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En plena explosión de la segunda ola, saltan los precios: el plan de Guzmán para domar la inflación

El ministro siempre consideró que no llevaría al país hacia un atraso cambiario. Pero los últimos datos de inflación ponen presión en el sentido contrario

ECONOMÍA 17/04/2021 Claudio Zlotnik*
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Martín Guzmán tiene un dato en la cabeza. Da cuenta de la inflación en los Estados Unidos durante la pandemia. En los últimos 12 meses, los precios (exceptuados los del rubro alimenticio) subieron 1,6% en ese país. Los alimentos, en tanto, se encarecieron 3%. Casi el doble. El registro, aun en un país en desarrollo con baja inflación, expone con toda potencia el vuelco que la pandemia dio sobre el escenario inflacionario en el mundo.

El ministro escribió, desde Europa, algo vinculado con los precios de las materias primas a nivel internacional, que el Gobierno incluyó en un informe para dar argumentos sobre la inflación del 4,8% de marzo. Un dato que sorprendió a los propios funcionarios.

"Durante el primer trimestre de 2021, el índice de precios de las materias primas que elabora el BCRA aumentó un 14%, acumulando un incremento del 34% desde septiembre de 2020, explicado fundamentalmente por el alza del precio de los productos agropecuarios. Se trata de uno de los mayores aumentos de precios internacionales de los últimos años, alcanzando máximos que no se observaban desde el año 2014", escribió Guzmán en ese "paper".

Guzmán, que por estas horas cierra la gira por Europa con el tema de la deuda como principal tema de su agenda, le prometió a los argentinos que la inflación comenzará a ceder a partir de este mes. Para lograrlo, el Gobierno anunció ayer mismo -siete minutos antes de que el Indec revelara el preocupante dato del IPC de marzo- una batería de medidas para pelearle a la inflación.

En ese paquete se incluyeron iniciativas de distinto calibre: desde controles a las exportaciones de carne a la extensión del programa de Precios Cuidados para algunos cortes populares en los supermercados. También un acuerdo de precios con los principales fabricantes y cadenas de comercialización de productos de electrónica y electrodomésticos. Y la contratación de 500 supervisores para la AFIP con el objetivo de controlar el cumplimiento de Precios Máximos en los supermercados.

Esa batería de medidas -varias de las cuales ya fueron probadas en épocas anteriores de elevada inflación- pueden acompañar un proceso de desinflación.

Pero claramente no generan una expectativa de que en la Argentina vayan a liderar una desaceleración urgente de la matriz inflacionaria.

Para el corto plazo, Guzmán tiene otros planes en la cabeza. Medidas muy puntuales que, espera el ministro, tendrán un efecto positivo en el corto plazo. Por eso se atrevió a mandar el mensaje, desde Europa, que marzo fue el pico inflacionario.

Algunas de ellas, incluso, ya fueron enunciadas hace algunas semanas. Y ya están en marcha:

1. Paz cambiaria

El principal ancla es la estabilidad del tipo de cambio. Los últimos números resultan elocuentes:

- En diciembre de 2020, con una inflación del 4%, la cotización del dólar subió 3,5%.

- En enero, con una inflación del 4%, el dólar se elevó 3,75%.

- En febrero, los precios subieron 3,6% pero el dólar lo hizo un 2,9%.

- El mes pasado, contra una inflación del 4,8%, la cotización del dólar subió apenas el 2,4% Exactamente la mitad.

- En lo que va de este mes, transcurrida una quincena, la cotización del dólar mayorista se elevó tan sólo 0,8%.

Como queda a la vista, en los últimos dos meses, el Banco Central enfrió el "crawling peg" y puso en marcha un objetivo de devaluación por debajo a la inflación, con lo cual intenta apaciguar la expectativa inflacionaria.

¿Alcanzará con esa medida para desacelerar la dinámica de los precios? ¿O, por el contrario, lo único que logrará es que en algún momento el "mercado" descuente una futura devaluación?

Obviamente, todo dependerá de que el Gobierno acompañe a esta medida con otras, como el plano fiscal. Lo mismo que el escenario monetario. El propio Martín Guzmán habla de una inflación "multicausal".

Por lo pronto, el escenario monetario del año pasado es irrepetible. Durante el primer trimestre de 2020, el Banco Central emitió la friolera de $600.000 millones. En este 2021, la situación es bien distinta: la emisión para el Tesoro resultó de "apenas" $70.000 millones.

Guzmán se planteó un ordenamiento fiscal muy prolijo, en línea con la esperada recuperación de la actividad económica.

La perspectiva de un tipo de cambio controlado y de una brecha cambiaria estabilizada ayudarían a la idea de una inflación más baja en los próximos meses.

¿Tomará Guzmán una postura moderada de ese ancla? ¿O acumulará inconsistencias que lleven al "mercado" a considerar una devaluación segura para después de las elecciones de octubre?

El ministro siempre consideró que no llevaría al país hacia un atraso cambiario. Pero los últimos datos de inflación le ponen presión en el sentido contrario.

2. Pauta salarial

El otro "gran ancla" -junto con el esquema de descongelamiento gradual de las tarifas- en el que cree el titular del Palacio de Hacienda refiere a la moderación de los reclamos salariales. Algo que ocurrió en las últimas semanas, con el cierre de algunas de las paritarias emblemáticas -como la UOM-. Sin embargo, el esquema corre peligro si los precios -sobre todo de la comida- continúan empinados.

Mientras tanto, el ministro reparte elogios entre los sindicatos que ya cerraron en línea con la expectativa inflacionaria. "Los sindicatos han mostrado un accionar responsable y alineado con los objetivos de la política macroeconómica, que busca una reducción de la inflación gradual y consistente, junto a una recuperación del poder adquisitivo y del salario", dijo.

3. Control fiscal

En simultáneo, el ministro quitó prácticamente toda la asistencia (gasto Covid): la última distribución del IFE fue en agosto del año pasado. Y el ATP (salarios complementarios a cargo del Estado) se mantuvo hasta diciembre. Desde ese momento se pagan parte de los salarios a través del Repro II, que es un programa más limitado que el ATP.

No fue el único ajuste en marcha: los salarios de la administración pública también quedaron bien por debajo de la inflación. Mientras que las jubilaciones se actualizaron 35,3%, un punto menos que la inflación, pero lejos del 42% que les hubiera significado en caso de que no se suspendiera la antigua fórmula.

El Gobierno ya probó lo costoso que puede significar un desvío de la consistencia fiscal. Tras la emisión récord -de alrededor de $2 billones a lo largo de 2020-, el dólar "blue" llegó a los $195. Bajarlo de ese nivel fue muy trabajoso, asumen en el equipo económico. Y llevó tiempo.

Esa disparada cambiaria tuvo costos inflacionarios, que todavía se están viendo.

De todas formas, hay una cuestión que no maneja ni Guzmán ni la oposición ni nadie: el avance de la pandemia.

De hecho, la inversión del Gobierno prevista para el Refuerzo de $15.000 que abonará ANSES será de casi 15 mil millones de pesos. Y se trata solo de la primera etapa. 

Así, sin las vacunas necesarias y en plena segunda ola de contagios, un escenario agresivo podría ser determinante para la suerte de cualquier medida estabilizadora. Eso lo saben Guzmán y el resto de los ministros. Es la gran incógnita a esta altura de 2021.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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