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LAS MUJERES QUE MARCARON MI VIDA (SEGUNDA PARTE)

POLÍTICA - LA COLUMNA DE JOSÉ ADEMAN RODRÍGUEZ 13/06/2021 José Ademan RODRÍGUEZ
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JOSE ADEMAN José Ademan RODRÍGUEZ

LAS MUJERES QUE MARCARON MI VIDA (SEGUNDA PARTE):

MARTA MIRÓ

Todas estas vivencias que escribo los domingos en este periódico se deben a una catalana de pura cepa: Marta Miró.

Ella hace unos años me pasaba al ordenador mis intrincadas y vulgares historias, pues yo no sabía ni escribir a máquina, menos manejar una computadora. Lo hacía con bolígrafo y papel.

Marta era paciente de mi clínica y contemplar a una mujer hermosa, tenía para mi el mismo efecto que un beso demorado, o un amague de la Wanora Romero... o contemplar la noche de Rembrandt. Uno quedaba petrificado, envuelto en una atmósfera encantada como los hinchas de Belgrano cuando el Pucho Arraigada la bajaba desde lo alto y quedaba pegada al empeine como con Poxipol.

No respeté su turno para seguir en la contemplación de esta preciosa mujercita de unos 25 años mientras yo pasaba de un consultorio al otro para junarla con el rabillo del ojo. Pelo azabache bien renegrido, melenita ‘’a la garzon’’, hermosos sus ojos de azúcar quemado. Se dio cuenta... Ahora sus ojos eran lanzallamas que partían del fondo de sus ojeras violetas que justo era mi color favorito: el de la madrugada. ''Que hermosa es!'' me dije. Ella tenía sus mejillas sonrojadas de bronca, con el rubor del fastidio, por la demora.

Por fin, cuando le tocó pasar, y una vez sentada en el sillón, deslizó socarronamente: ''Doctor ¿Ya se cansó de dar vueltas?!''. Con los reflejos de Locche, le contesté: ''¿Y tu no estás cansada?''. ''Y sí, de esperarlo sentada!'' - dijo. ''No'' seguí yo, ''Porque estuviste dando vueltas muchas veces alrededor de mi cabeza!''. Ahí sí, salve el honor. Y hablando, pues el paciente no es ni un cliente ni un número. Hay que hablarle porque es una persona.

Allí me enteré de que su padre fue entrenador de fútbol del club Júpiter y de la selección juvenil regional catalana; que era arqueóloga y correctora de libros para diferentes editoriales. Fue entonces cuando puse el freno de mano. Respeto total de admiración.

Al decirme eso de las editoriales se me hizo la idea que quizás me podría ayudar en esa tarea que rondaba en mi cabeza, la de escribir mis memorias. Luego de la consulta, quedamos en que me ayudaría a borronear mis tonterías que se hicieron páginas de mi vida. Y así, mientras seguía desenterrando milenios con la pala para meterse en los secretos de la tierra, por espacio de tres o cuatro años, con total abnegación venía a mi casa, un par de veces a la semana.

Con Marta aprendí que los catalanes no son tacaños sino lúcidos comerciantes y gracias a ella, puedo hablar de la dulce Cataluña de Jacinto Verdaguer.

Yo le hacía escuchar tangos… Y tan fino era su oído, no solo para diferenciar a los tenores Afredo Kraus y Jaime ''Giacomo'' Aragall, pero también para saborear el medio tono de Floreal Ruiz, la elegancia tenorina de Jorge Casal o el desgarro de Alberto Morán y las orquestas del dos por cuatro. Los caballos desbocados de la yumba por Osvaldo Pugliese y el solo melancólico de Pichuco Troilo. Yo le hacía jugar a adivinar quien eran los intérpretes.

Me desenredaba los cables del ordenador, y de mí cerebro afectado siempre por borrascas neurológicas.

Un día le pregunté cómo se definiría ella y me dijo:

''Lo que me define, es la belleza improductiva. La que no sirve. Por ejemplo, me encanta contemplar como va cayendo la luz del día y el cielo se vuelve azul para destacar el lucero. Estar con personas que tienen problema de salud mental, me gusta acompañarlas, las encuentro bellas... la personas creativas... la música.''

Se define como la guardiana de la belleza improductiva. Esa belleza que te llena el alma. Tomando una cerveza o compartir una comida con risas.

Y me remató un día: ''Compartir el tiempo negrito, era dilatar el tiempo de forma suave, cómplice y mágica''.

Han pasado como treinta años, ya peina canas su pelo azabache y dejamos de vernos... pero guardamos, cada uno,  pedazos grandes y muy lindo de nuestras vidas.

Sin duda alguna, Marta Miró fue es una mujer que marcó un pedazo importante de mi vida....

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