Hasta siempre "Griego" Mario Juan Spiropulos, fuiste un grande de verdad

DEPORTES Ramón Gómez
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RAMÓN GÓMEZPor Ramón Gómez

La muerte de Mario Spiropulos, conocido cariñosamente como ‘El Griego’, me ha dejado una profunda tristeza. En un instante de reflexión, vuelvo a leer el mensaje de Fin de Año que me enviara desde Estados Unidos, rebosante de buenas energías y mejores deseos. 

Era un hombre lleno de vida, y su ausencia se siente profundamente, especialmente porque nuestro último intercambio vibraba con la promesa de un futuro encuentro.

La pérdidas como esta nos llevan a examinar no solo los recuerdos personales, sino también la huella que dejan en su entorno. Mario llegó a convertirse en presidente de Racing de Nueva Italia casi por azar, lo que en sí mismo es un testimonio de su carácter. Su objetivo al aceptar esa responsabilidad fue claro: integrar y sumar a todos, algo que logró magistralmente.

Bajo su liderazgo, el club alcanzó hitos memorables, como el subcampeonato del Nacional '80, un logro que aún resuena en la memoria colectiva del fútbol argentino. Sin embargo, lo que más destaca en sus relatos es su capacidad para reconocer el talento y apoyar a quienes le rodeaban, desde el entrenador Alfio Basile hasta los jóvenes jugadores que marcaron esa época.

Durante su gestión, Racing de Nueva Italia alcanzó un hito histórico al lograr el subcampeonato del Nacional de 1980. "Fue una experiencia inolvidable", recordó un directivo del club. Este éxito fue posible gracias a un plantel de jóvenes promesas locales y a la dirección técnica de Alfio Basile, quien contribuyó a su formación. "Estuvimos muy cerca de conseguir un logro significativo para el fútbol del interior", agregó. Sin embargo, lamentó que en esa época los subcampeones no clasificaban para la Copa Libertadores, lo que habría otorgado un prestigio mayúsculo a la institución. El directivo subrayó la importancia de Basile, afirmando que su contratación fue "el mayor acierto" de su gestión.

Cuando Basile llegó a Racing lo puso a Gasparini de 9, yo en una nota en el Diario Córdoba dije que Basile estaba equivocado, que El Pato debía jugar de 10. El Coco me encaró y me reprochó que le quería armar el equipo, luego fuimos grandes amigos. 

Un día, Spiropulos me consultó sobre una venta casi concretada a Talleres de Saporiti, Commisso y Derderían. Me dijo que, paralelamente, Aragón Cabrera le pidió a Saporiti y Commisso, pero no al arquero. Yo le dije que le dijera si quería que fueran los tres o si se los daba a Talleres. Cabrera consultó a Labruna, y este le dijo que Derderían no iba a jugar "ni cinco minutos", pero que, si quería, lo comprara. Los tres fueron a River; Saporiti y Commisso fueron figuras, mientras que Derderían jugó un solo minuto.

"No me encuentro bien de salud, pero pronto me recuperaré," repetía con frecuencia. Durante la conversación, habló sobre la fallida venta de Gasparini al Milan de Italia. También admitió que podría haber tenido un mejor desempeño en Estados Unidos si hubiera dominado más el inglés y se interesó por la trayectoria de algunos futbolistas de Córdoba que fueron sus contemporáneos.

"No quiero dejar de contar una anécdota: Spiropulos, que en su momento fue medio socio de Grondona vendiendo alimentos para perros en Miami, le dijo que Luis Antonio Amuchastegui era el mejor puntero derecho después del Hueso Housemann. Grondona se lo comentó a Bilardo y "La Araña" jugó en la Selección."

Es imposible no reflexionar sobre su legado en el fútbol local. Mario nunca dejó de pensar en el futuro del deporte, manifestando en alguna ocasión la necesidad de una escuela de dirigentes. Su visión apunta a algo fundamental: la importancia de formar a las nuevas generaciones de líderes en el ámbito deportivo. Esa es quizás su única asignatura pendiente, y un recordatorio de que la construcción de un futuro sólido no solo depende del éxito inmediato, sino de la inversión en el talento que vendrá.

Su salud era una preocupación recurrente en nuestras charlas, pero nunca permitió que eso lo detuviera. Su optimismo era contagioso, y él seguía soñando, esperando, y planeando—no solo para sí mismo, sino para un regreso triunfal al ámbito que tanto amaba. Su anhelo de un café juntos se ha convertido en un eco que ahora resuena con más fuerza que nunca.

Queda en nuestras manos recordar y honrar todo lo que Mario Spiropulos aportó. Su espíritu sigue vivo en cada rincón del club, en cada joven que sueña con jugar al fútbol, y en cada dirigente que entiende la importancia de la formación y la inclusión. Hasta pronto, querido Griego; tu legado perdurará en nuestra memoria y en la del fútbol de Córdoba, fuiste un grande y así se va a recordar. Hasta siempre Griego querido, ya te extraño un montón!!.

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