Argentina impulsa la candidatura de Rafael Grossi para liderar la ONU y reabrir el debate sobre el multilateralismo

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Argentina oficializó la candidatura de Rafael Grossi para secretario general de la ONU en el período 2027–2031.
  • Grossi suma más de 40 años de carrera diplomática y lidera el OIEA desde 2019, con fuerte reconocimiento internacional.
  • Competirá con figuras como Bachelet, Grynspan, Espinosa, Mottley, Bárcena y Ardern.
  • El Consejo de Seguridad será clave: cualquier miembro permanente puede vetar la designación.
  • Grossi propone cinco ejes para renovar la ONU: paz, desarrollo, derechos humanos, modernización institucional y multilateralismo eficaz.
  • La Cancillería destaca su experiencia en crisis internacionales y su capacidad para promover el diálogo.

La Cancillería confirmó este miércoles la postulación formal de Rafael Mariano Grossi como candidato argentino a la Secretaría General de las Naciones Unidas para el período 2027–2031, un movimiento diplomático inédito en décadas y que busca posicionar al país en el centro de la discusión global sobre el futuro del sistema multilateral. Actual director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Grossi había adelantado su intención de suceder a António Guterres y ahora cuenta con el aval pleno del Gobierno argentino.

En el comunicado oficial, la Cancillería subrayó la trayectoria del diplomático, que suma más de 40 años de carrera en el servicio exterior y un liderazgo reconocido al frente del OIEA, organismo que dirige desde 2019 y en el cual fue reelecto en 2023. Allí, remarcaron, impulsó una gestión “abierta, eficiente y de resultados”, orientada a garantizar el uso pacífico de la energía nuclear. Ese logro no solo consolidó su figura en el tablero internacional, sino que rompió un patrón histórico: Grossi fue el primer latinoamericano en dirigir el organismo, tradicionalmente reservado a europeos o asiáticos.

Su formación académica —ciencias políticas en la Universidad Católica Argentina y posgrados en Ginebra— complementa un perfil técnico y político que en la Cancillería consideran ideal para afrontar los desafíos de la ONU. “Su profundo conocimiento del sistema multilateral, su capacidad para promover el diálogo y su desempeño probado en situaciones de crisis lo convierten en un candidato de excelencia”, señaló el texto oficial. El canciller Pablo Quirno también destacó su liderazgo en contextos de alta tensión internacional.

La competencia, sin embargo, será ardua. A la lista de postulaciones ya anunciadas se suman figuras de peso como Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile; Rebeca Grynspan, actual titular de la UNCTAD; la ecuatoriana María Fernanda Espinosa; la primera ministra de Barbados, Mia Mottley; la mexicana Alicia Bárcena; y la ex líder neozelandesa Jacinda Ardern. El proceso será definido por el Consejo de Seguridad, donde los cinco miembros permanentes pueden vetar cualquier candidatura, un factor que convierte cada negociación en una prueba diplomática de alto voltaje.

Desde Nueva York, la presidenta de la Asamblea General, Annalena Baerbock, recordó que la ONU requiere un liderazgo capaz de sostener sus pilares fundacionales: paz y seguridad, derechos humanos y desarrollo. La funcionaria alemana advirtió que el contexto internacional exige un dirigente con capacidad de respuesta frente a crisis humanitarias, conflictos activos y desafíos climáticos crecientes.

Grossi recogió ese guante en su presentación de prioridades, donde planteó que la ONU no necesita más declaraciones, sino un funcionamiento efectivo basado en la evidencia y la imparcialidad. Su propuesta descansa en cinco ejes centrales que, asegura, deberían guiar una renovación profunda del organismo.

El primero es la acción eficaz por la paz y la seguridad. Para Grossi, la ONU debe recuperar su rol originario y actuar con anticipación, apoyada en diplomacia activa y equipos técnicos capaces de evaluar situaciones de conflicto antes de que escalen. El Secretario General, sostiene, debe trabajar de manera estrecha con el Consejo de Seguridad, incluso entre actores enfrentados, con claridad y prudencia.

La segunda prioridad es el desarrollo a través de soluciones realistas y alianzas colaborativas. Grossi advirtió que los Objetivos de Desarrollo Sostenible avanzan a un ritmo insuficiente, con solo el 18% de sus metas encaminadas. En ese sentido, propone redefinir estrategias y fortalecer la cooperación entre Estados para que la Agenda 2030 deje de ser una promesa inconclusa.

La tercera área es la defensa de los derechos humanos. Para Grossi, la ONU debe reforzar su presencia territorial y mejorar los mecanismos de respuesta ante la violencia y la discriminación, reafirmando los valores que guían a la organización desde 1945.

El cuarto punto apunta a la gestión interna: modernización, reducción de superposiciones y revisión de mandatos para garantizar eficiencia. Allí destaca la iniciativa UN80 como punto de partida para reordenar prioridades y recursos.

Finalmente, su quinta prioridad es un multilateralismo pragmático, sostenido en el diálogo y la imparcialidad. El futuro Secretario General, afirma, debe hablar con claridad, escuchar a todas las partes y actuar con propósito incluso en escenarios de máxima fricción.

“Las Naciones Unidas deben funcionar”, concluyó Grossi en su presentación, en una frase que resume tanto su diagnóstico como la ambición de su candidatura. Argentina apuesta ahora a que los equilibrios globales permitan que esa visión llegue al centro del poder multilateral.

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