


Sector de lujo y sinónimo de estilo italiano, el arte del vidrio reina en Murano, Venecia, desde donde se exporta a todo el mundo con el centro principal en la pequeña isla veneciana donde este arte tuvo origen en el siglo VIII.
En el islote de Murano, lleno de casas renacentistas y con su característico faro blanco, la producción de objetos de cristal se mantiene como la más alta expresión de trabajo refinado de numerosas dinastías de maestros vidrieros que se han transmitido el arte de transformar la arena con el fuego y el aire, en el más estricto secreto de su isla. Se dice, de hecho, que la tradición de objetos de cristal se remonta al antiguo Egipto y que llegó a los romanos para adornar las casas nobles pero que tuvieron que pasar aún muchos siglos antes de que, gracias a la influencia árabe y asiática, se desarrollase un arte propiamente dicho. Lo cual sucedió en Venecia cuando, para prevenir los incendios en tierra firme causados por el proceso de elaboración del vidrio, Murano fue elegida fábrica “flotante”.
Siendo el proceso de creación del cristal muy complejo y económicamente relevante, los vidrieros fueron autorizados a llevar espada y gozar de algunas inmunidades, pero no fueron nunca autorizados a dejar a Republica precisamente para no difundir los secretos de su arte.
Durante siglos, los vidrieros de Murano mantendrán un estrecho monopolio de la calidad y el proceso de producción del cristal, millefiori, cristallino, esmaltado, lechoso, etc. hasta llegar a descubrir de nuevo los antiguos cristales romanos, las actuales murrinas.
Murano sigue siendo sede de laboratorios artesanales donde los artistas trabajan el cristal para la comercialización en masa, así como para hacer obras originales y únicas, especialmente las imitaciones de las piedras preciosas. Con el tiempo, muchas de las tiendas y talleres históricos se han convertido en marcas internacionales como Salviati, Barovier & Toso, FerroMurano, Berengo Studio en cuyas fábricas los artesanos siguen usando las antiguas técnicas a la hora de realizar lámparas y murrinas, otro símbolo del made in Italy, con una marca tutelada que garantiza la calidad y el origen.
Hoy en día los turistas que visitan lo talleres de los grandes maestros del cristal de Murano que ayudaron a Picasso, Fontana y Chagall a crear sus obras de cristal, no pueden por menos de comprar las maravillosas lámparas, vasos, joyas, jarrones, delicados e impalpables o gruesos como el mármol, blancos como la porcelana o decoradas en frío, para participar de la antigua tradición, antes de ir al Palacio Giustinian para admirar las obras expuestas en el Museo del Vidrio, que muy a menudo recibe las donaciones de los mismos hornos de Murano.
Fuente: Itali, It



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