China podría intervenir en la presión militar de EEUU a Maduro
INTERNACIONALES
Agencia de Noticias del Interior

Durante la presidencia de Hugo Chávez, China se consolidó como uno de los principales socios de Venezuela. Seis meses después de asumir el cargo, Chávez viajó a Pekín y firmó siete acuerdos comerciales con el entonces presidente Jiang Zemin, incluyendo un contrato de 30 millones de dólares para maquinaria agrícola. Esta relación generó préstamos por petróleo sin precedentes en América Latina, con un total que superó los 62,600 millones de dólares entre 2000 y 2016, según Transparencia Venezuela. En ese período, Venezuela recibió el 44% de todos los préstamos otorgados por China en la región.
Sin embargo, la relación se ha deteriorado. La imagen del socialismo de Chávez se desvaneció debido a la corrupción, el gasto excesivo en programas sociales y la caída del precio del petróleo, vital para la economía venezolana. Actualmente, bajo Nicolás Maduro, China adopta una postura cauta, priorizando sus intereses económicos tras las dificultades que ha enfrentado con el chavismo.
En reiteradas ocasiones, Pekín ha expresado su oposición a acciones que para ellos pongan en riesgo la estabilidad en América Latina, como la reciente operación militar contra el narcotráfico impulsada por Estados Unidos. No obstante, su apoyo al régimen de Maduro ha sido limitado. Evan Ellis, profesor en el U.S. Army War College, comentó que Venezuela ha resultado ser un socio comercial problemático para China, destacando problemas de corrupción y falta de cumplimiento con contratos.
El régimen chino, según análisis, se enfoca en salvaguardar sus intereses económicos, y no en defender a aliados bajo presión militar. Esto lleva a concluir que, si se produce un cambio en el gobierno venezolano, podría representar un revés estratégico para China, pero potencialmente una mejora en términos comerciales.
Varios proyectos de empresas chinas en Venezuela han fracasado, como el caso de la China Huanqiu Contracting and Engineering Corp., que suspendió un contrato por impagos de PDVSA en 2019, y el reclamo de Sinopec por 23.7 millones de dólares en 2017 por un contrato de suministro que no recibió en su totalidad. Estos incidentes evidencian la creciente desconfianza de Pekín hacia el actual régimen venezolano.
Hasta ahora, China parece optar por una estrategia de observación, midiendo los cambios en el país que alberga millonarias deudas y vastas reservas de petróleo aún inexploradas.




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