Los desafíos de Javier Milei

OPINIÓN Ckaudui MARGARIÁN
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MARGARIÁNPor Claudio MARGARIÁN

Estaba reflexionando sobre lo que vendrá a partir del próximo 10 de diciembre, cuando Javier Milei comience a ejercer la primera magistratura en nuestro país.

Pensaba sobre los desafíos que tendrá y llegué a la conclusión de que el mayor será el de hacer entender a todo un pueblo que sin sacrificio y unidad no podremos jamás salir de la situación asfixiante en la que vivimos actualmente. Y vino a mi memoria una publicidad de la empresa láctea Sancor, que en los 80’ proponía el concepto de crecimiento uniendo esfuerzos e inteligencias de uno en uno. 

Reflexionaba también sobre el poder del ejemplo y el convencimiento de que uno puede comenzar a transformar las cosas pero no se logra en soledad, sino siendo el coche motor que impulse un gran tren. Ejemplos sobran en el mundo: Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Lech Walesa, Martin Luther King, el mismo Jesús de Nazaret y miles más, algunos conocidos, muchísimos anónimos peregrinos que comenzaron su camino en soledad.

Gente que se animó a predicar con la palabra y principalmente con el ejemplo. Por qué Milei llega a la presidencia por predicar con la verdad y ratificarla con sus actos. De allí miles de argentinos comenzaron a poner sus ojos sobre este transgresor a lo políticamente establecido para luego encolumnarse detrás de él y protagonizar una nueva revolución en Argentina, así como lo hicieron los ejemplos nombrados. ¿O acaso Mandela o Jesús no fueron transgresores?

En contrapeso a la oferta política está la demanda de un pueblo que necesita serenarse, ver señales positivas y concretas de la voluntad de cambiar para bien que tiene el presidente y su equipo. Será necesario sincerarnos, entender que si no fuimos capaces de frenar la fiesta en la que participamos por acción u omisión, debemos responsabilizarnos todos y pagar la cuenta, aunque deban hacerlo justos por pecadores. También deberán pagar ante la Justicia los grandes culpables directos de este desfalco al pueblo.

Punto y aparte. Debemos tener plena conciencia de que ya no hay más tiempo que perder. Tengo 52 años, sé que a esta edad quiero más disfrutar que sacrificarme en la vida, pero hemos llegado a una encrucijada en donde debemos elegir el camino a tomar. Uno lleva al sacrificio, austeridad, al esfuerzo para que rápidamente comencemos a restaurar este gran país tan maltratado, que comencemos a pechar del carro con todas nuestras fuerzas. Otros elegirán subirse al carro y ver como los demás pechan, sin ningún tipo de pudor, esperando que avancemos lento. Habrá que escarmentarlos para que se bajen y empujen si quieren gozar de los beneficios al final del camino. Otros elegirán como camino de ignorar el carro, esperando que jamás se mueva.

La reconstrucción del país parece más un sueño que una realidad posible ¿verdad? El 28 de agosto de 1963 delante del monumento a Abraham Lincoln en Washington DC, durante una histórica manifestación de más de 200,000 personas a favor de los derechos civiles para los negros en los EE.UU, Martin Luther King pronunció un discurso en el que revelaba su sueño de libertad.

“…También hemos venido a este santo lugar para recordar a América la impetuosa urgencia del ahora. No es momento de darse el lujo de tomar el tranquilizante del gradualismo. Ahora es el momento de hacer que las promesas de democracia sean reales. Ahora es el momento de subir desde el oscuro y desolado valle de la segregación al soleado sendero de la justicia racial. Ahora es el momento de alzar a nuestra nación desde las arenas movedizas de la injusticia racial a la sólida roca de la fraternidad. Ahora es el momento de hacer que la justicia sea una realidad para todos los hijos de Dios…”, decía el líder en aquel entonces en torno al gravísimo problema racial que había en su país, y que bien podemos nosotros aplicar a nuestra actual situación por causa de los malos políticos y sus pésimas políticas.

El desafío de hoy es tomar en nuestras manos la libertad y ejercerla sin temores. Debemos dejar de lado la idea del paternalismo estatal y tomar las riendas de nuestro destino e impulsar la idea de que el gobierno administre bien la cosa pública, generando y garantizando la igualdad de oportunidades de crecimiento a todos los ciudadanos, basándonos en nuestro propio esfuerzo para llegar con equidad a los beneficios pretendidos.

Pero para que la fuerza no sea solamente mecánica hay que agregarle valores. El filósofo griego Platón (Alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles) en su obra “La República”  enumeraba cuatro conductas morales  llamadas “Virtudes Cardinales”. Ellas son: Templanza, Prudencia, Fortaleza y Justicia. Posteriormente el cristianismo agregó tres virtudes teologales más: Fe, Esperanza y Caridad.

Un día Milei, ante el desafío de quienes lo detractaban, comenzó a caminar solo pregonando las ideas de la libertad, sumando peregrinos a su paso. Hoy, detrás de él y su sueño de cambiar nuestro país caminan 14.554.602 argentinos con la esperanza de que algún día seamos  los 47 millones que poblamos este país. Ojalá el presidente utilice las virtudes cardinales como cimiento de su gestión para que se concrete como punto de despegue del cambio.

Debemos sincerarnos y arremangarnos para unir nuestros esfuerzos y  acompañarlo, porque solo no podrá lograrlo. Como dice la canción de la publicidad, así. Que el 10 de diciembre, el Sol de Mayo que corona nuestra bandera brille más que nunca.
Dios ilumine al presidente y bendiga a los argentinos.

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