El Gobierno enfrenta alerta del sector financiero por tasas extremas y presión sobre la economía real

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno ajusta constantemente el sistema de encajes y las tasas de interés, generando descontento en el sector bancario.
  • Santiago Bausili, presidente del Banco Central, se comprometió a flexibilizar parcialmente los encajes tras reuniones con entidades financieras.
  • Las modificaciones recientes provocaron alta volatilidad en las tasas de caución y complican la operatoria de bancos y PYMEs.
  • Consultoras alertan que las tasas extremas afectan la actividad económica y podrían reducir la recaudación fiscal a mediano plazo.
  • El costo financiero de la deuda en pesos, de mantenerse las tasas actuales, podría representar hasta 3% del PBI anual.
  • El desafío central del Gobierno es equilibrar política monetaria, estabilidad fiscal y sostenimiento de la economía real.

El Gobierno continúa implementando medidas de ajuste en el mercado monetario para contener la inflación y sostener el valor del peso, pero los parches sucesivos generan creciente preocupación en el sector bancario y financiero. Esta semana, Santiago Bausili, presidente del Banco Central, escuchó advertencias de las principales entidades privadas sobre la necesidad de flexibilizar el encorsetado sistema de encajes, cuyo volumen ya supera al circulante. La paciencia de los bancos parece agotarse, y los reclamos sobre el impacto de estas políticas se multiplican.

La dinámica monetaria se vio marcada por una licitación de emergencia realizada el lunes, destinada a reabsorber los pesos que habían quedado “sueltos” tras un bajo roll-over de la semana anterior. Los bancos, prácticamente obligados a participar por los cambios en los requisitos de encajes, se adjudicaron $3,8 billones de pesos a la única letra ofrecida, que paga tasa TAMAR + 1% y vence el 28 de noviembre. La medida dejó al Tesoro con 12 billones de pesos para afrontar vencimientos futuros, pero también puso en evidencia la fragilidad del sistema y la presión sobre los márgenes financieros.

Desde Vectorial advirtieron que las modificaciones recientes sobre la contabilización de encajes —ahora diaria en lugar de mensual— provocaron inestabilidad en las tasas de caución, con caídas hasta 1% anual nominal y picos que superaron el 100% en pocos días. La intervención del BCRA, mediante pases y ventanilla de pases activos, sumó confusión al mercado, generando un laberinto para bancos y empresas. Las PYMEs, en particular, sufren tasas de adelantos que en ocasiones superan el 90% anual, mientras que la brecha entre tasa activa y pasiva se ensancha.

El costo de estas tasas extremas trasciende el sector financiero y golpea a la economía real. Desde Grupo SBS subrayan que, aunque la política de tasas altas puede reducir la presión sobre inflación y dólar, el efecto sobre la actividad económica es claramente negativo a mediano plazo. La caída en la inversión y el consumo podría trasladarse a menor recaudación fiscal, afectando directamente la sostenibilidad del superávit primario necesario para la estabilidad económica.

Consultoras como 1816 advierten que, de mantenerse estas tasas, los logros fiscales podrían verse seriamente comprometidos. Actualmente, toda la deuda del Tesoro en pesos que cotiza en el mercado alcanza los $230 billones. Si se colocara la totalidad en instrumentos como Lecap o Boncap a una tasa mensual del 4%, el costo fiscal mensual sería de $4,6 billones, equivalente a 0,5% del PBI por mes, proyectando más de 6% del PBI en un año. Incluso considerando que cerca de la mitad de estos títulos está en manos del propio sector público, el costo real seguiría siendo elevado, en torno al 3% del PBI.

El desafío del Gobierno radica en encontrar un equilibrio entre controlar la inflación y no asfixiar la actividad económica ni comprometer la sostenibilidad fiscal. Hasta ahora, los sucesivos parches sobre tasas y encajes generan incertidumbre en el mercado y presionan sobre todos los actores económicos. Analistas advierten que será necesario reducir eventualmente las tasas reales para evitar un deterioro más profundo en la actividad, un riesgo que ya empieza a reflejarse en la producción y el consumo.

En este contexto, la política monetaria argentina se enfrenta a una encrucijada: mantener los controles actuales para cumplir metas de inflación y tipo de cambio, o flexibilizar los encajes y tasas para evitar un impacto devastador sobre la economía real y las finanzas públicas. La paciencia del sector privado y la estabilidad de la actividad productiva podrían ser los factores decisivos en las próximas semanas.

El desafío está planteado: encontrar un equilibrio que permita sostener la política monetaria sin generar un costo fiscal insostenible ni frenar la recuperación económica que el país necesita. La presión sobre Bausili y su equipo será, sin dudas, uno de los ejes del debate económico en los próximos días.

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