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El león y la hiena tosedora

OPINIÓN Claudio MARGARIÁN
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MARGARIÁNPor Claudio MARGARIÁN

Estaba viendo un video sobre un León que se enfrenta a una treintena de Hienas,  cómo se defiende, las controla y las vence con una estrategia digna delo que es: un líder.

Porque el león no salió a lo tonto, a lo patotero, a enfrentar las hienas sino que, hecho de una, la masticó e hirió para luego mostrárselas como ejemplo  al resto, para que sepan cuál es el destino de la jauría si intentan violentarlo. 

Esto me hizo acordar a Javier Milei en el debate final del pasado domingo; más que eso, a toda la campaña negativa que ha recibido, un proselitismo político sin ideas, sin comportamiento ético, con carpetazos, golpes bajos, operaciones mediáticas, una gran dosis de miedo inoculada en la gente y por sobre todo, una gran torta de mentiras.

El desfile de nefastos personajes mintiendo, conjeturando, agraviando y amedrentando a la gente y al candidato de La Libertad Avanza es incontable a esta altura. En el Debate, con ellos estaba la ovejita de buenos modales, hablar pausado, montando una escena de película, Sergio Massa, que de tan soberbio e impune se le fue de las manos y se desenmascaró,  mostrando su verdadera cara y personalidad.

Y fue épico. Cuando todos iban a ver a un Milei sacado, loco, paranoico, sociópata, a cambio encontraron un Massa inquisidor, violento, mentiroso, chicanero, con el Bulling a flor de piel e  interrogando como en un patíbulo a Javier Milei, que mostró su esencia, simpleza, un ciudadano común con una alta inteligencia y con capacidades de liderar un país. Milei se mostró genuino, como lo que realmente es: uno de nosotros.

Y “El león”, como le dicen los suyos al economista, logró su mejor punto en esta campaña: Sacar a Massa de su cueva, de su zona de confort, exponerlo a la luz y dejar que sólo se desenmascare. Todo esto  sin tener que bañar su intelecto de sangre. Porque el actual ministro de Economía, autor del desastre en el que vivimos y del desastre futuro cuando tengamos que pagar los planes “platita”, el costo de su campaña  y el resto de sus actuales desmedidas, se mostró tal como es porque su naturaleza pudo más que su fullería.

Al gran simulador de la política Argentina le pasó como al que juega con los tiradores de pantalón: Uno estira y estira hasta que repentinamente se suelta para pegar contra el cuerpo de manera violenta y ruidosa. Massa simuló tanto ser algo que no es, lo forzó, lo ensayó, lo coucheó, y mintió tanto sobre sí mismo, que llegó al tope  y la realidad le golpeó como el tirador, volviéndolo a lo que realmente es. “La pucha con el hombre, querer ser tantas cosas, y nunca más que cuando tan sólo es él”, diría Pablo Trullenque en su legendaria canción. 

Fue luego que Milei, con la tranquilidad y firmeza con que el León se defiende ante las Hienas tosedoras, terminó levantándolo en sus fauces para mostrárselo al resto de la jauría que tosía no ya para desconcentrar, sino de  atragantados por no lograr su objetivo.

A Javier Milei le reprochan no haber hablado de la situación actual, de lo que Sergio Massa viene haciendo, de no enfrentarlo en un cruce encarnizado de palabras, gritos y reproches. El libertario fue más inteligente que Massa, dejó que este se expusiera sólo, sin entrar en esa batalla cuerpo a cuerpo en la que el kirchnerista creía poder sacar una ventajita. Para pelear hace falta dos, y el Fullero, diría su jefa, se quedó en el escenario tosiendo la bronca e impotencia de no poder pegar duro y noquear a Milei. El más leguleyo no fue el más inteligente. Se quedó chapoteando en su propio barro de chicanitas, mentirillas y confabulaciones.

Milei no subestima a la gente. No necesita gastar minutos en contarle al pueblo la situación del país y la responsabilidad de Massa, porque la gente no es estúpida, ya lo sabe, lo vive, lo siente, y aunque algunos periodistas y medios se esfuercen en alivianar esto, el tirador vuelve y te golpea con la realidad al desnudo, tal cual es.

A Milei no le hacía falta hablar de la condenada Cristina, del infame de  Alberto, del inútil de Máximo, La Cámpora  “el clan de los escondidos” (¿Dónde están?), el yate de Insaurralde, Chocolate, Las valijas de López, la Duna de Boudou,  el resucitado Lázaro, la Rosadita, la década afanada, del desastre que vivimos desde hace más de 20 años de la que Sergio Massa ha sido socio y actor. La gente ya lo sabe, se enteró y está harta de estos oscuros personajes.

Milei, como el León del video, no salió a masacrar y bañarse de sangre como pedían los medios y los políticos. Eligió defenderse con estoicismo, serenidad e inteligencia, rebatiendo cada mentira de Sergio Massa sobre el y sobre la situación del país. Lo puso en evidencia y al no contestar de la misma manera la aberrante exposición, desnudó (sin que se le despeine el jopo)  la naturaleza mafiosa y violenta que tiene el candidato del kirchnerismo.

Milei, el León, eligió una sola presa  y, luego de cazarla, se la mostró al resto de las hienas tosedoras para que sepan que aunque esté solo en un atril y las Hienas tosan, rían, griten, atropellen, y amenacen, tiene la suficiente inteligencia para enfrentarlos, ajusticiarlos de a uno y defender su territorio y  sus ideas, sin necesidad de masacrar toda una jauría.

En el final del video, las Hienas huyen del lugar, desconsoladas, con uno menos en el clan, sabiendo que perdieron otra batalla más ante el León. Algo parecido puede suceder en Argentina el próximo domingo, cuando la urna electoral simbolice la Sabana africana.

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