El campo "mide" a Milei

OPINIÓN Juan Palos
hoy

Juan de los PalotesPor Juan Palos

El mensaje de Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), resuena con gran claridad: la tribuna de La Rural representa una oportunidad ineludible para realizar anuncios significativos. En este contexto, la posibilidad de que Javier Milei declare el fin de las retenciones a la carne vacuna, especialmente al novillo que se grava al 6,75%, así como una reducción en las retenciones al maíz, podría ser un paso clave para revitalizar el sector agropecuario. 
El hecho de que se baraje este tipo de medidas no es trivial; el sector productivo está en una situación crítica, con un stock de ganado que ha caído por debajo de los 50 millones de cabezas. En este sentido, una decisión de este calibre no solo enviaría una señal positiva durante la muestra ganadera, sino que también representaría un alivio financiero considerable, dado que el Estado recauda alrededor de 100 millones de dólares al año solo por la retención de novillos.
El sector también tiene puestas sus esperanzas en la posibilidad de que se amplíen los cupos de exportación de carne bovina a los Estados Unidos, aunque este dependerá de las negociaciones iniciales con la administración de Trump. Sin embargo, lo verdaderamente significativo sería que Milei anunciara un compromiso de reducción de retenciones a futuro. Esto, aunque no tendría un impacto fiscal inmediato, sería un aliciente para los productores que necesitan planificar la siembra de la próxima campaña.
Vale la pena destacar que, en un contexto donde las retenciones para la soja son del 31% para harina y aceite, y del 33% para el poroto, mientras que el maíz es gravado con un 12%, la presión fiscal es abrumadora. La administración actual, al señalar “limitaciones presupuestarias” y la necesidad de mantener el equilibrio fiscal, parece olvidar que la competitividad del agro se ve gravemente comprometida por la falta de inversión en infraestructura —esencial para facilitar la logística y el transporte— y por el recorte en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que es un pilar del desarrollo productivo.
Además, las importaciones libres están afectando a las economías regionales, una situación que genera desconfianza y desasosiego en el sector. Ignacio Kovarsky, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), se expresa con preocupación sobre la inminente siembra: “Si no hay anuncios antes de la próxima siembra, muchas hectáreas quedarán sin cultivar”. Este impacto inmediato podría ser devastador.
Por lo tanto, cualquier anuncio que Milei realice en la feria no debería verse únicamente como una promesa de alivio fiscal, sino como un acto estratégico esencial para incentivar la inversión en un sector que, a pesar de sus numerosas e históricas adversidades, podría ser la clave para la recuperación económica del país. Los productores están expectantes, porque entienden que cualquier medida que alivie la presión fiscal provocará un efecto positivo en las decisiones de inversión. 
La frase “Cultivar el suelo es servir a la Patria”, que enmarca el discurso de Milei, debería trascender el ámbito simbólico y convertirse en un compromiso verdadero con los desafíos que enfrenta la agricultura argentina. En este momento, el escepticismo se mantiene en el aire: la historia nos ha enseñado que las palabras deben ir acompañadas de acciones concretas para que la confianza se restablezca en un sector vital para la economía nacional. La presión es alta y las expectativas son aún más grandes.

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