Paka Paka y la infancia como campo de batalla ideológica

OPINIÓN Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno anunció una nueva etapa de Paka Paka, incorporando series como Tuttle Twins (libre mercado, antimarxismo) y Dragon Ball Z.
  • Las autoridades afirman que buscan contenidos “sin bajada ideológica”, aunque los nuevos programas cuestionan derechos humanos básicos como salud, educación y vivienda.
  • El texto critica esta postura como adoctrinamiento encubierto, incompatible con una educación democrática y plural.
  • Señala que negar derechos no es neutralidad, y que el Estado debe garantizar condiciones de dignidad, especialmente para los niños.
  • Se plantea que cambiar la programación infantil es también una decisión política sobre el modelo de país que se desea construir.

Días atrás, el Gobierno nacional anunció una nueva etapa para Paka Paka, el canal público infantil creado en 2010 con la intención de ofrecer contenidos educativos, culturales y de calidad para niños y niñas de entre 2 y 12 años. Esta renovación incluye la incorporación de programas como Tuttle Twins, una serie que promueve los principios del libre mercado y lanza críticas directas al marxismo, y también Dragon Ball Z, un clásico del animé japonés.

Según las autoridades, esta actualización apunta a brindar contenidos “sin bajada de línea ideológica”, poniendo “el foco en los valores”. Pero, ¿qué valores?

Cuando un programa infantil sugiere que derechos como la educación, la salud, la alimentación o la vivienda no son derechos humanos, no estamos ante una propuesta neutra. Estamos frente a un claro posicionamiento político disfrazado de objetividad. No hay forma de sostener que se está evitando una bajada ideológica mientras se cuestionan principios fundamentales consagrados por la comunidad internacional y por la propia Constitución argentina.

Decir que un niño no tiene derecho a una educación gratuita o a una atención médica adecuada no es una simple idea entre muchas posibles, es una afirmación que choca con décadas de consensos democráticos, jurídicos y éticos. Es, además, un mensaje peligroso para una audiencia que está en pleno desarrollo cognitivo y emocional.

Seamos claros: no hay neutralidad en negar derechos humanos. El derecho a la educación, a la salud, a la alimentación, a la vivienda, no son concesiones que el Estado “regala”, como sugieren algunos funcionarios. Son garantías que el Estado debe cumplir, precisamente porque su función es asegurar condiciones de dignidad para todos, especialmente para los más vulnerables.

Es legítimo que un gobierno quiera imprimir su visión en los medios públicos. Lo que no es aceptable es que utilice espacios destinados a la niñez para adoctrinar desde un extremo, cualquiera sea. La educación democrática no puede basarse en el dogma ni en la exclusión de ideas. Al contrario, debe fomentar el pensamiento crítico, la pluralidad cultural y el respeto por los derechos humanos.

Cambiar Paka Paka no es solo renovar una grilla de programación. Es también una declaración de intenciones sobre el tipo de país que queremos construir. ¿Uno en el que los derechos se cuestionan desde el jardín de infantes? ¿O uno en el que los chicos y chicas crecen sabiendo que su dignidad está garantizada desde el nacimiento?

La libertad no se enseña negando derechos. Se aprende ejerciéndolos.

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