Alberto Fernández evalúa asumir la defensa de Julio De Vido y reabre tensiones en el frente judicial K

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Alberto Fernández analiza convertirse en abogado de Julio De Vido, según revelaron Feinmann e Iezzi.
  • El ex ministro enfrenta un calendario judicial extraordinariamente cargado, con procesos simultáneos.
  • Roberto Baratta también modificó su defensa, lo que sugiere un reordenamiento del frente judicial K.
  • La posible intervención de Fernández reaviva debates internos y viejos vínculos con De Vido.
  • El ex funcionario K acumula múltiples condenas, procesamientos e imputaciones por corrupción.
  • La versión sacudió la dinámica política y podría alterar el equilibrio judicial del kirchnerismo.

La posibilidad de que Alberto Fernández se convierta en el nuevo abogado de Julio De Vido irrumpió en el escenario político y judicial como una noticia de alto impacto. La versión, adelantada por Eduardo Feinmann y ratificada por el abogado Gabriel Iezzi en Radio Mitre, plantea un giro inesperado para el expresidente, que tras dejar la Casa Rosada mantuvo una postura distante del kirchnerismo duro. De confirmarse, su desembarco en la defensa del exministro de Planificación no solo remecería la interna del peronismo, sino que reavivaría viejos vínculos y viejas discusiones alrededor de las causas de corrupción.

Según lo revelado en el programa de Feinmann, Alberto Fernández estaría dispuesto a asumir formalmente la representación legal de De Vido en alguna de las causas que enfrenta. Y no son pocas: el exfuncionario transita un calendario judicial inédito por su simultaneidad y volumen. Tal como detalló Iezzi, en estos días se acumuló un nivel de actividad procesal extraordinario, con audiencias que se superponen entre distintos expedientes, entre ellos Cuadernos y la causa AySA–Odebrecht. En ese contexto, se mencionó que otros imputados del universo K también se encuentran revisando sus estrategias de defensa, como Roberto Baratta, quien realizó un cambio significativo en su representación legal.

Si el expresidente decidiera asumir la defensa, implicaría un reencuentro singular entre él y De Vido. Durante su gobierno, Fernández mantuvo una relación tensa con el kirchnerismo tradicional, e incluso con antiguos referentes de su propio espacio. Pero su historia profesional previa incluye años de asesoramiento y defensa a dirigentes peronistas y empresarios cercanos al poder. Además, su vínculo con De Vido, especialmente en tiempos del primer kirchnerismo, siempre estuvo marcado por la proximidad política. Ese pasado es el que muchos observan ahora como una posible clave para entender este movimiento.

Un tablero judicial en pleno reacomodamiento

La situación que enfrenta De Vido es particularmente compleja. En los últimos días, atravesó una doble jornada judicial que puso de manifiesto la densidad de su situación procesal. Por la mañana participó del juicio AySA–Odebrecht, mientras que por la tarde continuó la audiencia del caso Cuadernos, entre las 13 y las 18.30. Afrontar dos procesos orales simultáneos ante el mismo tribunal es un hecho excepcional incluso para los estándares de las causas de corrupción.

En paralelo, los movimientos en torno a Roberto Baratta dan señales de un reordenamiento más amplio. El exsubsecretario de Energía y mano derecha de De Vido desplazó al abogado Alejandro Rúa en Cuadernos y contrató en su lugar a Elizabeth Gómez Alcorta y Marcos Aldazábal, reconocidos por su participación en el caso Fentanilo y por su perfil en materia de derechos humanos. Ese cambio, leído en conjunto con la posible irrupción de Alberto Fernández como defensor, sugiere una coordinación política y jurídica que excede las decisiones individuales.

La idea de que el expresidente retome su actividad profesional en un expediente de tal magnitud genera interpretaciones diversas en el ecosistema político. Para algunos, se trata de un gesto de lealtad hacia un viejo aliado. Para otros, una jugada arriesgada en un momento en que el kirchnerismo atraviesa tensiones internas profundas y busca reacomodar su estrategia frente a la Justicia.

Las causas que acorralan a De Vido

Julio De Vido es uno de los exfuncionarios con más causas penales en la historia reciente. Los expedientes en su contra se multiplicaron a lo largo de más de una década e incluyen condenas firmes, procesamientos y acusaciones en curso. Entre los casos más relevantes figuran:

  • Tragedia de Once, donde fue condenado por administración fraudulenta.
  • Compra de trenes a España y Portugal, con condena por fraude y enriquecimiento ilícito.
  • Compra de GNL, causa en la que fue condenado por irregularidades en las importaciones de gas.
  • Causa Skanska, donde está procesado por cohecho y fraude.
  • Causa Cuadernos, en la que se lo acusa de asociación ilícita y administración fraudulenta.
  • Causa Odebrecht, con imputaciones por negociaciones incompatibles y presunta corrupción en obras públicas.
  • Otras investigaciones, vinculadas a obras irregulares y defraudación.

Ese conjunto de procesos explica por qué cualquier movimiento judicial en torno a De Vido tiene impacto político inmediato. Su figura condensa parte del capítulo más sensible de la relación entre el kirchnerismo y la Justicia, y la eventual participación de un ex presidente como abogado sumaría un elemento de enorme simbolismo.

La noticia, por ahora, sigue en estado de versión. Pero el solo hecho de que Alberto Fernández esté evaluando ese paso volvió a encender luces en un tablero judicial y político que ya venía convulsionado.

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