Hernán Lacunza advierte sobre “ilusionismo macroeconómico” en el Presupuesto 2026 y señala el fin de la motosierra

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La consultora Empiria, de Hernán Lacunza, critica el Presupuesto 2026 de Milei por llegar en un contexto de tensión política y financiera preelectoral, marcando “el fin de la motosierra”.
  • Señala que el Gobierno enfrentará un Congreso fragmentado y que será difícil avanzar antes de las elecciones y del recambio legislativo en diciembre.
  • Cuestiona como “optimistas e irreales” las proyecciones oficiales de crecimiento (5,4%), inflación (40,3%) y tipo de cambio ($1.325), y prevé cifras más moderadas.
  • Destaca que el Presupuesto proyecta un superávit financiero del 0,3% del PBI, apoyado en aumento de impuestos a combustibles, importaciones y ganancias.
  • Observa leves incrementos en gasto público y social, con caída en subsidios y mantenimiento de intereses de deuda alrededor del 1,2% del PBI.
  • Concluye que el presupuesto marca un viraje hacia mayor pragmatismo fiscal, pero advierte que las cifras oficiales pueden ser percibidas como poco creíbles por el mercado.

La consultora Empiria, dirigida por el ex ministro de Finanzas Hernán Lacunza, difundió un informe crítico sobre el Presupuesto 2026 presentado por el presidente Javier Milei. Según el análisis, el proyecto llega en un contexto de “plena tensión política y financiera preelectoral” y marca “el fin de la motosierra”, en alusión al ajuste fiscal que caracterizó los primeros meses de gestión libertaria.

Empiria considera que el Gobierno buscará negociar en “un terreno árido”, con un Congreso fragmentado y elecciones a la vista. El desafío central, remarcan, será el manejo de la deuda y el financiamiento. El informe sostiene que el Ejecutivo intentará mostrarse “más flexible y pragmático” para obtener respaldo político al marco fiscal, aunque admite que es improbable que el debate avance antes de los comicios de octubre o incluso antes del recambio legislativo del 10 de diciembre.

Entre las principales críticas, el equipo de Lacunza calificó como “optimistas e irreales” las previsiones de crecimiento, inflación y tipo de cambio. El documento advierte sobre un “ilusionismo macroeconómico” que se evidencia, por ejemplo, en la meta oficial de crecimiento del PBI de 5,4%. Para alcanzarla, explican, sería necesario un aumento mensual de la actividad del 1% en el segundo semestre, algo “imposible” dado que la economía viene en caída desde febrero.

Empiria también cuestiona la estimación oficial de una inflación del 40,3% punta a punta y un tipo de cambio oficial de $1.325 para diciembre, cifras que considera alejadas de la realidad. La consultora prevé, en cambio, un dólar a $1.674 y un crecimiento del PBI de 3,4%, con aumentos más moderados en consumo privado (2,2%), exportaciones (6,3%) e importaciones, frente a las proyecciones del Gobierno que superan esos porcentajes.

El informe subraya que el Presupuesto 2026 incluye un resultado fiscal primario del 1,5% del PBI y un superávit financiero del 0,3%, basado en un crecimiento real de ingresos del 6%. Este incremento se apoyaría en mayores tributos a combustibles (+51% real), derechos de importación (+13% real) y ganancias (+9% real), impulsados por actualizaciones postergadas y el repunte económico que el Gobierno da por sentado.

Sobre el gasto público, Empiria observa un leve aumento de 0,2 puntos porcentuales del PBI. Detalla que el gasto en seguridad social crecería 5% en términos reales, pasando de 6,4% a 6,5% del PBI; las transferencias a universidades permanecerían en 0,5% del PBI; y las partidas para salud y educación crecerían 17% y 8% reales respectivamente. En contrapartida, los subsidios caerían 0,2 puntos porcentuales del PBI, en línea con la reducción del gasto energético y de transporte. Los intereses de deuda, por su parte, se mantendrían en torno al 1,2% del PBI.

En materia de financiamiento, el Gobierno proyecta una entrada neta de 0,3% del Fondo Monetario Internacional y otros organismos de crédito, pero planea seguir recurriendo principalmente a la deuda interna en pesos capitalizable, equivalente al 5,2% del PBI (unos $57 billones).

El informe concluye que el Presupuesto refleja un viraje: la etapa de ajuste severo da paso a una fase de mayor pragmatismo político y flexibilidad fiscal. Sin embargo, advierte que las cifras oficiales corren el riesgo de ser percibidas como poco creíbles por el mercado. Para Lacunza y su equipo, la sostenibilidad de las cuentas públicas dependerá de un delicado equilibrio entre disciplina fiscal, realismo en las proyecciones y capacidad para construir consensos políticos en un escenario económico y social todavía inestable.

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