Dólar, tasas y presión financiera: la economía busca su “nuevo equilibrio” en medio de la incertidumbre

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Suba del dólar y tasas en alza: El dólar oficial subió 13% en julio, mientras el Tesoro y el BCRA convalidaron tasas de hasta 65% TNA para frenar la presión cambiaria.
  • Menor liquidez y encajes más altos: El Gobierno colocó deuda por $9 billones, pero la absorción monetaria se reforzó con subas de encajes bancarios al 40%.
  • Pass-through acotado: Pese a la devaluación, los precios internos aún no reflejan un rebrote inflacionario, aunque hay señales de alerta.
  • Impacto en la actividad: Las tasas reales altas frenan el crédito y la actividad económica, generando riesgos de estancamiento.
  • Desafío de equilibrio: El Gobierno busca estabilidad monetaria a costa de enfriar la economía, pero el costo social podría escalar si no logra resultados a tiempo.

La última semana de julio dejó en claro que la economía argentina atraviesa una fase de tensiones crecientes. Con un dólar en alza y tasas de interés que escalan sin freno, el mercado financiero parece transitar una búsqueda de “nuevo equilibrio” donde la estabilidad se vuelve una meta cada vez más difusa.

El martes pasado, el Tesoro colocó deuda en pesos con tasas que llegaron al 65% TNA, mientras que el Banco Central (BCRA) intervino elevando la tasa de Pases Pasivos. Sin embargo, esos rendimientos elevados no lograron contener la escalada del dólar, que cerró julio con una suba del 13%, a pesar de las constantes intervenciones oficiales en el mercado de futuros.

La volatilidad de tasas fue reflejo de un contexto en el que la autoridad monetaria decidió endurecer la absorción monetaria, convalidando tasas históricamente altas. La licitación de Lecaps de la semana pasada dejó una tasa promedio de 60,8% TEA, la más elevada desde mediados de 2023. En paralelo, el Boncer 2026 cortó con un CER+16,2%, récord para este tipo de títulos.

Pero la otra cara de esta estrategia fue la menor liquidez. El Gobierno colocó deuda por $9 billones frente a vencimientos por $11,8 billones, pero los bancos tuvieron que integrar encajes adicionales por $2,6 billones. Además, el BCRA dispuso una suba de encajes de hasta el 40% desde el 1° de agosto, buscando reforzar la esterilización de pesos.

Sin pass-through inmediato, pero con señales de alerta

A pesar del salto cambiario —el dólar oficial cerró julio en $1.360—, el traslado a precios (“pass through”) se mantiene, por ahora, acotado. Informes de consultoras como Empiria y Grupo SBS destacan que los precios internos no registran aún un rebrote inflacionario acorde al deslizamiento del tipo de cambio.

Este escenario permitió que el tipo de cambio real multilateral subiera un 6% en julio respecto a junio, ubicándose en niveles de mayo. Sin embargo, los analistas advierten que la estrategia de sostener tasas reales tan elevadas podría tener efectos colaterales de corto plazo.

“La política de tasas altas es clave para contener presiones cambiarias, pero también impacta sobre la actividad económica, la recaudación y el costo financiero del Tesoro”, señalaron desde SBS. Desde Empiria, en tanto, consideraron que el freno en la actividad es cada vez más visible y que la restricción crediticia se convirtió en uno de los factores principales detrás del estancamiento.

La disyuntiva es clara: el Gobierno apuesta a disciplinar el frente monetario y cambiarlo por credibilidad en las reglas, pero los costos de esta transición ya comienzan a sentirse. La clave será si ese “nuevo equilibrio” financiero llega antes de que el desgaste económico y social desate tensiones más profundas.

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