Crisis libertaria: el Gobierno multiplica voces y contradicciones tras el escándalo en la ANDIS

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • El escándalo por supuestas coimas en la ANDIS desató la mayor crisis del Gobierno libertario y expuso fuertes internas.
  • Javier y Karina Milei mantienen silencio, mientras sus aliados se contradicen en público.
  • El sector de Santiago Caputo buscó esperar a la Justicia, mientras los Menem hablaron de “operación política” y audios falsos.
  • Hubo cambios de voceros: Guillermo Francos fue desplazado y los Menem salieron a defenderse por cuenta propia.
  • Declaraciones cruzadas profundizaron la confusión: Francos dijo que no pone las manos en el fuego por nadie, Martín Menem sí por Lule y Karina.
  • En la Rosada circulan rumores de renuncias y desplazamientos, lo que refleja un oficialismo sin estrategia unificada.

A seis días del estallido de la mayor crisis política que enfrenta el oficialismo libertario desde su llegada al poder, el Gobierno aún no logra articular una estrategia coherente para contener los daños. El caso de los audios que comprometen al ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, por presuntas coimas, expuso con crudeza las internas dentro del Ejecutivo y dejó en evidencia la falta de una conducción unificada en materia de comunicación y gestión de crisis.

Mientras el presidente Javier Milei y su hermana, Karina, optaron por el silencio y continuaron con sus actividades habituales de campaña y gestión, el vacío comunicacional que dejaron fue ocupado por distintas facciones del oficialismo, con mensajes contradictorios y sin coordinación. En la práctica, los bandos que conviven en el Gobierno —el sector que responde al asesor Santiago Caputo y los dirigentes de la familia Menem— desplegaron respuestas dispares, a menudo incompatibles entre sí.

Estrategias en disputa

Hasta el fin de semana, el equipo de Caputo había delineado una táctica basada en esperar a la Justicia y evitar poner en duda la veracidad de los audios. “Sería inverosímil”, repetían desde su entorno. La apuesta era dejar que los tribunales avanzaran, mientras el Gobierno daba señales de gestión, como la auditoría que ya comenzó en la ANDIS. Incluso trascendió que el organismo podría pasar a la órbita del Ministerio de Salud, conducido por Mario Lugones, cercano al consultor.

Los Menem, en cambio, presionaban por un discurso más agresivo: primero, sugerir que las grabaciones eran falsas o generadas con inteligencia artificial; luego, atribuir el episodio a una “operación política”. La versión no estuvo acompañada de pruebas ni de responsables identificados, pero terminó siendo la línea que adoptaron públicamente Martín y Eduardo “Lule” Menem.

Voceros en disputa

Otro síntoma de desorden fue el cambio de voceros. En un principio, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, había sido designado como la voz oficial para dar explicaciones. Sin embargo, entre el sábado y el domingo, Karina Milei dio el aval para que fueran los propios involucrados —Martín y Lule Menem— quienes salieran a defenderse. “Hacen lo que quieren”, se quejaron en despachos oficiales, donde señalaban la falta de disciplina en la comunicación.

Francos, de hecho, marcó distancia con declaraciones que abrieron un nuevo flanco: aseguró que no ponía “las manos en el fuego por ningún funcionario”, en contraste con Martín Menem, que repitió públicamente que sí las ponía por su tío Lule y por la propia Karina Milei. La disonancia entre ambos mensajes fue interpretada como un síntoma de la fractura interna, aunque desde los dos sectores negaron que existan tensiones.

Rumores y especulaciones

La crisis también alimentó versiones sobre posibles cambios en el elenco libertario. En los pasillos de la Casa Rosada algunos deslizaron que esperaban la renuncia de Lule Menem, subsecretario de Gestión Institucional y una de las figuras más apuntadas por la oposición. Desde su entorno, sin embargo, eligieron el silencio.

Los rumores alcanzaron incluso a Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. Allegados al riojano aseguraron que está dedicado a su tarea legislativa, aunque circula la posibilidad de que sea desplazado en diciembre, cuando se renueven las autoridades parlamentarias.

Multiplicidad de mensajes

La falta de un mando único dentro del oficialismo quedó expuesta en la variedad de posiciones que se ensayan de manera simultánea: que los audios fueron trucados, que Spagnuolo mintió en parte, que se trata de una maniobra política de sectores opositores, o que lo mejor es esperar a la Justicia. Los blancos de las acusaciones también son variados: desde la vicepresidenta Victoria Villarruel hasta la exdiputada libertaria Marcela Pagano, pasando por el kirchnerismo.

Esa dispersión genera confusión no solo hacia afuera, sino también en el propio oficialismo. Los intentos de mostrar unidad chocan con las internas entre los sectores de Caputo y los Menem, en un contexto en el que los Milei eligen mantenerse al margen del debate.

Una crisis abierta

El escándalo de la ANDIS no solo afecta la credibilidad del Gobierno en su promesa de “barrer con la casta” y combatir la corrupción, sino que también desnuda las dificultades del oficialismo para actuar con cohesión ante una crisis política de magnitud.

Por ahora, el presidente y su hermana sostienen el silencio, mientras los distintos voceros improvisan sobre la marcha. La crisis, lejos de cerrarse, amenaza con profundizar las tensiones internas en un Gobierno que, en lugar de articular una respuesta clara, exhibe un coro de voces que se superponen, se contradicen y alimentan el desconcierto.

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