


Salud metabólica: el papel fundamental de los arándanos
El concepto de salud metabólica va más allá de la simple quema de calorías. Incluye la adecuada regulación de varios sistemas del cuerpo que mantienen en niveles óptimos factores como el azúcar en sangre, los triglicéridos, el colesterol HDL, la presión arterial y la circunferencia de la cintura.
Aproximadamente solo el 7% de los estadounidenses presenta buena salud cardiometabólica, lo que subraya la importancia de revisar los hábitos alimentarios y elegir opciones que beneficien el metabolismo. En este contexto, el consumo regular de frutas enteras, especialmente arándanos, cobra relevancia.
Una investigación publicada en la revista Food & Function destaca que una dieta equilibrada es crucial para prevenir enfermedades crónicas y reducir el riesgo de mortalidad prematura. Se enfatiza la importancia de seleccionar alimentos que impacten positivamente los diversos sistemas del organismo.
Los arándanos son recomendados por nutricionistas debido a su alta densidad nutricional, con un significativo contenido de fibra y antioxidantes. Estudios muestran que su consumo puede influir en la mejora de indicadores clave, como el colesterol y la presión arterial.
El estudio mencionado indica que la ingesta regular de arándanos puede generar mejoras en el perfil lipídico, reduciendo el colesterol total y la presión arterial en adultos sanos y en aquellos con riesgo metabólico. Estos beneficios se mantienen con el consumo habitual de la fruta.
En cuanto a la digestión, una taza de arándanos frescos contiene aproximadamente 4 gramos de fibra, mientras que los silvestres pueden llegar a tener 6 gramos. Esta fibra, proveniente principalmente de la piel de la fruta, favorece la regularidad intestinal y el desarrollo de una flora intestinal saludable. Además, los polifenoles de los arándanos alimentan bacterias beneficiosas en el intestino, mejorando así el soporte metabólico.
Los arándanos son también ricos en antocianinas, antioxidantes que protegen las células del daño oxidativo, un proceso relacionado con la inflamación y diversas enfermedades crónicas. Además, su capacidad antioxidante puede contribuir a mantener la salud vascular.
Desde el punto de vista del control de peso, los arándanos son una opción baja en calorías (84 calorías por taza) que puede aumentar la saciedad y ayudar a moderar la ingesta calórica total. En investigaciones, se ha observado que su inclusión en la dieta no favorece el aumento de peso y puede ayudar a controlar la composición corporal.
Aunque contienen azúcares naturales, su bajo índice glucémico asegura que no provoquen picos en los niveles de glucosa en sangre. Esto es crucial para el funcionamiento del sistema de insulina, especialmente para personas con resistencia a la insulina o diabetes.
Incorporar arándanos en la dieta diaria es fácil y versátil. Pueden añadirse a cereales, yogur, batidos o incluso prepararse como compotas para acompañar platos salados. Su inclusión no solo es deliciosa, sino que también contribuye significativamente a la salud metabólica.







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