich llegó a los 521.300 y a Massa lo votaron 309.000 cordobeses. En un escenario de baja participación, por ejemplo del 65%, además de retener a todos sus votantes de 2023, Schiaretti debería sumar unos 43.600 mil para quedarse con el 35% de los votos y confiar en que el D'Hont le dé cuatro diputados a Provincias Unidas.

CON INFORMACION DE LAPOLITICAONLINE.

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