El Gobierno enfrenta vencimientos por $12 billones en octubre y crece la presión sobre Caputo

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno debe afrontar vencimientos por $12 billones en octubre.
  • Las licitaciones claves son el 15 y 29 de octubre, en plena campaña electoral.
  • Caputo y Bausili buscan respaldo en EE.UU. para sostener el esquema financiero.
  • El mercado especula con un cambio de régimen cambiario tras las elecciones.
  • El BCRA realizó un canje por u$s 7.300 millones para ganar poder de intervención.
  • El resultado de las licitaciones será clave para definir la confianza del mercado.

En un octubre cargado de tensión política y financiera, el Gobierno deberá afrontar vencimientos de deuda en pesos por $12 billones en manos de inversores privados, un volumen que representa un desafío crítico para el equipo económico en medio de la campaña electoral y la incertidumbre sobre el rumbo cambiario. El calendario marca dos licitaciones clave: el 15 de octubre, por $3,9 billones, y el 29, por $8,1 billones. Ambas fechas coincidirán con momentos de alta sensibilidad política: la previa a los comicios nacionales y el escenario poselectoral inmediato.

De acuerdo con estimaciones del Banco Provincia, las licitaciones pondrán a prueba la capacidad del Tesoro para renovar vencimientos en un mercado que se muestra cada vez más reacio a mantener posiciones en instrumentos en pesos. La confianza, advierten analistas, dependerá en gran medida del resultado del viaje del ministro de Economía, Luis Caputo, junto al presidente del Banco Central, Santiago Bausili, a Estados Unidos, donde se reunieron con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, en busca de un respaldo explícito.

En la City porteña crece la especulación sobre un cambio inminente en el régimen cambiario. Se descuenta que, tras las elecciones de octubre, el Gobierno podría verse obligado a abandonar las bandas de flotación para pasar a un esquema de libre flotación y avanzar hacia la eliminación del cepo. Ese viraje implicaría un tipo de cambio más alto y, previsiblemente, un incremento de la demanda de cobertura cambiaria. Los bonos en pesos, en este contexto, se vuelven menos atractivos, lo que anticipa una presión mayor sobre el dólar y los activos ajustados por inflación.

Un informe de Adcap reflejó esta dinámica: “El tuit de la Secretaría de Bessent sobre avances en las negociaciones dio un breve impulso al mercado, pero las ganancias se esfumaron casi de inmediato. Todo indica que volvimos al escenario de la semana pasada: volatilidad y cautela”. La consultora advirtió además que la expectativa de un cambio de régimen en el corto plazo acelera el traspaso hacia activos dolarizados.

Ante este panorama, el Gobierno recurrió nuevamente al Banco Central para reforzar el poder de fuego en la curva en pesos. El jueves se concretó un canje por u$s 7.300 millones, una jugada que le permitirá a la autoridad monetaria intervenir con mayor holgura en los próximos vencimientos. La operación consistió en el intercambio de instrumentos a tasa fija que vencían a fines de octubre (T17O5 y S31O5) por activos dólar linked con plazos que se extienden hasta junio de 2026. Entre ellos figuran el D28N5 (noviembre 2025), el TZVD5 (diciembre 2025), el D16E6 (enero 2026), el D30A6 (abril 2026) y el TZV26 (junio 2026).

Con este canje, el Banco Central logra dos objetivos: extender los vencimientos y, al mismo tiempo, disponer de instrumentos más flexibles para intervenir en el mercado cambiario. En paralelo, el Tesoro busca transmitir un mensaje de estabilidad en medio de crecientes dudas sobre la sostenibilidad del esquema actual. Vale recordar que si se incluyen las tenencias del propio BCRA y de la ANSES, los vencimientos totales de octubre ascienden a $25 billones, una cifra que magnifica la presión sobre el equipo económico.

Los analistas coinciden en que el Gobierno está en una encrucijada: necesita mantener la calma en el frente financiero en el tramo final de la campaña, pero también preparar el terreno para un inevitable rediseño del régimen cambiario después de las elecciones. En ese delicado equilibrio, el viaje a Washington y las señales que emitan el Tesoro estadounidense, el FMI y los organismos multilaterales serán determinantes.

En definitiva, octubre se perfila como un mes decisivo no solo por el calendario electoral sino también por la magnitud de los compromisos financieros. La respuesta del mercado a las licitaciones del 15 y del 29 será el termómetro más claro sobre el nivel de confianza en la estrategia de Caputo y Bausili. Y el desenlace marcará, probablemente, el rumbo de la política económica hacia fin de año.

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