Con la industria en “modo defensivo”, crece la ola de empresas que reemplazan producción local por importaciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Cada vez más empresas dejan de producir localmente para importar, como Kenvue y Kimberly-Clark.
  • Las importaciones crecieron más del 53% y alcanzan récord histórico como proporción del PBI.
  • Las causas son la apreciación cambiaria, la apertura comercial y la alta presión impositiva.
  • Analistas afirman que la industria está en “modo defensivo” y busca sobrevivir ante condiciones adversas.
  • No hay políticas activas para fortalecer la producción nacional, lo que genera cierres de plantas y pérdida de empleo.

Mientras el Gobierno celebra la baja de la inflación y señales de reactivación en algunos sectores, una dinámica silenciosa pero contundente atraviesa al entramado productivo: más empresas están dejando de fabricar localmente para importar directamente desde el exterior. El caso más reciente es el de Kenvue, dueña de marcas de higiene femenina como Siempre Libre y Carefree, que anunció el cierre definitivo de su planta en Pilar y la importación de toda su línea desde Brasil.

El fenómeno no es aislado. A esta decisión se suma la reciente salida de Kimberly-Clark del mismo distrito bonaerense, y otras multinacionales de sectores como el automotriz, petroquímico y calzado deportivo que ya optaron por una estrategia similar.

Según datos de la consultora Audemus, en junio las importaciones crecieron más del 53% en cantidades, impulsadas no solo por una leve mejora en la actividad económica sino por las condiciones del modelo actual: apreciación cambiaria, apertura comercial y un contexto impositivo adverso. De hecho, la participación de importaciones en el PBI alcanzó el 32,4%, el nivel más alto en 100 años.

“La industria entró en modo defensivo”, advierte Agostina Monti Salías, especialista en desarrollo productivo. Y explica: “El tipo de cambio real apreciado encarece artificialmente lo nacional, la presión fiscal castiga a la producción formal y la falta de financiamiento impide inversiones. Las empresas no eligen importar por estrategia, sino por necesidad de sobrevivir”.

El dueño de Lumilagro, Carlos Bender, fue aún más gráfico: “Es adaptarse o morir”. Tras la eliminación de una medida antidumping, su empresa decidió volcar más del 60% del negocio a la importación, reduciendo su estructura fabril a unos pocos modelos.

El diagnóstico de Audemus es contundente: mientras se multiplican las decisiones que facilitan importar, no hay políticas concretas para mejorar las condiciones de producción local. En otras palabras, la cancha está inclinada. Y en ese terreno, la industria nacional se reconfigura a la defensiva, con plantas cerrando, trabajadores desplazados y un entramado productivo que, lejos de expandirse, resiste como puede.

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