Estamos realmente en peligro culpa de los "loquitos asesinos" antivacunas

OPINIÓN Jorge Levin
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JORGE LEVINPor Jorge Levin

Estamos ante una situación alarmante provocada en gran medida por la proliferación de movimientos antivacunas. Es fundamental que intensifiquemos la educación y que se propague un mensaje claro sobre la necesidad de cumplir con el calendario de vacunación, porque, de lo contrario, estamos comprometiendo la salud pública. Existen cuestiones que no son sujetas de debate; es vital que el Estado utilice todas las herramientas a su disposición —incluyendo la vía judicial— para garantizar que los padres vacunen a sus hijos. Al calificar a los antivacunas como "locos asesinos", no busco ofender, sino subrayar la gravedad de su desinformación y cómo esta pone en riesgo a toda la sociedad. Las vacunas son esenciales; es hora de erradicar la ignorancia que las rodea.
La provincia de Córdoba enfrenta una crisis de cobertura vacunal infantil que es preocupante. Recientes datos oficiales indican que apenas el 60% de la población infantil está vacunada, muy por debajo del 95% necesario para garantizar la inmunidad colectiva. La doctora Sonia Nieva, directora de Planificación Estratégica en Salud, ha confirmado que este déficit expone a los niños y a la comunidad en general a riesgos innecesarios.
A nivel nacional, la situación es igualmente seria. En lo que va de 2025, se han reportado siete muertes por tos convulsa, todas en menores de dos años. Este alarmante dato refleja no solo la baja cobertura vacunal, sino también la fragilidad de nuestro sistema de salud. Córdoba se encuentra entre las provincias más afectadas, con un número de casos de coqueluche que preocupa. Entre los fallecidos, cuatro no habían sido vacunados, lo que subraya la importancia de cumplir con el registro de vacunación.
La Sociedad Argentina de Pediatría ha indicado que ninguna de las vacunas del calendario nacional alcanzó el 95% de cobertura el año pasado, lo que ha dejado a nuestra población vulnerable ante enfermedades prevenibles. Este escenario es inaceptable, y uno de los principales culpables de este déficit es precisamente el movimiento antivacunas. Aunque existen padres que simplemente no llevan a sus hijos a vacunar, es evidente que la desinformación y el miedo difundido por los antivacunas son factores que deben ser abordados con urgencia.
Desde la perspectiva de la salud pública, el descenso en la cobertura, como el de la vacuna triple viral —que se redujo al 46%— es un retroceso inquietante. La doctora Nieva, con casi 30 años de experiencia, ha sido clara: las vacunas han sido efectivas en la erradicación de enfermedades como el sarampión y la poliomielitis. La inmunidad colectiva es un concepto clave; vacunar a nuestros hijos no solo los protege a ellos, sino también a quienes los rodean.
Comparando con años anteriores, es evidente que la cobertura ha deteriorado significativamente. Aunque algunas vacunas han mostrado mejoría en 2024, la mayoría aún se encuentra lejos del objetivo del 95%. Necesitamos un compromiso fuerte para revertir esta tendencia.
La solución está en nuestro alcance. La educación, la concientización y la acción comprometida del Estado son fundamentales para recuperar la confianza en las vacunas. Debemos actuar con firmeza para proteger a nuestras comunidades y, en última instancia, a las futuras generaciones. Concientizar y vacunar son acciones que nos permitirán salir de este oscuro panorama. Es momento de dejar de lado la ignorancia y abrazar la ciencia con la firmeza que la situación amerita.

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