Bessent gana con el peso, pero el mercado argentino sigue sin confiar

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Bessent ganó u$s1,8 millones en dos días con su inversión en pesos.
  • El BCRA se benefició por la caída de los futuros del dólar, recuperando $700.000 millones.
  • Bonos y acciones argentinas subieron, impulsados por la intervención de EE.UU.
  • Caputo evita comprar dólares para sostener el “ancla monetaria”.
  • Analistas alertan sobre el riesgo de atraso cambiario y falta de acumulación de reservas.
  • El mercado local sigue dolarizado y con tasas de interés por encima del 90%.

La intervención del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, en el mercado argentino de cambios continúa generando impacto económico y político. A dos días de su histórica operación, en la que “compró pesos” por primera vez a través del Banco Santander, la jugada ya le rinde frutos: los $34.800 millones adquiridos el jueves pasado hoy equivalen a u$s25,8 millones, lo que implica una ganancia de u$s1,8 millones en apenas dos jornadas hábiles. Sin embargo, su ejemplo no parece contagiar a los inversores locales, que mantienen una marcada preferencia por el dólar y tasas de interés en niveles históricamente altos.

En el Gobierno, algunos también celebran. Santiago Bausili, presidente del Banco Central, logró revertir las pérdidas que había sufrido en los contratos de dólar futuro. Tras los anuncios del acuerdo financiero y político con Estados Unidos, las expectativas de devaluación se desplomaron, y los contratos de noviembre —que la semana pasada se ubicaban en $1.549— retrocedieron hasta $1.431. La caída implica que los inversores perdieron el costo de cobertura, mientras que el BCRA embolsó alrededor de $700.000 millones, que fueron retirados de circulación.

El efecto Bessent y la apuesta externa

El movimiento del Tesoro estadounidense y el swap de monedas por u$s20.000 millones cambiaron temporalmente el humor financiero. Los bonos soberanos y las acciones argentinas recuperaron terreno, beneficiando a fondos internacionales como BlackRock, Pimco, Fidelity y Discovery Capital Management —dirigido por Robert Citrone, exjefe y amigo personal de Bessent—.

Pero no todos en Estados Unidos celebran. Entre los críticos más duros de Bessent figura el premio Nobel Paul Krugman, quien sospecha que el verdadero propósito del funcionario al calificar al peso como “undervalued” (subvaluado) es inflar artificialmente el precio de los activos argentinos, permitiendo que los grandes fondos puedan salir del país sin pérdidas. En ese contexto, la jugada del Tesoro podría tener más implicancias financieras que políticas.

Caputo, el otro ganador en silencio

El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, aparece también entre los beneficiados. La caída del riesgo país, que bajó de 1.500 a 900 puntos, abre la posibilidad de que vuelva a niveles de 550, como a comienzos de año. Si ese escenario se concreta, podría acceder nuevamente a financiamiento externo en condiciones similares a las de marzo, cuando consiguió u$s3.000 millones a una tasa de 8,25%.

Sin embargo, la estrategia de Caputo genera interrogantes. A diferencia de otros momentos de calma cambiaria, el ministro no está aprovechando la coyuntura para comprar dólares y fortalecer las reservas. Los analistas advierten que esa pasividad podría convertirse en un problema: si no se establece un “piso” para la cotización, el peso podría apreciarse en exceso y erosionar la competitividad exportadora.

Además, el Tesoro estaría desaprovechando una oportunidad para acumular reservas en un contexto de baja demanda de divisas. La reticencia, explican en Economía, responde a la decisión de mantener el “ancla monetaria”: comprar dólares implica emitir pesos, lo que podría reactivar presiones inflacionarias.

El mercado, a la defensiva

Pese al optimismo oficial, el mercado local sigue sin acompañar. Los operadores financieros prefieren sostener posiciones en dólares antes que venderlos para tomar pesos, aun a costa de tasas altísimas. Las operaciones de corto plazo, como cauciones o préstamos “repo”, ya superan el 65% y el 90%, respectivamente.

El ministro busca fomentar lo que denomina “dolarización endógena”, es decir, que los dólares circulen en transacciones cotidianas y no se limiten al atesoramiento. Pero en la práctica ocurre lo contrario: los agentes económicos se refugian en la divisa ante la persistente incertidumbre política y electoral.

Los analistas advierten, además, que el tipo de cambio actual —$1.347 por dólar mayorista— es percibido como insostenible. La combinación de atraso cambiario y tasas elevadas desalienta exportaciones y estimula importaciones, al tiempo que erosiona el incentivo a liquidar divisas.

En paralelo, los pequeños ahorristas incrementaron la compra de billetes: en las últimas jornadas se registraron operaciones por hasta u$s400 millones diarios. Una tendencia clásica de los períodos preelectorales, acentuada por la volatilidad del dólar.

En síntesis, la jugada de Bessent dejó ganancias inmediatas y oxígeno financiero al Gobierno, pero no logró revertir la desconfianza estructural de los inversores locales. En la Argentina, el peso podrá estar “undervalued” para Washington, pero para la mayoría de los argentinos sigue siendo una moneda frágil.

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