Economistas alertan por atraso cambiario y advierten que Milei deberá mover el dólar tras las elecciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Economistas y operadores advierten que el dólar oficial está atrasado entre 20% y 30%, según cálculos de Bloomberg, Barclays, StoneX y One618.
  • La apreciación del peso ayudó a bajar la inflación al 33,6%, pero generó distorsiones: más consumo externo e importación de carne.
  • El FMI exige un superávit de cuenta corriente de u$s10.000 millones, que requeriría un dólar entre 1.650 y 1.700 pesos.
  • Analistas ven improbable una devaluación antes de las elecciones legislativas de octubre tras el revés en Buenos Aires.
  • El auxilio financiero de EEUU y el respaldo de Scott Bessent refuerzan la demanda de pesos, retrasando el ajuste cambiario.
  • El mercado espera que, tras los comicios, Milei decida si mantiene la fortaleza del peso o deprecia para equilibrar la economía.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta el presidente Javier Milei en su cruzada por estabilizar la economía es el creciente consenso entre economistas y operadores de que el dólar oficial está atrasado. Esta advertencia circulaba en los mercados incluso antes del anuncio de auxilio financiero de Estados Unidos, que en los últimos días aceleró la baja de la divisa y alimentó la percepción de sobrevaluación.

Según un informe de Bloomberg, bancos y brokers —tanto internacionales como locales— estiman que la apreciación real del peso oscila entre 20% y 30%. Barclays calcula que el tipo de cambio real efectivo debería ser hasta un 30% más débil para recuperar competitividad. Otras firmas, como StoneX y la consultora argentina One618, sitúan el atraso en torno al 20%.

La fortaleza cambiaria ha sido uno de los pilares del plan económico de Milei, junto con la disciplina fiscal, para enfriar la inflación y enviar señales de estabilidad. Los resultados, al menos en términos de precios, son visibles: la inflación interanual descendió de más de 200% a 33,6%. Sin embargo, la misma estrategia alimenta distorsiones que empiezan a reflejarse en la economía real.

Entre los síntomas, crece el número de argentinos que viajan al exterior para comprar bienes de consumo, frigoríficos de prestigio comenzaron a importar carne porque resulta más barata que producirla localmente, y la actividad económica continúa resentida por el impacto del ajuste fiscal. La apreciación del peso se acumula mes a mes, lo que genera un riesgo creciente en un país con larga historia de devaluaciones abruptas y defaults.

En las últimas semanas, el Banco Central había permitido un deslizamiento más acelerado del peso, empujado por la incertidumbre política y financiera. Pero los especialistas insisten en que el movimiento no es suficiente. “El FMI pide un superávit de cuenta corriente anual de alrededor de u$s10.000 millones, lo cual solo se alcanzaría con un tipo de cambio entre 1.650 y 1.700 pesos por dólar”, advirtió Juan Manuel Pazos, economista jefe de One618, frente a los $1.335 del miércoles.

En la misma línea, Ramiro Blázquez, de StoneX, sostuvo que “un tipo de cambio entre 1.500 y 1.600 pesos por dólar es más lógico para Argentina”. Ambos analistas coinciden en que el atraso cambiario podría tensionar las cuentas externas si no se corrige.

No obstante, pocos creen que Milei permita una fuerte devaluación antes de las elecciones legislativas de octubre, especialmente después de la derrota en la provincia de Buenos Aires, que había provocado un duro golpe a los activos argentinos. Ese castigo fue parcialmente revertido por el anuncio del auxilio financiero estadounidense, que dio aire al Gobierno y reforzó la demanda de pesos. “Después de los comicios, el Gobierno tendrá que moverse en esa dirección, si se anima”, planteó Pazos.

El respaldo explícito de Washington, encabezado por el secretario del Tesoro Scott Bessent, complica aún más el tablero. Bessent aseguró que la administración de Donald Trump está dispuesta a ofrecer “todas las opciones de estabilización”, lo que refuerza las expectativas de asistencia externa. Sin embargo, esa promesa retrasa el ajuste cambiario que, según los analistas, el mercado considera inevitable para sostener la competitividad.

En definitiva, mientras el auxilio estadounidense contiene las tensiones en el corto plazo, el mercado observa con cautela. La apreciación del peso, el impacto del ajuste fiscal y las señales políticas configuran un escenario frágil: Milei deberá decidir entre prolongar la fortaleza del dólar oficial para sostener la inflación baja o permitir una depreciación que equilibre las cuentas externas y el sector exportador. La respuesta, coinciden los expertos, llegará recién después de octubre.

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