Confiado por los votos, Hacemos no evalúa cambios en Presupuesto

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La sesión del miércoles pasado en la Legislatura dejó algo más que la media sanción del Presupuesto, el Código Tributario y la Ley Impositiva 2026: expuso en tiempo real el nuevo mapa político del recinto y, sobre todo, el margen de maniobra que el oficialismo está dispuesto a conceder en un año que Martín Llaryora considera determinante para consolidar su proyecto provincial. Con 34 votos propios y el aporte necesario de aliados circunstanciales, Hacemos Unidos por Córdoba logró la aprobación inicial del paquete económico, aunque el clima distó de la armonía que algunos —por demás optimistas— esperaban. Para el oficialismo, sin embargo, fue una jornada ‘sin daños’ y un resultado que refuerza la confianza en sostener el rumbo.

El llaryorismo llevó el texto al recinto con la certeza de que parte de la UCR y del PRO acompañarían en general, pero también sabiendo que el costo sería exponerse a una lluvia de cuestionamientos en lo particular. Y así fue: el radicalismo llegó dividido, con un bloque que ventiló sus desacuerdos en voz alta; el PRO volvió a mostrar que no actúa como fuerza cohesionada; y el Frente Cívico, la Izquierda, Encuentro Vecinal y los libertarios completaron un menú opositor que incluyó advertencias judiciales y referencias al “agrandamiento” del Estado.

Ese telón de fondo dejó planteada la pregunta que atraviesa ahora al oficialismo en la previa de la segunda lectura. La cuestión es saber si Llaryora deberá retocar el proyecto para contener fisuras opositoras que podrían escalar el costo político, o si insistirá en sostener su Presupuesto como señal de que no habrá variaciones en la estrategia fiscal de 2026. Dentro de Hacemos predomina la idea de reafirmar el rumbo con un texto prácticamente inalterado, aunque admiten que podría haber revisiones puntuales en temas de los considerados “sensibles”.

“Los números son contundentes”, fue la reflexión que Alfil pudo rescatar en el día posterior a la votación, donde predominó el mensaje congratulatorio del gobernador para con sus legisladores por haber dado el primer paso hacia la ratificación del rumbo de gestión. Por esa razón, la proyección interna para la segunda lectura no provoca grandes dudas en un oficialismo que observa a una oposición desunida y confía incluso en mejorar la performance sin necesidad de hacer concesiones de fondo. Y si así no ocurriera, el compromiso con el proyecto es tan alto que bastan los números de la primera vuelta para asegurar el avance del plan.

El capítulo de la deuda fue uno de los que concentró los rechazos del miércoles, especialmente con las intervenciones de Rodrigo Agrelo y Gregorio Hernández Maqueda, este último con la tesis de que la autorización debía aprobarse con dos tercios. La amenaza de judicialización por “inconstitucionalidad” fue leída en el Panal como un movimiento propio de sectores sin posibilidad de acuerdo. “Es parte del juego del 2027”, reconocen en Hacemos, en un capítulo que dan prácticamente por cerrado.

Más allá de la postura firme, el oficialismo no descarta pequeñas revisiones frente a las críticas por recortes en áreas sensibles. El Gobierno entiende el juego opositor y evita amplificarlo, pero tampoco quiere quedar asociado a una versión cordobesa de la “motosierra”. Por eso, cuestiones vinculadas a educación, salud y discapacidad podrían habilitar ajustes acotados que no alteren el diseño general. Un ejemplo se vio con la propuesta del radical Alfredo Nigro para ampliar la exención del impuesto automotor a personas con discapacidad, una medida presentada “con responsabilidad fiscal” y que el oficialismo evalúa incorporar como gesto de apertura.

Aunque confiado en los números, el Panal sigue moviendo sus fichas con prolijidad. Es que, en apariencia, el Presupuesto continúa en revisión técnica: ayer hubo reuniones en la Legislatura, una de ellas encabezada por el ministro Horacio Ferreyra, quien recibió de la comisión convocante un listado de dudas y pedidos que -prometen- serán procesados por el Ejecutivo.

El proceso posterior a la primera lectura también empieza a marcar el escenario para la próxima sesión, que tendrá una Legislatura reconfigurada. Facundo Torres asumirá la presidencia del bloque oficialista tras la salida de Miguel Siciliano, ahora rumbo a un ministerio. Será la primera prueba de Torres al mando del joystick legislativo, una oportunidad para sumar millas en un momento en el que, inevitablemente, será comparado con la gestión de su antecesor. Aunque el Presupuesto parece encaminado desde el miércoles, la sesión que viene será clave para medir el funcionamiento de la nueva arquitectura oficialista.

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

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