Dólar e inflación: señales mixtas en una economía en tensión

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Inflación de junio fue del 1,6%, por debajo de lo esperado; la inflación núcleo (1,7%) fue la más baja desde enero de 2018.
  • Inflación interanual bajó al 39,4%, en una desaceleración sostenida de 14 meses.
  • El dólar oficial subió más que los precios desde el fin del cepo, pero el traspaso a precios fue lento.
  • En julio, el dólar mostró fuerte volatilidad y subas de hasta 7%; la inflación proyectada es cercana al 2%.
  • Causas del alza del dólar: menor ingreso de divisas, incertidumbre electoral y eliminación de las LEFI, que inyectaron liquidez.
  • El Gobierno reabsorbió pesos con emisiones de bonos Lecap, y eliminó la tasa de referencia.
  • Analistas ven un pass through acotado por expectativas ancladas, paritarias moderadas y debilidad económica.
  • Se esperan más presiones cambiarias hacia fin de año, aunque dentro del esquema de flotación del BCRA.
  • El mercado observa con cautela si el equilibrio macro se sostendrá o si aumentará la volatilidad.

Durante las últimas ruedas financieras, el termómetro de la economía argentina volvió a marcar tensión. Dos variables centrales concentraron la atención del mercado: el avance del dólar y la evolución de la inflación, que en junio se ubicó en 1,6%, apenas por encima del 1,5% de mayo y por debajo de lo estimado por la mayoría de los analistas, que preveían una suba cercana al 2%.

Más allá del número general, lo que generó mayor impacto fue el comportamiento de la inflación núcleo —que excluye componentes regulados y estacionales—, que se desaceleró al 1,7%, el registro más bajo desde enero de 2018 si se excluyen los meses atípicos de la pandemia. El propio ministro de Economía, Luis Caputo, celebró este dato en redes sociales como una muestra de que el programa de estabilización del gobierno de Javier Milei está dando resultados.

En términos interanuales, la inflación bajó a 39,4%, encadenando 14 meses consecutivos de desaceleración. Se trata del dato más bajo desde enero de 2021, en un contexto donde el dólar oficial, desde el levantamiento del cepo cambiario, acumuló un alza de 18% contra un 8% estimado de inflación para el mismo período. A pesar de este desfasaje, el traspaso a precios fue lento, algo que analistas consideran funcional a los objetivos políticos del oficialismo de cara a las elecciones legislativas de octubre.

Dólar en alza y advertencias del mercado

El tipo de cambio, no obstante, mostró un comportamiento más volátil en julio, con subas que llevaron la cotización a rozar los $1.300, aunque luego retrocedió tras medidas de ajuste monetario. Según estimaciones privadas, en lo que va del mes el dólar subió un 7%, mientras que se espera que la inflación ronde el 2%.

El avance cambiario, según los analistas, responde a tres factores principales: el fin del esquema de retenciones reducidas para las exportaciones de soja y maíz que implicó una merma en el ingreso de divisas; la proximidad de las elecciones legislativas, que elevó la demanda de cobertura en moneda dura; y la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que liberó pesos al mercado, presionando sobre el tipo de cambio.

La eliminación de las LEFI —títulos que habían reemplazado a los pasivos remunerados del BCRA— inyectó unos $10 billones a la economía. Parte de esos fondos se trasladaron a la compra de divisas, lo que forzó al Gobierno a absorber excedentes mediante nuevas emisiones de bonos en pesos, como las Lecap. El nuevo esquema monetario eliminó la tasa de interés de referencia, lo que debilitó el rendimiento de los plazos fijos y, con ello, incentivó la dolarización de carteras.

Pass through limitado y expectativas ancladas

Lo llamativo para muchos fue la resiliencia de los precios frente a estas presiones cambiarias. Consultoras como Max Capital y Adcap observaron un “pass through” limitado, es decir, una baja transmisión de la suba del dólar a los precios internos. Este fenómeno se explica, en parte, por tres factores: expectativas inflacionarias relativamente ancladas gracias al ajuste fiscal, pérdida de poder de negociación salarial y una economía debilitada, que restringe la capacidad de las empresas para remarcar.

Incluso el comportamiento de la inflación mayorista reflejó esta tendencia. En abril, el IPIM subió 2,8%, pero en mayo cayó 0,3%, arrastrado por una baja del 4,1% en los precios de productos importados. En junio, volvió a alinearse con el IPC, al marcar un alza del 1,6%.

Presión cambiaria hacia fin de año

De cara a los próximos meses, el mercado no descarta nuevas presiones sobre el dólar. Si bien el ingreso de divisas por la cosecha gruesa continuará hasta el 22 de julio, analistas como los de Max Capital advierten que en la segunda mitad del año la cuenta corriente de la balanza de pagos volverá a jugar en contra.

En paralelo, los contratos de dólar futuro muestran una tendencia alcista, aunque todavía dentro del rango de libre flotación definido por el Banco Central. Para diciembre, los precios pactados se ubican por debajo de los $1.500, en línea con la banda superior de $1.516 fijada para ese mes.

Sin embargo, expertos como Brian Torchia (Pgk Consultores) alertan que, si bien el Gobierno no interviene directamente en el mercado spot, sí lo hace en el de futuros, lo que podría distorsionar la lectura del mercado sobre la evolución esperada del tipo de cambio.

Conclusión

Con inflación a la baja pero aún alta, un dólar que retoma impulso y una economía en transición hacia un nuevo régimen monetario, el escenario sigue siendo de cautela. El gobierno de Javier Milei apuesta a consolidar su programa económico con señales de disciplina fiscal y baja inflación, mientras el mercado observa con atención si estas variables podrán mantenerse estables en el tiempo o si se avecinan nuevas turbulencias.

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