Intendentes empiezan a pasar la gorra frente a un cierre de año en rojo

POLÍTICAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
26-01-2024-martin-llaryora-archivo-1744931

El calendario político empieza a jugar en contra de los intendentes, algo que ya se manifiesta con crudeza en el sur provincial. Con un 2025 marcado por la recesión y sin margen para aumentar tasas, las cuentas municipales llegan exhaustas a diciembre. “No hay fondos para ningún proyecto”, repiten en los despachos donde el fantasma del aguinaldo, los reclamos por bonos y la presión de los compromisos asumidos aceleran las gestiones ante el Panal. Así, reaparece un recurso tan viejo como inevitable: pasar la gorra en busca de respaldo provincial, en un contexto atravesado por la campaña electoral.

Desde varias localidades del interior describen el escenario actual como uno de los más complicados de los que se tenga memoria. Señalan que, si en las ciudades grandes los números están en rojo, en los municipios pequeños la situación es aún más crítica. “Si en Río Cuarto están mal, imagínese en los pueblos que no tenemos industria ni comercio”, graficó ante Alfil el jefe comunal de una pequeña localidad del departamento. La recaudación propia se agotó al mismo ritmo que las partidas de coparticipación, y en la mayoría de los municipios coinciden: “Estamos peor que en enero”.

La foto es desigual. En Río Cuarto, Guillermo De Rivas blanqueó que no habrá obras nuevas sin financiamiento externo y, en las últimas horas, sus concejales le permitieron dar un primer paso hacia un reordenamiento presupuestario para prepararse para el cierre del año en una ciudad de 170 mil habitantes. Edgar Bruno, de Canals, se mostró como la contracara: candidato a diputado de PAIS y con discurso de gestión ordenada, se ufanó de sostener obras con recursos propios. Entre esos extremos quedan los intendentes en rojo, que ya anticipan la imposibilidad de afrontar pagos a proveedores o salarios sin una inyección de fondos.

Con la elección del 26 de octubre en el horizonte, los jefes comunales comenzaron a coordinar conversaciones en grupos de Whatsapp y encuentros informales. La pregunta es qué hacer si noviembre llega sin señales fuertes del Panal, otro de los estamentos que afronta desfinanciamiento por las transferencias nacionales que no llegan en tiempo y forma. Muchos de los más complicados pertenecen a Provincias Unidas, espacio que nació con la promesa de dar respuesta en épocas de vacas flacas y que se pondrá a prueba una vez pasado el 26-O.

“Confiamos en la construcción de unidad para enfrentar la motosierra, pero la situación económica nos obliga a replicar la lógica hacia adentro. Estamos recortando como podemos, pero después de las elecciones la gestión sigue y con cada vez menos recursos”, confió otro intendente del sur, en tono catártico tras reunirse con pares de la región.

El discurso de los jefes comunales se convirtió en insumo para el cordobesismo, que montó su campaña sobre el “abandono” del Estado nacional. En los municipios esperan, entonces, una devolución de gentilezas en forma de fondos. La expectativa es que el gobernador Martín Llaryora envíe señales antes de la firma de un nuevo Acuerdo Federal. Y ya están sacando la calculadora para pedir recursos que permitan afrontar los gastos extraordinarios del último trimestre.

A primera vista, el Gobierno de Córdoba parece haber hecho los deberes para anticiparse al último tramo de 2025. Ya se venía hablando de un “colchón” con transferencias nacionales que fueron oxigenando las cuentas para llegar mejor a este tiempo. Además, se promocionan los beneficios tras la promulgación del Programa de Igualdad Territorial, con el que planea invertir 130 mil millones de pesos en incentivos productivos, innovaciones tecnológicas, apoyo a sectores industriales, turísticos y de salud, entre otros. Sin embargo, los gobiernos locales esperan respuestas más inmediatas para atravesar este trimestre final.

Pero la mirada no se agota en diciembre. Los intendentes ya piensan en 2026, cuando arranque la segunda mitad de sus mandatos y deban mostrar gestión para sostener chances de reelección. El problema: aunque se sienten parte de Provincias Unidas y pregonan el trabajo “más allá de los colores”, saben que el cordobesismo no descarta ponerles rivales competitivos en 2027. Por eso, mientras hoy pasan la gorra en busca de auxilio, muchos sospechan que mañana podrían terminar pagando la cuenta.

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

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