El ocaso de las bandas cambiarias: el dólar se prepara para flotar tras las elecciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El régimen de bandas cambiarias, con piso en $946 y techo en $1.478, muestra agotamiento y ya no logra contener expectativas.
  • El mercado anticipa una devaluación tras las elecciones: la brecha con el contado con liquidación subió al 5%.
  • El FMI presiona para ampliar o eliminar las bandas, a fin de evitar ventas defensivas y permitir acumulación de reservas.
  • Scott Bessent diseñó un paquete de asistencia de EE.UU. por u$s20.000 millones, con desembolsos previstos tras el 26 de octubre.
  • Analistas coinciden en que el esquema actual cumplió su ciclo y debe dar paso a una flotación administrada, con intervenciones selectivas.
  • El gran desafío del Gobierno será lograr consensos políticos internos para sostener el cambio sin que derive en un salto brusco del dólar.

En la cuenta regresiva hacia las elecciones de octubre, el esquema de bandas cambiarias vuelve al centro del debate. La herramienta, que en un primer momento había permitido cierta estabilidad con un piso de $946 y un techo de $1.478, hoy exhibe sus limitaciones. Las intervenciones del Banco Central (BCRA), que debían ser moderadas, se convirtieron en una señal de fragilidad: el Gobierno apenas pudo sostener ventas en el techo de la banda, hasta que el “botón rojo” y el respaldo público del Tesoro de Estados Unidos marcaron un giro de emergencia.

En los pasillos oficiales, reconocen que el régimen ya cumplió su ciclo. Fuentes vinculadas a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipan que, una vez pasadas las elecciones, las presiones para avanzar hacia un esquema más flexible serán inevitables. El escenario que se vislumbra: la eliminación de las bandas y el ingreso a una etapa de flotación administrada.

Señales del mercado

Mientras el ministro de Economía, Luis Caputo, aceleró compras de divisas por más de u$s700 millones en apenas tres días, los inversores dejaron un mensaje inequívoco: esperan un dólar más alto después de los comicios. Los flujos del agro, que aportaron u$s7.000 millones —con u$s2.000 millones ya liquidados— no alcanzan para calmar expectativas.

La brecha cambiaria, que trepó al 5%, muestra una maniobra recurrente: exportadores que liquidan al tipo oficial para recomprar en el mercado financiero, anticipándose a una devaluación. En los hechos, se trata de un préstamo momentáneo al Gobierno, que podría transformarse en presión insostenible pasada la elección.

La recomendación del FMI

En línea con la postura de Washington, el FMI transmitió al Gobierno la necesidad de ampliar las bandas o directamente eliminarlas. La razón: evitar que el BCRA dilapide reservas en intervenciones defensivas y, en cambio, pueda acumular dólares en el mercado spot. Con reservas más robustas, Argentina tendría mayor margen para negociar nuevas metas con el Fondo.

El diagnóstico es compartido por voces de peso en la escena internacional. Gita Gopinath, ex número dos del FMI, advirtió que el apoyo de Estados Unidos es un alivio temporal, pero que la estabilidad duradera requiere tres pilares: tipo de cambio flexible, acumulación de reservas y consensos internos para reformas estructurales.

El plan Bessent

En Washington, Scott Bessent diseñó un esquema de asistencia que apunta al “día después” de la elección. El paquete incluye un swap de monedas por u$s20.000 millones, con un desembolso inicial en noviembre, destinado a reforzar reservas y cubrir vencimientos de deuda. Además, prevé líneas de crédito contingente y compras de bonos soberanos para amortiguar la volatilidad postelectoral.

Según analistas, este respaldo permitirá desmontar las bandas sin sobresaltos, en dirección a una flotación “sucia” con intervenciones selectivas. En esa lectura, el apoyo estadounidense funciona como red de contención para un experimento que busca devolver previsibilidad al mercado.

“Gracias por los servicios prestados”

En el mercado, el consenso es que las bandas cumplieron su rol táctico, pero su permanencia generaría distorsiones. Una prolongación del régimen alimentaría presiones inflacionarias reprimidas y fuga de capitales. Los futuros del dólar, en alza, ya reflejan la expectativa de un salto en el tipo de cambio.

Para contener ansiedades, el Tesoro local lanzó bonos atados al dólar con vencimientos inmediatos tras octubre. Sin embargo, los especialistas insisten: la salida ordenada exige abandonar el corsé de las bandas y abrazar un esquema más realista, sostenido por el ingreso de dólares del agro y el auxilio externo.

La política, otra variable crítica

El respaldo de Estados Unidos está atado a la figura de Javier Milei, pero su efectividad dependerá de la capacidad del Gobierno para tejer acuerdos internos. En el FMI advierten que, sin consensos en el Congreso, las reformas quedarán en promesas.

El desafío es mayúsculo: comunicar con claridad los pasos a seguir, evitar la erosión de reservas y convencer a los mercados de que la flotación será gradual y ordenada. Si el oficialismo falla, la inercia podría desembocar en una devaluación abrupta que tire por la borda meses de disciplina fiscal.

El mensaje es claro: las bandas cambiarias, tras haber brindado estabilidad momentánea, quedaron agotadas. El futuro inmediato del dólar argentino será aprender a flotar, con el respaldo de Washington y la lupa del FMI, pero con la incógnita intacta de si el sistema político acompañará el giro sin sobresaltos.

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