Del like al insulto: la pelea Grabois–Lemoine y el clima enrarecido alrededor de LLA

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Grabois y Lemoine protagonizaron un fuerte cruce en redes tras la expulsión de Leila Gianni del bloque libertario en La Matanza.
  • El dirigente social ironizó sobre la caída de referentes de LLA y Lemoine respondió con un ataque personal.
  • La discusión escaló cuando Grabois mencionó internas y sugirió un desenlace institucional crítico.
  • El episodio reavivó cruces previos entre ambos, incluidas críticas de Grabois a Villarruel apoyadas irónicamente por Lemoine.
  • El contexto es un oficialismo tensionado por renuncias, reacomodamientos y conflictos internos.
  • Las redes sociales vuelven a operar como escenario central de confrontación política.

El intercambio en redes sociales entre Juan Grabois y la legisladora de La Libertad Avanza (LLA) Lilia Lemoine volvió a exponer el clima de tensión interna que atraviesa el oficialismo libertario en medio del goteo de renuncias, desplazamientos y rupturas que viene acumulando en distintas provincias. La última chispa surgió a partir de la salida de Leila Gianni del bloque de LLA en La Matanza apenas después de jurar su banca, un episodio que el dirigente social aprovechó para recordar otros casos similares y que Lemoine respondió con dureza.

Todo comenzó cuando Grabois citó una noticia sobre la expulsión de Gianni —referente cercana al espacio libertario— y deslizó una ironía que hizo ruido: “Atuncito Marra, Narco Espert, Doctora Gianni… van cayendo de a uno. Justicia poética”. La frase encendió la respuesta inmediata de Lemoine, que buscó devolver el golpe con un gesto personal: “¿Quién te llamó, pajarito?”, lanzó, una referencia a un viejo apodo del padre de Grabois, militante peronista.

El cruce no quedó ahí. El dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) redobló la apuesta y sugirió que las internas oficiales —como la recordada entre Milei y Victoria Villarruel— son apenas un anticipo de un deterioro mayor. “Les avisé con Villarruel, Marra, Espert, Gianni… cuando cambie el viento, se te dan vuelta todos los que ensobraron; pero vos seguí así, L, acompañalo hasta el helicóptero. La lealtad se respeta hasta en los enemigos. Besis”, disparó. La alusión al “helicóptero” —símbolo inevitable de una crisis institucional profunda— tensionó aún más el clima.

El episodio reavivó un historial de interacciones entre ambos que, si bien suele moverse entre el sarcasmo y la violencia verbal, revela un trasfondo político más amplio. Grabois, que desde hace meses se posiciona como uno de los críticos más activos del oficialismo, ya había confrontado públicamente a Victoria Villarruel en pleno estallido de diferencias internas dentro del gobierno. En aquel momento, la llamó “Videlina” y le pidió que renunciara, apelando a un tono irónico que generó repercusiones incluso dentro del propio espacio libertario.

Curiosamente, Lemoine —una de las figuras más identificadas con la comunicación del mileísmo— respondió aquel mensaje con un gesto de complicidad: “No me obligues a darte like, lpmqtrmp!”, escribió entonces, mezclando humor y una cuota de reconocimiento implícito a la crítica. Ese intercambio, que hoy vuelve a circular en redes, muestra que las fronteras entre aliados, opositores circunstanciales y adversarios ideológicos están lejos de ser nítidas.

El contexto que envuelve estos cruces tampoco es menor. En las últimas semanas, el oficialismo libertario ha enfrentado tensiones en varios frentes: renuncias en organismos descentralizados, legisladores que toman distancia, bloqueos en el Congreso y una serie de reacomodamientos internos que exponen las dificultades para consolidar un esquema político estable. Que una figura como Grabois utilice cada episodio para remarcar la debilidad del espacio no sorprende, pero sí lo hace la facilidad con que la disputa escala en redes, donde ambos exhiben sus estrategias discursivas ante públicos que se retroalimentan de la confrontación.

Para Lemoine, la pulseada en redes es parte de un rol que asumió desde el inicio del gobierno: defender a Milei y atacar cualquier referencia que, directa o indirectamente, sugiera fracturas internas. Para Grabois, en cambio, se trata de una oportunidad para agregar un capítulo más a su narrativa sobre la fragilidad del oficialismo, subrayando contradicciones y apuntando a figuras que considera claves en la órbita libertaria.

El intercambio también refleja la dinámica más amplia de la política argentina contemporánea, cada vez más influida por las redes sociales como escenario de batalla. La velocidad, el tono personal y la búsqueda de impacto inmediato sustituyen, muchas veces, el debate institucional. Las chicanas funcionan como combustible, y los liderazgos de ambos lados se retroalimentan de la polarización.

En este caso, además, el episodio ocurre mientras el gobierno intenta encarrilar su agenda legislativa y contener tensiones internas que podrían complicar su hoja de ruta. Los chisporroteos entre Grabois y Lemoine, aunque superficiales a simple vista, son parte del clima político que rodea esa disputa más profunda.

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