Máximo Kirchner reavivó la centralidad de Cristina en la escena política

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Un video de Máximo Kirchner mostró por primera vez la tobillera electrónica de Cristina Fernández.
  • La escena íntima fue interpretada como una jugada política para reinstalar el discurso del “lawfare”.
  • El tono familiar del diálogo buscó humanizar la figura de la expresidenta.
  • El kirchnerismo reivindicó el gesto como símbolo de fortaleza; la oposición lo calificó de propaganda.
  • La publicación coincidió con la crisis en el oficialismo por la renuncia de José Luis Espert.
  • Cristina volvió a posicionarse en el centro de la escena política pese a su prisión domiciliaria.

Un video de apenas veinte segundos bastó para que Cristina Fernández de Kirchner volviera a ocupar el centro del debate público. La grabación, difundida en la cuenta de Instagram de su hijo Máximo, muestra a la expresidenta caminando sobre una cinta andadora en su departamento del barrio porteño de Constitución. Pero lo que parecía una escena íntima y cotidiana se transformó rápidamente en un acontecimiento político: por primera vez se vio con nitidez la tobillera electrónica que lleva puesta mientras cumple prisión domiciliaria por causas de corrupción.

La secuencia comienza con un paneo desde los pies hacia el rostro de la exmandataria. El encuadre, en apariencia casual, revela el dispositivo de monitoreo electrónico en su pierna derecha, un detalle que no pasó inadvertido. En cuestión de minutos, el video se volvió viral y copó las redes sociales y los noticieros. Más allá del tono familiar del diálogo —una breve charla entre madre e hijo—, el gesto fue interpretado como una jugada comunicacional cuidadosamente diseñada para reinstalar el discurso del “lawfare”, el argumento con el que el kirchnerismo denuncia una persecución judicial y mediática en su contra.

En el video, Máximo Kirchner pregunta con tono afectuoso: “¿Qué andamos haciendo?”. A lo que Cristina responde, sin interrumpir su caminata: “¿Qué no ves? Caminando”. El intercambio continúa con una referencia simbólica: “¿Como los que van a Luján?”, insiste él. Y ella remata: “Exactamente. Como los que van a Luján. Con la misma fe, sin dudas”. La breve conversación, ligera pero cargada de guiños, sirvió como vehículo para un mensaje de resistencia política: Cristina se muestra activa, serena y convencida de su fe, incluso en la adversidad.

Entre la intimidad y la estrategia

La publicación, según coinciden analistas y dirigentes de diferentes espacios, no fue un simple retrato doméstico. Se trató de una puesta en escena con intencionalidad política, en un contexto donde la expresidenta mantiene su influencia sobre el peronismo y busca reposicionarse en la conversación pública. En los últimos meses, Cristina había optado por el silencio, mientras el gobierno de Javier Milei monopolizaba la agenda. Pero la difusión del video revirtió esa tendencia: volvió a instalar su figura, incluso desde la condición de detenida.

Para los sectores kirchneristas, la imagen tuvo un efecto movilizador. Voceros cercanos al entorno de La Cámpora describieron el gesto como una muestra de “fortaleza espiritual” y “resiliencia frente a la injusticia”. En contraste, desde la oposición interpretaron la escena como un intento de manipulación emocional. “Es propaganda disfrazada de ternura doméstica”, sostuvo un legislador libertario. La grieta, una vez más, se manifestó incluso en la lectura de un video de veinte segundos.

Cristina, el espejo del poder

La aparición pública de Cristina Kirchner se produce además en un momento de fragilidad institucional para el oficialismo. La renuncia de José Luis Espert a su candidatura en la provincia de Buenos Aires, tras el escándalo por sus vínculos con un empresario condenado por narcotráfico, dejó al gobierno libertario a la defensiva. Desde su residencia en Constitución, la exmandataria aprovechó el contexto para exigir que la Justicia “actúe con la misma severidad” en los casos que afectan al actual oficialismo.

En los círculos políticos, el episodio fue leído como una demostración del poder simbólico que todavía conserva. A pesar de su situación judicial, Cristina Kirchner sigue siendo capaz de imponer temas y condicionar la conversación nacional. Lo hace a través de un lenguaje visual y emocional, en el que lo personal se mezcla con lo político. El video, filmado por su propio hijo, acentúa esa narrativa: la líder perseguida, acompañada por su familia, resistiendo con fe.

Reacciones y lecturas cruzadas

Mientras en redes sociales se multiplicaban los mensajes de apoyo y las críticas, en el entorno libertario el malestar era evidente. “Es una operación para victimizarse”, deslizó un funcionario cercano al presidente Milei. Otros, en cambio, reconocieron que la maniobra comunicacional del kirchnerismo fue efectiva: “Con una caminata de veinte segundos, volvió a marcar la agenda”, admitió un asesor oficialista.

La viralización también reavivó las especulaciones sobre el futuro político del kirchnerismo. Aunque no hay señales de que Cristina retome un rol electoral inmediato, el video refuerza su centralidad dentro del movimiento y la mantiene como referencia obligada del peronismo. En un contexto en el que la economía y la política atraviesan tensiones crecientes, su reaparición puede interpretarse como el primer movimiento de una nueva etapa.

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